LETRA CLARA/ ¿Violencia intangible?

TERESA VALDÉS BETANCOURT (SemMéxico, Colima). Esta afirmación absolutamente contradictoria, nos convoca a reflexionar  en ciertos tipos de las violencias contra las mujeres que nos agreden de manera desmesurada y a veces, resultan imposibles de identificar porque son imperceptibles.

Vale aclarar tales términos desde las definiciones de la RAE. Intangible adj. Que no debe o no puede tocarse. Imperceptible, adj. que no se puede percibir. En ambos casos se refiere a lo intangible o inmaterial ajeno a la capacidad humana que no puede ser percibido claramente por los sentidos.

Los estudios feministas vinculan estos conceptos  para identificar  la violencia psicológica como actos que conllevan a la desvalorización y buscan disminuir o eliminar los recursos internos que la persona posee para hacer frente a las diferentes situaciones de su vida cotidiana. Precisa que constituyen, una de las modalidades más constantes, efectivas y generalizadas del ejercicio del poder en la relación pareja y en consecuencia en la familia, donde se manifiesta la discriminación, el abuso, el menosprecio y la discriminación que, debe suponer una intromisión, sin consentimiento, en la vida privada de la víctima. (Torres, Robles & Marco, 2013: p.148).

Dinámicas inimaginables presentan las formas actuales de esas violencias desde edades tempranas, trasmitidas en el ciberespacio, con las redes en las diversas plataformas o sistemas virtuales como el correo electrónico, sistemas de mensajería, WhatsApp, redes sociales, blogs, entre muchos otros y además, por lo tradicionales medios de comunicación, radio y televisión con programas y novelas.

Así de manera sutil y hasta “romántica se reiteran las tradiciones patriarcales que fundamentan esa violencia de género con propuestas de aceptación pasiva a la incesante violencia psicológica y material. La dramaturgia y narrativa de los mensajes reproducen viejas costumbres y fundamentan con frecuencia hasta las agresiones y rivalidades femeninas, con amenazas, vejaciones, chantaje emocional, que edulcoran la violencia dentro de las relaciones de pareja o expareja, entre las protagonistas de las telenovelas.

Como caso extremo de estas teorías, vale mencionar el descontento que originaron algunos capítulos de la telenovela Cabo  recién concluida, que logró reunir una millonaria teleaudiencia en el horario estelar. Fue un remake de otras novelas como de Sortilegio de 2009 y de Tú o nadie de 1985. Su trama se refiere a la joven Sofía, quien se casa con Alejandro que se supone falleció en un accidente aéreo pero, al conocer a su familia, se encontró que el tal Alejandro su esposo, está vivo pero es otro hombre. Ahí comienza su calvario con la familia política y sus amistades.

Durante toda la trama nada sutil, fue el agresivo lenguaje misógino masculino y femenino de los diálogos, ni la violencia presente en varias escenas de las relaciones de parejas en algunas historias, donde los hombres expresaban sus celos y  dominio a las mujeres, con imposiciones agresivas, abusos sexuales y varias formas de amenaza. Incluso el capítulo final donde la protagonista perdona “para ser feliz con su agresor.”

La sensibilidad popular se resintió. La novela  trasmitida inicialmente en el año 1985, después de 38 años merecía una verdadera adaptación, no solo de modelos de vestuario, aún inadecuados para las actrices, sino también de diálogos y modos, porque en la actualidad, las teorías de perspectiva de género y los argumentos feministas, han influido de alguna manera en la apreciación social de las relaciones familiares y de pareja.

Se personificaron casi todas las modalidades de las violencias de género, hasta el intento de feminicidio.

Uno de los principios básicos de la teoría del conocimiento precisa que, para percibir hay que conocer. Cada día las mujeres identifican las acciones de prevención de las violencias con campañas, talleres, encuentros, ponencias  para saber sus tipos y modalidades a fin de poder materializar lo intangible que afecta nuestras emociones  y nuestra autoestima. El reto es precisar bien sus manifestaciones para que dejen de ser imperceptibles.

Todavía una de cada tres mujeres sufrimos violencia de algún tipo. Hay que identificarlas de inmediato en la cotidianidad con la pareja, la familia, en los medios de comunicación y en las redes. Es el camino para percibirlas y erradicarlas de raíz.

@Letra Clara

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