ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN/ Callejón sin salida

«Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien». Victor Hugo

JORGE LUIS FALCÓN ARÉVALO* (Guerrero). Llámese La mañanera, que para el pueblo «sabio», es el bálsamo de sus miserias, sirve para calmar su alma de tanta necesidad. El pueblo, a través de la historia y los historiadores, siempre señalada como la chusma. Los parias, dijera Víctor Hugo. ¡El lumpen!, declaraba Carlos Marx en sus tertulias con la burguesía al referirse al proletariado.

La ñufla, expresarían los argentinos ante migrantes de países del Cono sur.

«La marranera», «la mentidera», «la lloradera», «el atril de los corruptos», «la enredadera «, etcétera, etcétera, son diversos los apelativos y las designaciones verbales a tan criminal sitio desde donde se manipula, se amenaza, se amaga, se extorsiona y se juzga como en el antiguo tribunal de la Santa Inquisición, a capricho y antojo.

Este pódium que contrasta con el arsenal cultural, académico e histórico de Palacio Nacional, es un espacio donde «lo que en el corazón se fragua por la boca se desagua». El nacimiento de la maldad. El vertedero de maldiciones. Dónde fluyen las energías negativas. El búnker donde Dios nunca entra.

La sociedad sabía y pensante ha desenmascarado al embaucador. Dónde el farsante se devela ante los ojos de los que saben y han aprendido a interpretar. Se recorre el manto para observar a los ruines y viles. Cómo dijo Leonardo Da Vinci: «Quien no castiga el mal, ordena que se haga».

«La mentira política es el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables para -según la óptica del mentiroso- un buen fin. Se denomina arte para distinguirlo de la acción de decir la verdad que no precisa de capacidad, imaginación y talento. No existe ningún derecho a la verdad política; el pueblo no tiene derecho alguno a pretender ser informado de la verdad en materia de gobierno, resalta Jonathan Swift, en su libro «El arte de la mentira política».

«El autor distingue tres clases de mentiras: mentira calumniosa, mentira por adición y mentira por traslación. La mentira calumniosa empieza por los rumores difamatorios de los que están en el poder, tiene como objetivo despojar a un buen hombre de la reputación que se ganó por méritos propios. La mentira por adición es aquella que otorga a un personaje mayor reputación de la que le corresponde para ponerlo en condiciones de servir a determinado propósito político. La mentira de traslación es la que transfiere el mérito de una buena acción de un hombre inteligente a otro carente de ingenio y agudeza pero saturado de ambición; o por la que se quita el demérito de una mala acción a quien la ha cometido para transferirlo a un subordinado».

¿ALGO ASI COMO EL TREN MAYA?

Pero también como la refinería de «Dos bocas” ¿O no?

«En cuanto a las mentiras que contienen alguna promesa o pronóstico, sería poco prudente fijar las predicciones en el corto plazo pues se correría el riesgo de quedar expuesto a la vergüenza y al apuro de verse pronto contradicho y acusado de falsedad».

*[email protected]

@GradoCero_Gro

www.entresemana.mx

Check Also

ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN/ Corsarios a bordo: ¡piratas en el poder!

“A mí no me mires, yo tengo las manos limpias. Metafóricamente”. Jack Sparrow JORGE LUIS …