PALABRAS MÁS/ Repetir y culpar a los otros 

Una tonelada de locura. Eso son los poetas.

Así deben ser. Usted no puede meter

una tonelada loca al manicomio.

Ernest Hemingway

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ (@arturosuarez). Aquí se lo he dicho, yo soy de los que nunca ha creído que con López Obrador México se convertiría en Venezuela, en Cuba, mucho menos en China, aunque no queda por ganas del tabasqueño y de sus acompañantes. Como varios le han dicho entre ellos Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas, no se sabe que es eso de la 4T, nunca supieron cómo actuar, no hubo un diagnóstico que a su vez diera lugar a un proyecto de soluciones, solo se limitaron a su “no robar, no traicionar y no mentir”, de ahí se desprende su economía moral, su cartilla, sus institutos y cambios en dependencias que resultaron un verdadero fracaso.

Insisto López no será un dictador porque no le alcanza para eso, pero cuidado con el empoderamiento que le ha dado al Ejército, con la militarización y el juego político, por lo que respecta al sexenio del Pejelagarto está perdido, no hay resultados y ante ello y según dice el manual no escrito de los dictadorzuelos latinoamericanos no hay que aceptar ningún error, los fracasos son culpa de los contrarios, son responsabilidad de los neoliberales o de quienes están a favor del imperio Yanqui, eso lo escuchamos en voz de Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales, Lula da Silva y por supuesto López Obrador.

Solo como ejemplo, en las redes sociales abundan los comparativos, videos que parecen calcas y solamente cambia el escenario, “vamos a vender el avión presidencial” decía el venezolano Maduro, lo repitió el tabasqueño López y luego el peruano Pedro Castillo, si se busca seguramente habrá otros dichos similares, bajar los combustibles, por el bien de todos primero los pobres y una larga lista de promesas incumplidas, eso sí escudados en los programas sociales que desangran lo erarios por otorgarlos indiscriminadamente mientras la crisis económica y la inflación consume el poder adquisitivo de los que menos tienen.

Lo que vivimos en el país con López Obrador y los morenos, en América Latina se viene fraguando desde la década de los 70, como siempre llegamos tarde, pero incluso los priistas tuvieron presidentes populistas y así nos fue, no es muy diferente de aquella época de los años 80 en que solo se trataba de administrar la abundancia, para ser francos hasta en eso fracasamos. López Obrador se formó en ese PRI, el más rancio y autoritario por eso sus formas, además no niega su atracción por líderes ya mencionados que en algunos casos tienen a sus pueblos con la bota en el cuello.

En la recta final de la administración de López Obrador y ante el fracaso de sus proyectos entre los que destacan sus obras puestas bajo la lupa de ser viables, la no pacificación del país, la militarización, los muertos que se cuentan por miles y suman 138 mil 524 homicidios dolosos, la tensión con EU en el T-MEC y una larga lista, no le queda de otra más que seguir construyendo una narrativa optimista que derrumban sus mismos datos y que secundan moneros “izquierdosos” enriquecidos con los recursos para hacer propaganda, modistos de las redes sociales, entre otros que no hacen análisis sino alabanzas.

Pero los que alguna vez lo apoyaron y que sus trayectorias los avalan hacen duras críticas al comportamiento presidencial, ahí está la periodista Elena Poniatowska que dice que no puede ser sabiondo, Carmen Aristegui que de traidora no la bajan en Palacio Nacional, o Gibrán Ramírez que dice que algunos legisladores recibieron patrocinio del crimen organizado.

Así seguirán las cosas en lo que resta del sexenio, un presidente más radical y enojado contra quienes lo critican, pero fiel a los tiempos y como siempre pasa, la soledad de los últimos meses lo van a poner peor… pero mejor ahí la dejamos.

Escríbeme tus comentarios al correo [email protected] y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_.

Hasta la próxima.

www.entresemana.mx

Check Also

PALABRAS MÁS/ Las premoniciones de López

Todo tiene su molde. El pensamiento también.  Pero, así como no hay que temer a …