La primera libertad de las mujeres, elegir marido, el tema de Moliére

>> El dramaturgo ¿un “feminista” de su época?  O un antifeminista de occidente

>> El INBAL conmemora el 400 aniversario del natalicio de Molière con Las preciosas ridículas

>> El montaje forma parte del repertorio de la Compañía Nacional de Teatro se presentó el este sábado en redes sociales 

Sara Lovera

Ciudad de México, 16 de enero (SemMéxico/entresemana.mx, Ciudad de México). En el marco de la conmemoración del 400 aniversario del natalicio del actor, dramaturgo y poeta Jean-Baptiste Poquelin Molière, considerado uno de los mejores escritores de la lengua francesa y la literatura universal, que en su época se acerca a un tema fundamental del feminismo: la libertad de las mujeres, la Compañía Nacional de Teatro (CNT) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) presentó Las preciosas ridículas, una de sus principales obras de repertorio.

Las preciosas ridículas es una comedia la cual el dramaturgo, muestra el ego de dos mujeres y de cómo sus “extravagancias” las llevó a que dos hombres las humillaran y las engañaran. Es una obra muy famosa de Molière, escrita en 1659 y fue estrenada en París en el mismo año.

Molière, según Javier del Prado Biezma, muestra un feminismo ambiguo que trata de analizar los problemas de la mujer para ejercer su libertad (para elegir su matrimonio o para negarse al matrimonio), apoyándose en un recorrido por las distintas obras de Molière que se refieren de manera directa al problema del amor y, de manera más particular, del amor en el matrimonio.

El crítico parte de las diferentes posturas que, respecto al tema de la igualdad de la mujer y de su libertad elaboran el racionalismo (Descartes) y el naturalismo (Gasendi) en el siglo XVII,  trata de demostrar cómo Molière se pone del lado del naturalismo; lo que le lleva defender una igualdad y una libertad que se limita al derecho de elección en el amor (pero dentro de la obligación biológica y sociológica del matrimonio), frente a una actitud que defiende el feminismo del siglo XVII que exige para la mujer los mismos derechos que para el hombre: evidentemente, la libertad de elección en el amor (para el matrimonio o no) y, sobre todo la libertad de poder negarse al matrimonio, buscando su realización total en otras actividades como la ciencia y las artes. Para ridiculizar y destruir estas pretensiones, dice que Molière recurre a la trampa cómica que consiste en meter a todas esas mujeres (sabias o preciosas) en la categoría cómica de las ridículas.

La puesta en escenase transmitirá por el canal oficial de YouTube del INBAL y de la CNT, el sábado 15 de enero a las 12:00 horas, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México. Este montaje se estrenó en 2018 en La Corrala del Mitote (escenario abierto al público en el Centro Nacional de las Artes).

Molière es reconocido como creador del género de la comedia moral, enfocada en exponer los vicios sociales con la intención de corregirlos a través de la risa. Las preciosas ridículas, primer éxito del dramaturgo, relata la historia de dos mujeres pertenecientes, supuestamente, a un nivel social superior, engañadas por dos impostores, a quienes ellas habían rechazado por considerarlos de menor condición social.

Jean-Baptiste Poquelin adoptó el seudónimo de Molière, por el que sería mejor conocido, al inicio de su carrera como actor. Nació en París el 15 de enero de 1622 y murió el 17 de febrero de 1673.

Favorito del rey Luis XIV, creó el 30 de junio de 1643, ante notario, El Ilustre Teatro, su propia compañía en conjunto con otros 10 actores. Su interés por la dramaturgia comenzó al realizar adaptaciones de obras españolas e italianas para finalmente escribir textos de su autoría, como son La escuela de las mujeres, El misántropo, El avaro, El médico a palos y El amor médico, en la que también actuaba.

La CNT del INBAL ha llevado a escena las obras Las mujeres sabias en 1979, con dirección de Héctor Gómez, y Don Juan, bajo la dirección de Ludwik Margules en 1997, quien en la presentación de esta obra escribió: “De acuerdo con los cánones de la teoría dramática en boga, se acostumbró considerar la obra dramática de Molière como una crítica demoledora de los vicios de la sociedad y de sus hombres. Con insistencia se tiende a relacionar el desenmascaramiento de los vicios de carácter con la época del ‘Rey Sol’ en la que vivió Moliere.

Para nuestro crítico, “Al aproximarse con mayor detenimiento a los textos del dramaturgo francés, nos damos cuenta de que lo anterior fue apenas un punto de partida. Molière descubre la falla esencial en la organización del universo y, en consecuencia, la bancarrota de las relaciones humanas, de ahí su profundo pesimismo”.

Pero, y este es el sentido profundo de la obra que ahora trae al público el IMBAL, ¿En qué medida su visón está regida por estereotipos de la relación amorosa, ligados al tema teatral del cornudo, por estereotipos de la mujer que engaña para liberarse y/o de la mujer que engaña, simplemente, porque el fuerte engañado por el débil es siempre causa de risa, tema de chiste, por la visión social que el hombre tiene de la mujer (visión dependiente siempre de los tópicos de la frivolidad, de la debilidad, de la inestabilidad, del fingimiento y del engaño, o en qué medida su visión pertenece a la experiencia profunda, existencial y epistemológica, del autor?

Existe en el siglo XVII francés un movimiento que encarna y defiende los presupuestos ideológicos de Descartes y las realizaciones pedagógicas de Poulain de la Barre, y este movimiento tiene un nombre: el Preciosismo.

El preciosismo no es, evidentemente, un movimiento ridículo, centrado en una delicadeza de sentimientos y de lenguaje excesiva, según quedará metonimizado (de manera perversa) en las obras de Molière, en especial Les précieuses ridicules et Les femmes savantes.

El Preciosismo, heredero de todo el feminismo francés que arranca de la Edad Media (las cortes de amor) y del Renacimiento, con Christine de Pisan, Louise Labé y otras famosas literatas, es, ante todo, uno de los primeros movimientos feministas de Occidente.

Como tal, el Preciosismo (femenino) se construye sobre dos axiomas; sobre dos reivindicaciones que no sólo ‘enfrentan’ al hombre con la mujer, sino que, en dicho enfrentamiento, pretenden la igualdad de ésta con aquél en todos los niveles de su naturaleza y comportamiento.

En primer lugar, la igualdad entre hombre y mujer, en los problemas del amor, es decir, en el matrimonio; con el derecho de la mujer a elegir su pareja, pero con el derecho, también, a negarse a dicho matrimonio, si éste no viene acompañado de los elementos necesarios para que el amor sea en él una realidad o, simplemente, porque se ha elegido otro camino. Los elementos a los que aludíamos son dos: primero, la igualdad en la elección, es decir, la capacidad en la igualdad de la elección, y en segundo lugar, la aportación de un conjunto de cualidades por parte del hombre, capaces de convertir el amor no sólo una realización física (algo admitido y tolerado por el statu quo más avanzado), sino también una realización intelectual y estética, ligada a su capacidad o riqueza imaginaria: es decir, el amor tiene que permitir la creación de un espacio donde la imaginación, la fantasía y la capacidad creadora de la mujer también puedan manifestarse.

De este doble presupuesto nace toda la teoría preciosista del amor y de la ficción amorosa en la literatura del siglo XVII; teoría y ficción tan denostadas por una crítica materialista de escasos vuelos que, en muchas ocasiones, ignora la razón histórica de los movimientos culturales y literarios.

El segundo axioma, o la segunda reivindicación, del Preciosismo femenino atañe al derecho que tiene la mujer para acceder también a los bienes del espíritu y para acceder, si lo desea, única y exclusivamente a los bienes del espíritu, sin tener que acceder necesariamente a la condición de mujer casada y a la condición de madre.

El Preciosismo es, en definitiva, una concepción libre y espiritual de la relación amorosa; pero el Preciosismo es también, y, ante todo, una reivindicación de la capacidad intelectual y artística de la mujer: la afirmación y la defensa del derecho que la mujer.

Javier del Prado Biezma sostiene que la mujer tiene a ser sabia como el hombre, y no sólo madre o, si se tercia a ser sólo sabia, como algunos hombres, sin recibir a cambio ningún menosprecio.

¿Cómo se sitúa Molière en este conflicto? Evidentemente, del lado de lo que hemos llamado el espíritu burgués naturalista; y de ahí viene la ambigüedad (cuando no la perversión) de su feminismo.

En efecto, su concepción naturalista de la mujer lo llevará a defender la realización natural de ésta, es decir, su acceso a través del instinto (el amor no se aprende, el amor no se impone, el amor nace espontáneamente — y todos los personajes femeninos privilegiados por Molière dan testimonio de ello), al espacio del amor libremente elegido. A la defensa de este espacio la llama este crítico feminismo primario. Pero su condición de naturalista, anclado en el sentido común de la burguesía del momento, lo llevará a adoptar una postura totalmente antifeminista, si consideramos la realidad, el derecho que tiene la mujer a su realización total, intelectual, estética e imaginaria.

A esta negación de un derecho que los más progresistas del siglo ya le conceden a la mujer, la llamo antifeminismo en segundo grado. Este punto de vista no sólo es propio de un crítico del siglo XX (marcado por una madre que me educó en el feminismo desde la más tierna infancia). La representación de Les femmes savantes, en 1672, coincide prácticamente con la publicación del

libro de Poulain de la Barre, L´égalité des sexes. Ya desde el momento de la representación de la más famosa, tal vez, de las obras de Molière, ya desde ese mismo momento, las mujeres que exigen su libertad y el respeto a su capacidad intelectual.

El Dramaturgo

La vida del dramaturgo llegó a su fin el 17 de febrero de 1673 a causa de una neumonía, después de una función de El enfermo imaginario, en la cual actuaba como Argan. Este hecho originó la leyenda de que había muerto en el escenario.

La Secretaría de Cultura considera, contrario a lo real, que Las preciosas ridículas es una obra ágil y divertida en la que los personajes discriminados buscan venganza y justicia, inmersos en una época en la que, como sucede actualmente, quienes se sienten disminuidos ante la sociedad se cubren de presunción para disimular su temor, sus deficiencias y sus verdaderos deseos.

La puesta en escena cuenta con la adaptación y dirección de Octavio Michel, el diseño de movimiento y coreografía de Ruby Tagle, el diseño de vestuario de Libertad Mardel y el diseño de maquillaje de Maricela Estrada.

Participan los integrantes del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro: Fernando Bueno, Karla Camarillo, Miguel Cooper, Mireya González, Jorge León, Carlos Ordóñez, Octavia Popesku y Rodrigo Vázquez, así como el músico Pablo Ramírez.

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