EL OTRO DATO/ Morena perderá CDMX y Veracruz

JUAN CHÁVEZ

Fuera de la contienda por la silla del águila, hay estimaciones que apuntan a la pérdida de la CDMX y Veracruz por parte de Morena, en las elecciones del 2 de junio.

Claro que es el análisis de ambas entidades y que habría que dedicar más espacio a otras que también se advierten fuera de los ámbitos de Morena y sus aliados PT y PVEM, dado que acusaciones de corrupción contra candidatos y conflictos internos han acelerado la descomposición en Morena, contaminando las campañas.

Una columnista política, por ejemplo, señala que “Contra lo que había calculado el presidente Andrés Manuel López Obrador al imponer a Clara Brugada y Rocío Nahle en las candidaturas para los gobiernos de la Ciudad de México y Veracruz, las cosas marchan mal y el riesgo de que pierdan preocupa en Palacio Nacional al estar extendiéndose la percepción dentro de Morena que la derrota viene. Acusaciones de corrupción y conflictos internos entre candidatas han acelerado la descomposición interna, contaminando las campañas para el Congreso, el Senado y presidencias municipales”.

Morena pues no las tendrá todas como suyas, en las más de 20 mil elecciones de cargos públicos que están en disputa.

Lo que está sucediendo en el partido en el poder no se había visto desde que irrumpió Morena en el escenario nacional en 2015, ni siquiera en las elecciones intermedias de 2021, cuando tuvo una derrota importante en la Ciudad de México. El entorno que acompaña la última parte de las campañas es de conflicto. Incluso, a manera de control de daños, el líder nacional de Morena, Mario Delgado, se ha estado quejando en Palacio Nacional de que el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, presidente del Consejo Político del partido, es el responsable primario de la debilidad electoral en muchas de las campañas.

La mayor preocupación se encuentra en la Ciudad de México y en Veracruz, donde el mandamás de Palacio está interviniendo activamente.

Los semáforos amarillos se comenzaron a prender hace aproximadamente un mes y medio en Palacio Nacional, cuando se hizo el primer corte de caja sobre las tendencias electorales en las dos entidades y se concluyó que, de no hacer nada urgente al respecto, la posibilidad de perder las gubernaturas era amplia. Hace tres semanas se reasignaron tareas a Marcelo Ebrard y a Ricardo Monreal para que trabajaran en la Ciudad de México, y se responsabilizó al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, para que operara la elección de Nahle. El dinero no era un problema, y recursos públicos se comenzaron a inyectar en las campañas de las candidatas.

Desde entonces, la ruta de Brugada y Nahle ha sido descendiente y la de sus opositores se registra al alza.

Santiago Taboada le va pisando los talones a la Brugada en la capital y en tercero y último debate, seguramente la superará.

Veracruz es el mayor foco rojo. García fracasó en la operación electoral, mostrando una equivocación más de López Obrador al confiar en un oportunista de la política sin experiencia ni talento electoral. Las fallas del gobernador se juntaron a las denuncias crecientes de posibles actos de corrupción de Nahle.

Una, presentada en la Fiscalía Especializada para el Combate a la Corrupción por el empresario veracruzano Arturo Castagné Couturier, tiene que ver con la presunta compra ilegal de propiedades de Nahle, cuando era secretaria de Energía, y de su esposo, José Luis Peña Peña, que trabajó en la petroquímica de Pajaritos, en Coatzacoalcos, y a quien hace años le atribuyen, sin pruebas documentables, actos de corrupción.

Otra, publicada por el veterano periodista Édgar Hernández en el portal Línea Caliente, sobre presuntos depósitos en paraísos fiscales por unos 100 millones de pesos durante el tiempo que estuvo en el gabinete de López Obrador. Nahle ha desmentido todo, pero ante su palabra le han mostrado en ambos casos documentación.

Nahle ha ido arrastrando problemas desde que López Obrador se empeñó en hacerla candidata porque no nació en Veracruz sino en Zacatecas, por lo que se tuvieron que hacer triquiñuelas legales para que pudiera ser registrada. Su gestión al frente de Energía es memorable por su incompetencia en ese campo –un experto en energía y el servicio público dice que es la peor funcionaria que haya conocido jamás por su ignorancia e ideologización– y la forma déspota con la que trata a la gente, incluidos miembros del gabinete cuando formaba parte del gobierno.

Hernández anticipó que vendría información sobre un presunto piso de ella en Nueva York, y hay algunos audios que la comprometen en presuntas corruptelas en Dos Bocas, con personas vinculadas a los hijos del presidente.

En la Ciudad de México, pese a las recientes denuncias de corrupción que hizo el candidato de la oposición, Santiago Taboada, en el segundo debate, Brugada no está manchada como lo está Nahle. Pero sus problemas no son menores, y comenzaron desde que López Obrador la impuso por encima del candidato de Sheinbaum, Omar García Harfuch, que la había derrotado claramente en las encuestas con diez puntos de ventaja. La forma atrabiliaria como la hizo candidata López, provocó una fractura en las clientelas de Morena y con Sheinbaum.

Hubo y siguen los choques entre los miembros de las campañas de Sheinbaum y Brugada. Y de estas acusaciones internas, podrá derivarse una catástrofe para Morena en la CDMX.

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