Tuvo difusión mundial libro del siglo XVII sobre Nueva España (II/II)

Conferencia de César Manrique Figueroa

Norma L. Vázquez Alanís

Ciudad de México, 05 de marzo (entresemana.mx). Después de exponer pormenores de la crónica de fray Agustín Dávila Padilla sobre la fundación en Nueva España de la provincia de los frailes dominicos, titulada Historia de la Fundación y Discurso de la Provincia de Santiago de México de la orden de predicadores e impresa en Bruselas en 1625, César Manrique Figueroa, quien hizo su doctorado en Historia en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, se refirió al impresor de la obra: Jan van Meerbeecke.

Durante su intervención en el ciclo de conferencias ‘Historia del libro en Nueva España’, organizado por el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) Fundación Carlos Slim, la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el doctor Manrique Figueroa comentó que este editor neerlandés o flamenco, que castellanizó su nombre como Juan de Meerbeque, estuvo activo en Bruselas entre 1624 y 1632 con alrededor de 47 obras que llevan su nombre.

Su imprenta se ubicaba en De Puttenhof, que quiere decir “el jardín de las delicias”, bajo el signo de Santa Ana, no lejos de la catedral de Santa Gudule, patrona de Bruselas, donde estaban situados los impresores.

Precisó el ponente que la marca tipográfica Jan van Meerbeecke, que no tiene la crónica dominica de Dávila Padilla, representa al mundo sobre una espada y un libro en el centro, y a los lados figuras de la justicia y la buena fe; arriba tiene una inscripción que reza: “His nitiva orbis”, que en español significa “El origen del mundo” y que puede interpretarse como “El mundo brilla sobre esto”, es decir, sobre el libro y la espada.

Van Meerbeecke era un impresor importante en el siglo XVII en Bruselas, pues su taller no era menor porque tenía la capacidad para imprimir una obra en folio de 600 páginas como la crónica de Dávila Padilla, por ejemplo. K. De Vlieger-De Wilde lo menciona en su libro La historia del libro en Flandes, todos los catálogos bibliográficos en Bélgica y Bruselas hacen referencia a este impresor, y el historiador Renaud Adam escribió en 2022 un capítulo sobre este personaje, todo lo cual, a juicio del doctor Manrique Figueroa, es el análisis más completo que se ha hecho sobre su obra.

Sin embargo, tanto el texto de Renaud como otros sobre Jan van Meerbeecke, restan importancia a que haya editado esta crónica de historia dominica de Dávila Padilla, de gran trascendencia para la historia religiosa de México, pero tampoco se le ha puesto mucha atención desde el lado hispanohablante.

Las publicaciones de este impresor son diversas y al parecer tenía una preferencia por los textos históricos o de actualidad de su época, así como libro hagiográfico, también imprimía manuales militares, tratados políticos, poesía secular, textos religiosos, devociones populares, etcétera. Van Meerbeecke trabajaba, evidentemente, cerca de los cuerpos de gobierno y de la corte de Bruselas.

Circulación de la obra de Dávila Padilla

Relató el doctor Manrique Figueroa que pasó muchas semanas en la Biblioteca Real de Bruselas revisando el ejemplar de la crónica de Dávila Padilla, del cual destacó algunas particularidades como el ex libris que dice “Liber biblioteca Ecclesia Grimbergensis Ordinis Premonstraetensis (de la Abadía Premonstratense de Grimbergen). Explicó que los norbertinos o premonstratenses son una orden muy poderosa en los Países Bajos y que Grimbergen es una ciudad muy cercana a Bruselas. Entonces, se puede ver que un libro impreso en Bruselas sobre historia de la Nueva España también circulaba en circuitos de lectores locales y lo tenían bibliotecas de corporaciones religiosas no necesariamente de dominicos.

En el mismo ejemplar dice: “Esta es una historia basada en la provincia de Santiago en México, Orden de los padres Predicadores, de sus hombres insignes, con casos raros que ocurrieron en Nueva España”, por supuesto escrito en latín, indicó el doctor Manrique Figueroa, y en un catálogo denominado Catalogus variorum, insignum, rarioumque in quavis facultate materia & lingua librorum officiniae, que el librero Pieter Niellus imprimió en Ámsterdam en 1658, en su apartado de libros en español consigna la obra de Dávila Padilla como Historia de México, en folio, en Bruselas, 1625.

Comentó el especialista que para el siglo XVII Ámsterdam se convirtió en el centro tipográfico más importante del mundo y algunos autores sostienen que gracias al auge de la república holandesa esa urbe se convirtió en el mercado de libros del mundo, donde no importaba si eran autores católicos, protestantes o judíos; todo se vendía ahí y todo se podía comprar, y el mencionado era un buen catálogo de ventas porque especificaba el formato, el lugar de impresión y el año. De manera que la crónica de Dávila Padilla impresa en Bruselas en 1625 no solamente circulaba en ámbitos católicos, sino que se podía comprar en Ámsterdam a un librero, unos 25 años después de su aparición.

El catálogo de Pieter Niellus menciona también varias obras en español a la venta, como las de Kempis, de Cornelio Tácito y Vida del Lazarillo de Tormes, impreso en Zaragoza en 1652. Asimismo, está dividido en libros teológicos, jurídicos, sobre medicina, libro misceláneo y después tiene una sección de libros en francés, italiano, español e inglés, es decir, que el mercado holandés tenía un gran nivel de especialización en la segunda mitad del siglo XVII, que fue su época de oro.

Especificó el doctor Manrique Figueroa que la crónica de Dávila Padilla circuló bastante por el mundo, pues en la subasta 866 de Morton, de octubre de 2018, estaba a la venta este libro, y en el catálogo decía que se trataba de la segunda edición corregida y considerada la mejor; también, que los ejemplares en cualquier condición, tanto de la primera como de la segunda ediciones, son extremadamente raros; en esa época el mencionado ejemplar estaba a la venta por un precio de entre 45 mil y 55 mil pesos, que es más o menos lo que cuesta un impreso en folio del siglo XVII en buen estado.

Asimismo, Antonio Palau en su Manual del librero hispanoamericano consigna la edición de 1625 de la obra del fraile dominico y señala que en 1950 en Porrúa Hermanos había un ejemplar a la venta por mil 500 pesos, así que la impresión de Van Meerbeecke circuló tanto en mercados locales en los Países Bajos, como en circuitos novohispanos, y muestra de ello es que el Centro de Estudios de Historia de México (CEHM) tiene un ejemplar de este libro, que el director del mismo, doctor Manuel Ramos Medina, informó que no cuenta con marca de propiedad, solamente conserva un ex libris de Conway, pero que al final aparece una anotación de Porrúa, es decir, que podría ser el ejemplar que perteneció a Porrúa.

El ponente mencionó que el tomo que resguarda el CEHM está encuadernado en pergamino y el hecho de que tenga un ex libris de un coleccionista posterior significa que ese volumen se estuvo moviendo, así que de esta manera es posible hacer la reconstrucción de estos circuitos y de la manera cómo se movían estos libros viajeros, que salían de las prensas en Bruselas y que de repente pareciera que cobran vida propia y los tenemos deambulando.

El doctor Manrique Figueroa dijo que hay otra impresión de la obra de Dávila Padilla hecha en Bruselas por François Vivien y data de 1648, pero expresó varias dudas para las que dijo no tener respuestas: por qué en Bruselas, quién la quería reimprimir ahí prácticamente 30 años después de que apareció la primera, a quién le interesaba. Cuando revisó la obra en los archivos de Bélgica creyó que tendría paratextos, alguna nueva dedicatoria, algún nuevo prólogo, pero sólo halló todos los paratextos, las dedicatorias y el prólogo de la edición original de 1595.

Explicó que los paratextos contienen información acerca de por qué quieren imprimir ciertas obras en determinadas ciudades con impresores específicos, pero esta de Bruselas de 1648 es rarísima porque no dice nada, no está dedicada, y la hipótesis del conferencista es que se trata de un dominico o por lo menos alguien cercano a la orden, así como a Bruselas y a la corte de la infanta Isabel Clara Eugenia, quien evidentemente buscó que se reimprimiera esta crónica novohispana en esa ciudad.

Finalmente, el doctor Manrique Figueroa dijo que con su plática demostraba la vinculación que existe entre la historia novohispana y la historia de la imprenta flamenca.

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