SOSPECHOSISMO/ Las traiciones del mesías tabasqueño

>> La premisa de Andrés López Obrador es alcanzar sus metas a base de perfidias 

RIGOBERTO ESPEJO. A cuatro años de gobierno al presidente solo le faltan tres promesas por cumplir:

Estas son: no traicionar, no mentir y no robar.

A pesar de que emite un rosario de falsedades, en sus conferencias diarias, conocidas como las “mañaneras” (en recientemente como las plañideras) no son tan graves como las otras dos que tiene pendiente.

Desde su inicio como político, el llamado peje ha tenido como regla de vida, traicionar a quienes lo ayudan o impulsan en sus ambiciones, nada lo detiene con el propósito de alcanzar sus metas.

Quien lo impuso en la carrera política y a cumplir su principal ambición como político fue el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, y una vez que fue ungido como jefe del Gobierno de la ciudad, AMLO le dio la espalda; lo traicionó; lo confinó fuera de su círculo de funcionarios y del partido de la Revolución Mexicana.

Otra de sus malas artes la llevó a cabo una vez apoltronado en la secretaría del partido del Sol Azteca, el zafio tabasqueño traicionó a los dirigentes de ese instituto político, es decir a los Chuchos, Zambrano y Ortega; ejerció el presupuesto de ese partido con criterio patrimonial.

Con ese gran recurso, el Peje adquirió el rancho “la chingada” la donde se tendrá que confinar una vez concluido el sexenio

Andrés Manuel, fiel a su existencia y que consideró que el PRD, partido que le dio recursos económicos suficientes, lo traicionó consideró que ya no era suficiente para sus ambiciones, y resolvió fundar un movimiento político, con ínfulas de partido, para alcanzar sus metas presidenciales.

A esa secta, movimiento, partido o lo que sea la bautizó como “movimiento de regeneración nacional” cuyo acróstico se puede leer MORENA, en una velada alusión a la imagen religiosa de la Virgen de Guadalupe, figura muy venerada por la mayoría de los mexicanos.

Traicionó a Rosario Robles Berlanga, quien al frente del Gobierno de la ciudad, lo apoyo con grandes recursos económicos para los gastos de su larga, larga campaña.

Para remachar su sevicia, urdió un malevo plan para recluir a su otrora benefactora en el penal femenino de Santa Martha Acatitla, acusada de ser el cerebro de la llamada “estafa maestra”.

Ese “plan maestro”, lo llevó a cabo con la complicidad del licenciado Jesús Delgadillo Padierna, sobrino de la “pareja de las ligas”, es decir Dolores Padierna Luna y Rene Bejarano, exsecretario particular de Lopez Obrador y uno de los principales recaudadores de dólares para beneficio del tabasqueño.

Los Bejarano Padierna eran y son enemigos políticos de Rosario Robles; son señalados como los lideres de ese cártel llamado “Nueva Tenochtitlán”, base de la enorme fortuna de ese par.

Traicionó a Carlos Ahumada, quien fue pareja sentimental de la ex jefa del DDF, rosario Robles; el empresario argentino fue mecenas de varios políticos del Sol Azteca.

Destino fuertes cantidades de dinero para las campañas políticas de varios perredistas. (y para los gastos personales de AMLO) con el propósito de que las autoridades de la ciudad lo beneficiaran con obras en beneficio a la capital de la República.

Para no olvidar su trayectoria de traiciones, Andrés Manuel le confisco sus edificios, lo metió a la cárcel, le “desapareció” su patrimonio y lo obligó a viajar a su natal Buenos Aires.

Rosario Robles Berlanga pasó tres largos años recluida; recién salió de su celda para seguir con su juicio en su domicilio; a condición de que no de entrevistas.

Traicionó a Dante Delgado Rannauro, dueño del partido político Movimiento Ciudadano, a quien le escamoteó gran parte de las prerrogativas de ese partido, con falsas promesas de alianza y de cargos.

A la fecha, existe cierta rivalidad entre ambos políticos, por un lado, el partido propiedad de Dante Delgado y por el otro el Peje con su movimiento, que parece secta y sus aliados, el partido del Trabajo y el Verde Ecologista, y sus huestes de “legisladores”.

Otro traicionado es el senador Ricardo Monreal Ávila, compañero de lucha desde la época en que el zafio tabasqueño era agitador, el zacatecano acompañó al peje en la mayoría de sus tropelías, siempre fue comparsa de las sandeces del mesías tropical.

Solo bastó que Monreal no aceptará dejarle el antiguo Palacio del Ayuntamiento a la nuera y corcholata consentida Claudia Sheinbaum Pardo, para que AMLO le negara la bendición de impunidad partidista, y la precandidatura presidencial por Morena.

Hoy es el proscrito y tiene todavía la ambición de ser candidato a lo que queda de la Presidencia de esta gran nación.

Y la gran traición del tabasqueño se centra en la persona de Aquiles Magaña García.

Un mocetón chontal, que fue su “consejero nocturno” durante muchos años. Su confidente personal, con derecho de picaporte a los recintos privados del tabasqueño.

López Obrador lo conoció en el penal de Villahermosa, donde Magaña estaba recluido por robo de agua potable para uso de un local de auto lavado.

Con el apoyo y recomendación de Cárdenas Solorzano, Magaña García fue dejado en libertad. Fue inseparable del Peje. le organizó marchas, plantones, bloqueos de pozos petroleros, el éxodo por la democracia, el traslado de los barrenderos tabasqueños a las oficinas de la CNDH y fue uno de los artífices del gran plantón del Zócalo al Auditorio Nacional.

Y llegó la traición hubo ruptora (no se puede hablar de divorcio) y AMLO-

López Obrador heredó la presidencia del PRD-Tabasco de manos del actual director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, un ingeniero agrónomo que cumple con los requisitos del “presidente”, 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad.

En suma, Andrés Manuel López Obrador, tiene como senda de vida: tres objetivos –que no cumple—no mentir, no robas y no traicionar;

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