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VERÓNICA VALDÉS
Ocho de la mañana, cruce de Periférico e Insurgentes, Lilia espera de 30 a 40 minutos antes de abordar al autobús para ir a su centro de trabajo. Una situación similar vive José en la Avenida Revolución.
El problema es el mismo de hace 26 años, cuando la izquierda empezó a gobernar la Ciudad de México, prolongados tiempo de espera y saturación de las unidades de transporte público colectivo.
La oferta de tener un transporte público concesionado eficiente, seguro y cómodo como se aseguró en las administraciones de Marcelo Ebrard y Miguel Mancera, cuando se concesionaron a las empresas Copesa y Corevsa (2008 y 2013, respectivamente) los recorridos Canal de Chalco- Toreo y Chapultepec –San Ángel quedaron únicamente como buenos propósitos.
Ambas empresas presentan actualmente una serie de inconvenientes que afectan drásticamente a sus usuarios.
Uno de ellos, el insuficiente número de unidades para satisfacer la demanda, lo que provoca que los usuarios utilicen medios alternativos.
Diariamente en la lateral de Periférico, frente al Centro Comercial Perisur, taxistas ofrecen servicio de colectivo directo hasta el Canal de Chalco, con un costo de 20 pesos por persona.
La misma situación se presenta frente a la estación del Metro Barranca del Muerto, donde luego de las siete de la noche, taxistas ofrecen servicio de colectivo a la zona de San Ángel por 15 pesos.
No obstante que el transporte público concesionado es la principal fuente de traslado para millones de capitalinos, especialmente los de menores ingresos, también es el peor calificado por mismos los ciudadanos que lo consideran lento, inseguro, tardado, costoso, deteriorado y sucio.
La tardanza y la saturación de las unidades no es privativo de las rutas inicialmente mencionadas, la mayoría de las que corren por la ciudad registran la misma situación.
A pesar de ello el número de unidades de transporte público ha disminuido, de cada 100 unidades que había en 2010, pasaron a solo 98 en 2021 (NEXOS). Mientras que por cada camión que se utiliza en el país hay 91.5 unidades de transporte privado.
La ineficiencia, la inseguridad y la saturación del transporte público impide convencer a las personas para que lo utilicen, prefieren adquirir un auto o una moto saturando así las principales calles y avenidas de la ciudad, lo que refleja las fallidas políticas de movilidad.
De hecho, como lo reconoce el gobierno de la CDMX, el tiempo de viaje en transporte público, mismo que es utilizado en su mayoría por los sectores de menores ingresos, es mayor que el tiempo de viaje de los medios privados.
Debido al incremento en el número de automóviles y motos, ahora tenemos una ciudad colapsada por el tráfico, con un transporte público insuficiente y con avenidas sumamente inseguras.
De acuerdo con el Informe de Uso Global de Transporte Público de la app, la Ciudad de México, es la segunda de Latinoamérica donde la gente destina más tiempo por día en sus trayectos.
