El factor Irán dentro de la seguridad global (III)

MARÍA MANUELA DE LA ROSA AGUILAR

La Constitución de la República Islámica de Irán establece que su sistema político está protegido por los Cuerpos de a Guardia Revolucionaria Islámica  CGRI), y si bien el Ejército regular es el encargado de la seguridad nacional y proteger las fronteras, la Guardia Revolucionaria, dentro de su misión de proteger al sistema, juega un papel fundamental al prevenir la interferencia extranjera y los golpes de Estado por parte de los militares o de otras fuerzas que pudieran surgir. De esta manera, aunque estas milicias forman parte orgánica de las fuerzas armadas, como se ha visto, están por encima de la cúpula militar y han adquirido un poder inusitado y cada vez su influencia es mayor.

Los efectivos de la CGRI, que oscilan entre los 125 mil y 200 mil elementos, constituyen casi la tercera parte de las fuerzas armadas de Irán, que en el ranking mundial ocupa el 7º lugar por el número de sus integrantes, con 575 mil efectivos. Pero, además, la Guardia Revolucionaria cuenta con fuerzas terrestres, aéreas y navales, prácticamente fuerzas armadas paralelas en un mismo país. Por eso la comparación con el Grupo Wagner en Rusia, aunque hay una gran diferencia entre un grupo armado mercenario y unas milicias aglutinadas en torno a una ideología que busca su expansión. Y lo que asemeja a estas corporaciones armadas es el  doble filo con que juegan los gobernantes ante un poder que en determinado momento puede superponerse al propio Estado.

La CGRI ha mostrado una gran brutalidad frente al pueblo iraní durante las protestas y marchas de reivindicaciones sociales, así como para exigir justicia, como en las protestas en  septiembre pasado por parte de la población y activistas de derechos humanos, por la muerte de la joven a manos de la policía moral, so pretexto de no haber levado el velo de manera adecuada. La Guardia Revolucionaria abrió fuego contra los manifestantes y se ha publicado que incluso llevó a cabo ejecuciones sumarias, más de 520 personas murieron por la represión y unas 20 mil personas fueron detenidas, muchas de ellas torturadas, pero asó actúan los guardianes del sistema, con una implacable violencia e impasividad ante el dolor humano.

Y no es gratuito, dadas sus operaciones encubiertas en el extranjero, que la UE analiza la posibilidad de incluir a la CGRI dentro de la lista oficial de grupos terroristas, aunque el sustento jurídico procedimental aún no se sustenta con la solidez que se requiere, ya que es necesaria la decisión judicial de uno de los Estados miembros del bloque, propuesta que debe ser examinada y remitida a los ministros de Asuntos Exteriores para su aprobación, un protocolo que requiere unanimidad.

Así que, se necesita una declaración jurídicamente válida con una condena concreta. Aunque ya los Estados Unidos, Arabia Saudita y Bahréin han calificado a la CGRI como organización terrorista. El tema no es sencillo, ya que pesa mucho el que se etiquete y estigmatice oficialmente a una agencia gubernamental, máxime cuando para el sistema político de Irán se considera un organismo fundamental de su régimen.

Ante esta posición de la Comunidad Europea, Irán, a través de su ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, ha advertido que la Guardia Revolucionaria es una organización formal y soberana, fundamental para garantizar la seguridad de Irán. Y consideró que esa iniciativa es como un tiro en el pie para Europa.

Pero además, en enero de este año la propia Guardia Revolucionaria, en la voz de su líder,  Hosein Salami,  advirtió a la UE que si son incluidos en la lista de terroristas habrá consecuencias. Pero ya el Parlamento Europeo había votado a favor de considerarlos como organización terrorista, incluyendo a las fuerzas Al Quds y la milicia paramilitar Basij, que están afiliadas a la Guardia Revolucionaria.

Aunque el voto no es vinculante, conlleva posibles sanciones contra Irán, lo que dificulta una vez más los acuerdos detenidos desde el 2015 sobre el programa nuclear de Irán. La decisión no es fácil, pues abriría un frente más a la de la guerra en Ucrania, donde no sólo la UE, sino todo el bloque occidental ha empeñado grandes recursos para apoyar a Ucrania. Una confrontación con Irán ampliaría los escenarios de a guerra, aunque este señalamiento a Irán no sea propiamente una declaración de guerra, si es un ataque directo contra la principal defensa del régimen.

La Guardia revolucionaria no sólo es el sustento armado del régimen iraní, sino que gracias al poder que ha adquirido tiene una gran fuerza política, aunque no se ha afiliado a ningún partido político ni se inclina por alguno, en realidad no lo necesita, la Alianza de Constructores del Irán Islámico (o Abadgaran) es ampliamente vista como un frente político para los Guardias Revolucionarios y  muchos integrantes de este grupo a su retiro se han unido a esta organización política, que funciona como partido político, que además recibe apoyo financiero de los Guardias Revolucionarios. Como grupo de élite, los miembros de la CGRI tienen gran influencia en la política iraní. El presidente Ahmadinejad se unió al CGRI en 1985, participó en una operación militar en el Kurdistán iraquí, luego fue designado al área logística. La mayoría de su primer gabinete estuvo formado por veteranos de CGRI.​ Casi un tercio de los miembros elegidos para Majlis de Irán en 2004 también son guardias revolucionarios.​ Algunos veteranos de la guardia han sido nombrados embajadores, alcaldes, gobernadores provinciales y altos burócratas. El pasar a ser veterano de CGRI no implica el retiro, sino más bien la culminación de su carrera, en donde adquieren su mayor poder e influencia.

Los guardias revolucionarios tienen además un poder económico presente en la economía iraní por las numerosas empresas bajo su control. En un principio se enriquecieron  gracias a los bienes que confiscan de refugiados que han huido de Irán; también por el control que ejercen sobre los misiles y el programa nuclear,  la operación de sus fuerzas, que se han ido expandiendo, así como su intervención en el extranjero, por lo que manejan un gran presupuesto.

Esta gran capacidad presupuestaria les ha hecho ganar terreno en el sector económico, llegando a constituir un imperio comercial multimillonario que se extiende prácticamente en casi todos los sectores de la economía iraní, manejando  un tercio de esta actividad, a través de más de cien empresas que tiene ingresos anuales de más de 12 mil millones, sobre todo en el sector de la construcción, pero también ha recibido miles de millones de dólares en contratos petroleros, de gas y petroquímica, además de controlar grandes proyectos de infraestructura.

Incluso Estados Unidos ha señalado que son propiedad del CGRI: Khatam al-Anbia Construction Headquarters, el principal brazo de ingeniería del CGRI, y uno de los contratistas más grandes de Irán que emplea a unos 25,000 ingenieros y personal en proyectos militares (70%) y no militares (30%) por valor de más de $ 7 mil millones en 2006; Oriental Oil Kish (industria del petróleo y el gas); Ghorb Nooh; Consultor Sahel Ingeniería; Ghorb Karbala; Sepasad Engineering Co.  y Empresa Hara (excavación y construcción de túneles) (excavación y construcción de túneles); Omran Sahel; Gharargahe Sazandegi Ghaem; Imensazen Consultant Engineers Institute (filial de Khatam al-Anbia); Fater Engineering Institute (filial de Khatam al-Anbia).

En el 2009 el gobierno le vendió el 51% de las acciones de la Compañía de telecomunicaciones de Irán a la Guardia, por la suma de 7.8 mil millones, convirtiéndose en la transacción más grande en la historia de la Bolsa. La CGRI también controla el 45% de las acciones del grupo automotor Bahman Group y es socio mayoritario del gigante naval SADRA.

Además, la CGRI tiene una influencia determinante en fundaciones de caridad y organismos no gubernamentales dedicados oficialmente a actividades humanitarias sin fines de lucro, aparentemente, consideradas muchas de ellas fundaciones revolucionarias que han sido beneficiarias de lucrativos contratos sin licitación pública. Entre estas ONGs se encuentran la Fundación de los Oprimidos o Fundación Mostazafan y la Fundación de Asuntos de Mártires y Veteranos.

Pero hay más de esta organización, pilar de la República Islámica de Irán, que  involucra  a América Latina y mencionaremos próximamente.

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