ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN/ Los farsantes y sus “luchas”

“El hombre que duda y teme en el momento de realizar el ideal que predicó y no tiene coraje para mantenerse en su puesto de peligro es un farsante.” Alfonso Rodríguez Castelao

JORGE LUIS FALCÓN ARÉVALO* (Guerrero). Leamos ¿Dónde radica la diferencia entre un voluntario, activista y luchador social?

El voluntario como su nombre lo dice por voluntad propia dona su tiempo para una gestión, faena acción, actividad o causa.

Un o una activista es cualquiera que aparte de tener carácter, brío y la voluntad, en el voluntariado ha encontrado su intención, proyecto o propósito de vida.

El luchador social es alguien que separadamente o aparte de tener la voluntad, propósito de vida en una causa social es alguien que inculca, infunde e inspira a los demás en su ámbito social o cultural.

Los ya famosos luchadores sociales de Guerrero, han tenido cuatro años para defender lo que en las calles, lanzaban como consignas: ¡Fuera el mal gobierno! ¡Queremos justicia! ¡Renuncien si no pueden! ¡La izquierda al poder! Y un sinfín de lemas en pancartas cartulinas y mantas. A grandes gritos con perifoneo o sin él. Con tarima o sin ella. Era la lucha, para darle igualdad al pueblo. Uff

Escasos tienen empatía o pensamientos sistémicos o sean generadores de cambios. Cual más, ha sido síndico, regidor o funcionario de los llamados en el lustroso y lujoso organigrama: funcionario de primer nivel. Los o las más viajan y son obsequiados con casas y autos. Y, sin embargo, su papel ha sido no muy claro, decente y honesto. Más bien es mediocre, anodino y oscuro. Lejos de ser un luchador social. Son y han sido luchadores de su presupuesto familiar. ¡Chulada de luchadores! Estos están como los legisladores guerrerenses, ¡toda la familia a la nómina!

De las calles llegaron a Palacio Nacional (un lujoso sitio histórico para los izquierdosos y los camaradas fifís. Doblemente falsarios) se sentaron a la siniestra, torcida o zurda de Andrés Manuel López Obrador, quien enarboló todo ese batidillo de deseos, ansias y anhelos de la fracción facinerosa de las calles.

De la toma de calles, llegaron a las arcas monetarias, de las mantas pasaron a los largos vestidos de un folklorismo insultante a nuestra raza primaria; de las cartulinas pasaron a los menús de apetitosas viandas y manjares deliciosos, incluido el postre del pastel imposible y el banana Split. Algunos jodidones, van al pozole incluido el mezcal

Cuatro años que los ha segregado a quien llevaron al poder. Cuatro años gimiendo y padeciendo la peor pobreza que jamás hayan enfrentado. Pero sin quejarse. No, ¿pos cómo? De ganadores a parias, mayormente conocidos como chairos, en la última lista del significado o descripción del jodido. Porque muchos y muchas de las luchadoras sociales, estaban en la nómina del conservadurismo y del neoliberalismo ¡ni madres que se quejaban! Pinches embusteras y gandallas.

Ya no se quejan, ya no gritan, ya no vociferan, ya no se lamentan, ya ni madres hacen de las avenidas sus grandes marchas piteras. Ahora lo que se sabe, es que sus monederos y carteras, carecen de cash.

Ya ahora las ves, se cuelgan de cualquier lucha, demanda o quejido. Traen una profunda decepción porque han sido burlados por otro gran farsante…

Como dijo Kimberly Guilfoyle: “La gente puede oler un farsante”.

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