PALABRAS MÁS/ Un país de desaparecidos 

Nada altera mi concentración.

Podrías hacer una orgía en mi oficina

y yo no miraría.

Bueno, quizá al menos una vez.

Isaac Asimov

ARTURO SUÁREZ RAMÍREZ (@arturosuarez). Este será el sexenio más violento que se tenga registro, López Obrador y su 4T han sido incapaces de cumplir con una de sus promesas más grandes “pacificar a México”. Los meses se han ido y ya pasamos la mitad del sexenio y simplemente no hay resultados, ni con la pandemia y los meses de encierro han dado tregua al baño de sangre que se registra desde el 2006. El asunto sigue incontrolable en territorios que gobierna el narcotráfico, pero la narrativa oficial dice que existen avances, aunque no supera la prueba del ácido y sucumbe ante la frialdad de cifras espeluznantes.

El 18 de septiembre del año pasado, cuando le preguntaron en su conferencia mañanera sobre el clima de violencia, López Obrador hizo poner una portada del periódico Reforma y soltó una de sus peores frases, “ahí están las masacres”, acompañada de una risa socarrona, eso quedó documentado en video y fue nota de primera plana. El 12 de mayo de este año, López nos regaló otra frase para la historia, “también cuidamos a miembros de bandas, son humanos”, dos días después recalcó que no había sido un desliz esa declaración.

El discurso de la campaña del 2018 con respecto a la seguridad que se redujo a los “abrazos y no balazos”, se convirtió en una política de brazos caídos, los territorios se siguen perdiendo como en las guerras, hay lugares que hasta corretean a las Fuerzas Armadas mientras que la Guardia Nacional es una extensión de la migra de los Estados Unidos, ya ni hablar de la promesa de que las fuerzas castrenses regresarían a los cuarteles y aquellos que se rasgaban las vestiduras con Felipe Calderón y Peña Nieto con sus pancartas de no a la militarización, hoy bajan la mirada y lo justifican porque es iniciativa de su líder supremo, tragan saliva al ver las imágenes del pasado cuando eran oposición.

Cuatro meses después de haber jurado el cargo, el Congreso le dio a López Obrador la Guardia Nacional, el 26 de marzo de 2019 entró en funcionamiento y al mando se puso a un militar en retiro, Luis Rodríguez Bucio. Mientras que en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana la ocupaba Alfonso Durazo, quien a pesar de sus malos resultados dejó botado el trabajo para irse a la campaña y se convirtió en flamante gobernador de Sonora. Con todo y el Ejército en las calles, la GN y los miles de millones de programas sociales para arrancar a los jóvenes de las garras de la delincuencia, se da a conocer que llegamos a cien mil desaparecidos, a la par de la cifra de 120 mil 512 muertos por el crimen.

Ahí quedan los llamados internacionales para meterle el freno a la inseguridad y violencia, claro que el Pejelagarto y sus seguidores desestiman las cifras y a quienes las presentan, así como a los que hacen llamados para frenar la violencia como ONU-DH, eso sí la CNDH encabezada por Rosario Piedra Ibarra guarda silencio igual que los propagandistas del régimen como Epigmenio Ibarra que todos los días hacía un pase de lista por los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

Pero los llamados de atención no son solo para el presidente López, ni para Alejandro Encinas quien ocupa el cargo de subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, también para la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, titular de Segob, quienes aspiran a la sucesión presidencial y que World Justice Project en su informe “Índice de Estado de Derecho 2021-2022” ponen a la Ciudad de México y Tabasco entre los últimos lugres.

Los mensajes son importantes y más cuando se lanzan desde el poder, que conste que no se trata de aquel discurso autoritario que fue el origen de lo que hoy vivimos, sino simplemente de que los malos sepan que hay Estado y que se debe usar la fuerza contra quienes vulneren a los ciudadanos, de lo contrario se van a seguir riendo de los “abrazos” … Pero mejor ahí la dejamos.

Entre Palabras

A regañadientes y por la fuerza los morenos han tenido que aceptar las intenciones presidenciales de Ricardo Monreal, pero el coqueteo con los otros sigue a todo lo que da.

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