POSTIGO/ En busca del piso parejo

JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ

Desde el momento en que Marcelo Ebrard exigió piso parejo ya su libro se estaba cocinando. La presentación de “El Camino de México, que es su curriculum novelado. No aporta nada, no renueva nada. Sólo muestra una trayectoria burocrática.

Un libro dedicado a una clase media acostumbrada a leer libros superficiales, poco profundos, escrito por personajes sin el oficio de escribir. Esos libelos que escriben quienes no son escritores y leen personas que no tienen el hábito de la lectura. Sin más objetivos de ser papeles propagandísticos.

La frase de Piso parejo, es parte de esa propaganda, que se expresa no como una exigencia real sino como una consigna que identifique a la campaña de Ebrard, ante la carencia de ideas y propuestas que confirmen que seguirá los lineamientos de la 4T, que seguramente desechará más temprano que tarde en caso de llegar al poder. Porque desde la aparición de su libro el piso parejo, en la pelea por la candidatura, no existe.

Porque o se trata de un escritor que publica un nuevo libro, tampoco la muestra de una vocación literaria, porque nunca antes Ebrard había escrito libros. Se trata de una acción propagandística con el objetivo de que voten por él para ganar la encuesta. Es decir, es una trampa.

Como si mantuvieran una comunicación telepática, la consigna de piso parejo es una misma a dos voces: la de Ebrard y la de Monreal, dúo dinámico a la hora de mostrar diferencias con la 4T. Esta consigna es una falta de respeto a la población del país porque las decisiones de quienes votarán por sus diferentes precandidatos están definidas y con solidez. Lo que debe cuestionarse es su apego, adhesión ante la separación, incluso puede llamarse traición, a la 4T.

El desenmascaramiento de los medios que no cumplieron su labor social y su responsabilidad histórica lo hicieron los mexicanos. No se trata de una orden unipersonal o de una agresión partidista o idea ideológica.

Los mexicanos detectaron la mentira de los medios convencionales y prueba de ello es que en 2018 votaron por Andrés Manuel López Obrador, el primer presidente cuya popularidad no producto de los medios. Al contrario, desde años atrás los medios en México se dedicaron a combatirlo en todo momento. La propaganda en algunos medios fue profusa, constante, intensa. Desde luego, dicha tarea de nado sincronizado incluía mentiras y pronósticos sin fundamento como el del dólar a 50 pesos o la hambruna en todo el país, o el desempleo total, etc. Estos augurios de los medios tradicionales y cadenas nacionales e internacionales de noticias no fueron tomados en cuenta por los mexicanos y votar por el actual Presidente.

Es en esos medios, rechazados por los mexicanos, son a los que acude Marcelo Ebrard para dar a conocer sus propuestas políticas, mostrando cuál es el segmento de la población a la que la interesa convencer.

Se habla de piso parejo como punto de partida hacia la encuesta, cuando en realidad éste debe centrarse en la responsabilidad de las casas encuestadoras, que deben ser vigiladas bajo la lupa. Pero ninguno de los precandidatos habla de esa exigencia popular, que es donde lo parejo debe ser observador con rigidez.

Los impulsores de Ebrard hablan de piso parejo para no mencionar las diferencias sociales abismales entre los mexicanos, de lo cual nunca va a hablar en sus discursos. Hablará de la pobreza, pero no de la riqueza, exaltará la ayuda a los pobres pero no el origen de esa miseria.

La desigualdad de circunstancias en México es parte de nuestra cultura lamentablemente. Hay millones de mexicanos que nacen pobres y mueren pobres, y una minoría que nace millonaria y muere millonaria o, por lo menos acomodada, a la que anda les hace falta, es a ésta parte de la población a la que representa Ebrard.

El piso parejo en México es una utopía, todavía.

@Josangasa3

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