POSTIGO/ Embolia, infarto o carcajada

JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ. Los periodistas que dudaban de la versión oficial sobre la salud del Presidente están acostumbrados a que el gobierno miente y por eso dudaban. Lo que no dicen es que ellos, precisamente los más acuciosos investigadores sobre síntomas y dolencias del Primer mandatario, ayudaban al gobierno a mentirle a los mexicanos.

Una vez más algunos comunicadores mostraron que no se merecen el respeto de la gente. La especulación como síntoma grave de una enfermedad llamada corrupción que al parecer no tiene cura y hay quienes la practican en sus últimos estertores.

Pero esos periodistas son los primeros en indignarse cuando el Presidente desmiente sus versiones en las mañanera, cuando los llama mercenarios, cuando les dice que faltan a la verdad. Por si fuera poco, en nombre de la libertad de expresión se dicen lastimados y agredidos como una afrenta al gremio. Debemos aclarar que hay periodistas a periodistas. Somos colegas, no cómplices.

MENTIR POR COSTUMBRE

La costumbre de mentir de algunos comentaristas en los medios convencionales llegó a grado tal de provocar reacciones de la embajada rusa en México en tono de burla, que no merece menos. Ante la imaginación desbordada de un columnista de El Universal, quien aseguraba que en realidad el avión se lo había comprado Rusia y no Tayikystán. La Embajada de Rusia en México la llamó historia surrealista y el columnista de apellido Maldonado, simplemente quedó en ridículo; sin embargo, seguirá haciéndolo porque es una enfermedad incurable y como se juntan con otros pacientes se contagian unos a otros.

El resentimiento hace que su enfermedad sea incurable porque se sintieron huérfanos de quienes los subsidiaban y despreciados por quienes llegaron al poder, pero, por si fuera poco, este desamparo los desenmascaró.

Consideraron el chayote como patrimonio familiar, y la versión de su criterio para narrar, la normatividad de las leyes, de tal manera que la realidad dependía de su muy particular punto de vista, pero a hora hasta quieren desaparecer la mañanera porque les parece que ofende sus principios. Recordemos que el último en reconocer su locura es el loco.

La intención de desaparecer la mañanera es la segunda de dos partes que se abren como pinzas para crear un vacío informativo sobre las actividades del gobierno. La primera fue que los medios convencionales no asistieran a los eventos oficiales a los que fueran invitados sus reporteros, de tal manera que pareciera que n había actividades en la SEP, o en Gobernación, o en Relaciones Exteriores, o en Economía.

Desde luego que para intentar desaparecer a mañaneras requieren de una causa y dicen que todo lo ahí se difunde es una mentira, cuando en realidad ellos vivieron engañados engañado a cambio de unas monedas. Lo imperdonable no es la adición a la mentira sino la indignación que expresan cuando les dicen mentirosos.

Las fantasías desatadas acerca de la salud del presidente los pinta tal y como son. Era un concurso de especulaciones y ligerezas que aseguraban que había hermetismo sobre el tema, cuando en realidad siempre se informó a la población sobre su salud puntualmente. Pero ellos querían que se tratara de un infarto, de una embolia, de un regreso al pasado matando el presente.

Con esta ausencia del Presidente los mexicanos supieron a quiénes creerle, si siguen creyendo en ellos es que pueden estar contagiados.

Twitter: @Josangasa3

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