VIOLETA DEL ANÁHUAC/ Proveedores de muerte

ISABEL ORTEGA MORALES

Chilpancingo, Guerrero. “Nuestros objetivos siguen siendo los mercaderes de armas inescrupulosos, los funcionarios corruptos, los sindicatos de traficantes de drogas, los delincuentes y otros elementos que llevan la muerte y el caos a nuestras comunidades y que arruinan vidas y destruyen en minutos la labor de años. Para detener la marcha destructora de los conflictos armados y el delito, debemos parar a esos proveedores de muerte” (Kofi A. Annan, secretario general de las Naciones Unidas, Nueva York -junio 26-2006).

Han pasado 17 años de esa declaración y me preocupa que esté tan vigente aún, incluso que imágenes de minas explosivas tan usadas en películas bélicas, estén ahora tan cerca de nuestra realidad.

Un diario de circulación nacional (Reforma) da a conocer que el 20 de enero del año en curso, dos elementos del Ejército Mexicano perdieron la vida por la explosión de una mina ante el paso del vehículo militar que era cabeza del convoy, y que la unidad quedó destruida.

También señala que no hay un reporte oficial sobre el hecho ocurrido en un camino secundario del municipio de Tepalcatepec.

En el año 2008, Felipe Calderón, el expresidente villano favorito del actual presidente de México, habló de que habían decomisado 17 mil armas, entre estas, armas de asalto, más de mil granadas y lanzamisiles.

¿Por dónde entran esas armas que no han sido detectadas por los gobiernos? ¿quién o quiénes cubren o encubren ese tráfico de armas? ¿quién está mejor armado en el país?: quienes realizan la tarea de seguridad de los gobiernos, o los otros, los objetivos civiles armados.

Kofi A. Annan tienen razón al llamar a “parar a esos proveedores de muerte”, pero qué intereses cruzan esos caminos, además de la narrativa presidencial de que también son seres humanos que no se logra?

¿Como podemos entender que armas tan sofisticadas estén circulando por las calles de nuestro país, que estén sembrando minas explosivas, que estén surcando los cielos con drones, que el peligro de una violencia más generalizada nos envuelva y ponga en riesgo la paz?

Parece que el gobierno federal está tan cómodo, pertrechado, resguardado, blindado, que creen que eso es seguridad y que todo el pueblo lo posee, y que por ello minimiza los números de muertos por violencia y el creciente armamento de civiles.

Todo indica que debe ser la sociedad misma la que tenemos que aprender a blindarnos y asegurar una narrativa de paz frente a los proveedores de muerte.

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