SEGURIDAD INTEGRAL/ Los policías que todos queremos

Testificamos políticas erráticas para instaurar la seguridad.

ARTURO ORTIZ*. Ante esto, sabemos que no queremos trasgredir el artículo 21 de la Constitución al transferir la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, pero tampoco debemos asumir que la seguridad es un regalo fortuito que habrá que esperar con discursos pacifistas de “abrazos y no balazos”.

¿Cuál es, entonces, la policía que todos queremos? Tenemos 25 años de delinerar el perfil del policía ideal: Alguien que se reconoce como un actor esencial para crear entornos más seguros y habitables para todos, alguien que diseña, gestiona, implementa y evalúa nuevas fórmulas para preservar la integridad física y el patrimonio de nosotros y de todos los seres que amamos. Eso deseamos.

Y no es utopía si modernizamos los procesos de formación policial. Es una labor urgente para generar la estabilidad pública y la seguridad. También permite mejorar ostensiblemente el autoconcepto del policía, de nuestro héroe en ciernes.

Se requiere reformular los conocimientos y capacidades de sus actitudes, procedimientos y conceptos.

Como parte esencial de esto se necesita sensibilizar a nuestros policías de los problemas de seguridad, prevención y convivencia que deben enfrentar. Se plantea una nueva óptica de la realidad que tratarán de transformar. Esa visualización es crucial para que ellos sean parte sustantiva de la sociedad de una manera real y no sólo en el discurso.

El “saber hacer”, por otra parte, es intrínseco a la seguridad y mejor desempeño profesional en cualquier área. La seguridad precisa de conocimientos y prácticas en manejo de armas, por ejemplo, pero también en conducción táctico ofensivo y defensivo antisecuestros y protección en general, por ejemplo. Se debe nivelar el nivel del conocimiento manejado hasta ahora por grupos delincuenciales y nuestros cuerpos de seguridad civiles.

Creemos que el policía ideal, el que todos queremos para preservar la paz y establecer polos de desarrollo en todo el país es posible de lograr. Debe apostarse a la capacitación integral y a una nueva manera de posicional a los elementos de seguridad desde el poder y la dignidad, pero también la empatía genuina por cada uno de los miembros de nuestra sociedad. Lo necesitamos.

En medio de grandes irrupciones y manifestaciones cada vez más graves de inseguridad y actos de terrorismo, como se le llama a los actos de alarma social con fines políticos, urge el despertar de nuestros policías. Que se conviertan en los paradigmas que buscamos desde siempre. Sin embargo, esto debe ir de la mano de habilidades como la comunicación e interacción, la participación efectiva, resolución de conflictos y autoaprendizaje. La programación neurolingüística es esencial para reformular la mentalidad y habilidades del policía.

Las acciones certeras de la seguridad pública y privada no pueden soslayarse ya.

*Experto en capacitación y seguridad

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