El factor Sahel y el terrorismo islámico en la geopolítica

MARÍA MANUELA DE LA ROSA A.

Sahel, la franja del norte africado considerada escondite del yihadismo, pero también llamada el cinturón del hambre africano.

El Sahel es una zona del norte de África que la atraviesa del Atlántico hasta el Mar Rojo pasando por doce países: al Norte Mauritania, Malí (que prácticamente divide al país de Norte a Sur), Argelia, Níger, Chad (también dividida por esta franja de Norte a Sur), Sudán (igualmente dividido por la franja de Norte a Sur) y toda Eritrea.  Al Sur Senegal, Malí, Burkina Faso, Nigeria, Chad, Sudán, una punta de Sudán del Sur y Etiopía.

Antiguamente y aún hoy es un importante corredor comercial, por donde han pasado mercaderes a lo largo de toda la historia, desde los fenicios, árabes, persas, griegos, romanos y europeos.

Sin embargo, esta zona ha sido escenario de muchos conflictos, donde hoy confluye la pobreza, delincuencia organizada y terrorismo a lo largo de 5.000 km que atraviesa el Norte del continente africano, sirviendo asimismo de transición entre el desierto del Sáhara y la sabana africana.

Esta inmensa franja cada vez está más militarizada y Malí podría convertirse en un santuario para los terroristas, lo cual constituye una potencial amenaza para Europa.  Ya antes lo había advertido el coronel Ignacio Fuente Cobo, analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), dependiente del Ministerio de Defensa, quien destacó que existen varios elementos que podrían acentuar la crisis que ya de por sí enfrenta esta región del África Occidental, ya que se trata de estados muy débiles surgidos de procesos coloniales y que en su mayoría se independizaron a mediados del siglo XX; con una renta per cápita muy baja en contraposición con un crecimiento demográfico significativamente alto, que según estima este experto,  es una bomba de tiempo que podría explotar, pues esta pobreza implica que muchos jóvenes se queden sin oportunidades de educación y empleo, siendo presa fácil de grupos  criminales y extremistas, cuyos métodos de persuasión suelen ser muy eficaces. Asimismo, está el factor del cambio climático, porque esta franja semidesértica está padeciendo periodos de sequía cada vez más prolongados; pero, además, esta región se está convirtiendo en territorio casi exclusivo del yihadismo, porque a medida que va quedando más desierto, los terroristas pueden moverse con mayor facilidad.

Se sabe que desde el 2007 Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) ha tenido gran  presencia en la zona, sobre todo en Argelia, Mali, Mauritania y Níger. Boko Haram se fundó en 2002 y lleva también varios años operando en partes de Nigeria, Níger, Chad y Camerún, lo mismo que Al Shabaab en la parte Este, principalmente en Somalia, países que, por otro lado, se han caracterizado por una constate inestabilidad política.

Hace algunos años el Sahel estaba relativamente aislado de Europa, no sólo por el Mediterráneo, sino por los países del Norte de África, en la ribera sur del mar, que en su momento  tuvieron una relativa estabilidad política; sin embargo, debido a la crisis de Libia, que se volvió incontrolable, a través de su territorio, junto con Níger y Chad, los problemas del Sahel están permeando en Europa, que se agrava por el movimiento de mercenarios y armas desde Libia hacia el Sur, precisamente por la franja de Sahel, para abastecer a los grupos yihadistas que operan en aquella región.

Muchos integrantes de esos grupos terroristas son miembros del Estado Islámico (EI) que fueron derrotados en la ciudad siria de Sirte en 2016. Y es muy probable que los que fueron vencidos en Siria e Irak se hayan integrado a estos grupos que se han apoderado del Sahel.

Algunos otros se han ido hacia Afganistán, que es una zona de acogida de yihadistas; pero algunos han sido detectados por los servicios de inteligencia occidentales en la zona de Asia Pacífico. Y aunque no se ha comprobado del todo, existe la probabilidad de que parte de estas organizaciones cruzaron el océano para probar suerte en América Latina, con vistas no sólo a realizar atentados en los Estados Unidos; aunque, primero se avocarán a realizar una labor de adoctrinamiento en países afines a doctrinas de izquierda, cooptar adeptos y una vez preparados, su fin último sería ingresar a los Estados Unidos.

Sergio Altuna, del Real Instituto Elcano, especialista en El Magreb y en el Sahel, opina que la derrota del Estado Islámico en otros lugares ha propiciado que la zona de Sahel se haya convertido en un potencial punto de reunificación del movimiento yihadista, ya que para que esto suceda, no hay necesidad de que el Estado Islámico envíe ahí nuevos combatientes, porque los yihadistas llevan ahí años operando.

Occidente no ha pasado por alto esta situación, ya que han tomado acciones para enfrentar estas potenciales amenazas para la seguridad, por lo que cada vez hay más presencia militar en la zona, principalmente europea por parte de Francia, que tiene muchos intereses en la región, sobre todo porque ahí están sus principales abastecimientos de uranio, proveniente de Níger; también hay tropas estadounidenses y españolas.

En el Sahel hay varias operaciones y misiones de tropas de los cascos azules, dependientes de distintas organizaciones y países, sobre todo de la Unión Europea y de las Naciones Unidas, que han superado los 15,000 efectivos, principalmente a partir de la Resolución 2100 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, establecida en el 2013 y la Resolución 2164 un año después.

Sin embargo, en toda la región de países colindantes con la franja Sahel existe una gran animadversión contra Francia, la antigua metrópoli de las colonias; baste decir que en junio de este año Malí, que actualmente es gobernada por una junta militar,  aprobó en su nueva Constitución la eliminación del francés como lengua oficial. Cabe mencionar que en el mundo 327 millones de personas hablan francés y la mitad está en África, con 167 millones de francófonos, siendo Malí uno de los mayores hablantes de esta lengua, con lo cual la cultura francesa tendrá que marcar un antes y un después en la historia de la lengua, que va a tener múltiples repercusiones.

En los últimos años el continente africano ha estado dando señales muy contundentes de su presencia en el mundo y seguramente será un elemento fundamental de la geopolítica internacional que podría inclinar la balanza entre Oriente y Occidente, como ya lo hemos señalado.

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