Las aristas invisibles de la guerra en Ucrania

MARÍA MANUELA DE LA ROSA AGUILAR. A más de nueve meses de la invasión de Rusia en Ucrania, que parecía una operación sencilla y rápida para tomar los territorios ucranianos sin más complicaciones, como ocurrió en el 2014 con Crimea; resulta que esta guerra que tomó por sorpresa al mundo, se ha convertido en una contienda de desgaste para ambos países, con repercusiones globales que no sólo amenazan la seguridad regional, sino los equilibrios hegemónicos, la economía global y el conflicto se ha convertido en un riesgo latente que podría derivar en una hambruna, sobre todo para los países africanos, que tienen una gran dependencia de los granos ucranianos. Amén de las consecuencias geopolíticas, e implicaciones diplomáticas, políticas, económicas y de liderazgo, en donde se juegan intereses de muy diversa naturaleza, cuyos actores, muchas veces invisibles, en realidad fungen como protagonistas de lo que posiblemente marque la historia moderna.

La cuestión geopolítica

La guerra en Ucrania no es sólo el manotazo de Goliat sobre David, la gran potencia miliar rusa sobre su país vecino, aprovechando su debilidad, sino el teatro de operaciones que puede definir un cambio en los equilibrios hegemónicos. Y aunque aparentemente ambos países cuentan con sus aliados, han recibido el apoyo velado o decidido de los mismos, constituyendo un ensayo de lo que podría suceder a partir del enfrentamiento de Oriente contra Occidente, el bloque socialista contra el capitalista.

Tenemos claramente la lucha por ganar o mantener el territorio; pero, sobre todo, el que se fortalezca la defensa de Rusia apoderándose de la salida al Mar Negro, o el debilitamiento de las fronteras rusas. Ambas opciones, dan una ventaja estratégica a uno de los bloques con la permeabilidad que ello representa.  Hemos visto, aunque no de manera totalmente abierta, cómo se han alineado los dos bandos:

Por un lado Rusia, apoyado por China y la India (aunque de manera muy sutil), Corea del Norte, Irán, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kiryistán, Tayikistán, Siria; pero además los países africanos que han recibido “ayuda” de China, con quien tienen una gran deuda; y recientemente  Arabia Saudita, que en junio le dio una desconocida a Joe Biden, quien viajó a ese país árabe para pedir su adhesión, pero los saudís se decantaron por Rusia.

Ucrania por su parte cuenta con el apoyo de la Unión Europea y de Estados Unidos, principalmente. Y en este bloque están asimismo la mayoría de países integrantes de la ONU: 141 países votaron a favor de una condena a Rusia por la invasión a Ucrania.

El gran negocio

La guerra no sólo es cuestión de poder, sino de intereses muy grandes que están en juego, pues Ucrania tiene las tierras más fértiles del mundo, tanto en calidad como en cantidad; cuenta con grandes reservas de gas natural, carbón y petróleo; tiene importantes yacimientos de minerales como grafito, titanio, etc., además de que es el segundo productor mundial de hierro, mercurio  y manganeso; y por si fuera poco, tiene las reservas más grandes en Europa de minerales de uranio, entre otras muchas riquezas naturales. Pero además cuenta con cuatro plantas y 15 reactores nucleares, siendo la de Saporiyia, que es la más grande de Europa.

Independientemente de estas riquezas, hay que mencionar que la guerra ha significado un gran negocio para la industria armamentista, sobre todo la norteamericana y los fabricantes suizos. En esta guerra sólo la industria americana ha ganado unos 3,100 millones de dólares; además de que toda Europa se ha visto en la necesidad de aumentar su gasto militar hasta por un 4% del PIB, por ejemplo, España, considera un gasto de alrededor de 19,500 millones de dólares; Alemania 55,000 millones de dólares; Francis 288,000 millones de euros. Para que nos demos una idea de los recursos destinados a la defensa.

La salida diplomática

A pesar de los esfuerzos de las organizaciones internacionales, sobre todo de la ONU y de las diversas intervenciones de los presidentes de Estados Unidos y Francia, así como del canciller alemán, los presidentes de Rusia y Ucrania no han cedido en sus posiciones. Putin afirmando a ultranza la legitimidad de sus pretensiones expansionistas en Ucrania y Zelensky exigiendo la devolución del territorio ocupado, más Crimea. Ambos líderes inamovibles es sus respectivas posiciones, bajo sus propios y antagónicos argumentos. Aunque cabe mencionar, la comunidad internacional reconoce la falta de legitimidad de. las pretensiones rusas

La guerra continúa y no parece haber una posibilidad de negociación, puesto que ninguna de las dos partes está dispuesta a ceder. Sin embargo, la lógica indica que ambos bandos perderán mucho más si no acceden a sentarse a la mesa y pactar el término de la guerra, en donde su dignidad se mantenga a flote, no sólo por el bien de sus ciudadanos, sino en aras de una paz que sólo puede traer prosperidad y mantener el equilibrio mundial, pues a ninguno de los dos conviene que siga la guerra, sobre todo a Ucrania, que prácticamente ha sido destruida. Y aquí cabe mencionar que mientras más pase el tiempo, los costos se incrementarán para el principal responsable.

Lucha de egos

El principal obstáculo para una paz negociada parece ser el ego de los líderes en disputa. Uno, el presidente ruso que una vez que se apoderó de los territorios de Donetsk y Lugansk, llama a la negociación para la paz. Otro, el presidente ucraniano que no sólo no está dispuesto a perder los territorios de los que se apropió  Rusia, sino que quiere además que Crimea regrese a ser parte de Ucrania.

Vladimir Putin en su posición de líder de una potencia militar y económica, del país más grande del mundo, un hombre que añora el poderío de la antigua URSS y cuyo sueño es volver a reunificar la Unión Soviética. Un hombre que por más de dos décadas se ha mantenido como el hombre más poderoso de Rusia y ha sabido como cultivar una imagen de hombre súper poderoso como salido de una historieta de Marvel, un Súper Man ruso al que todo el mundo admire. El ego de un hombre llevado al culto de las masas.

Volodimir Zelensky, un comediante que logró con su popularidad y carisma llegar a la presidencia de Ucrania y al que la invasión rusa le dio la gran oportunidad de proyectarse como un verdadero líder, inteligente, audaz y admirado en todo el mundo por su valor, por su elocuencia y su capacidad de convocatoria. Por haber sabido aglutinar los ideales del héroe con la razón de la legitimidad que le da el luchar por los derechos de su pueblo; que ha sabido cómo conmover a la comunidad internacional; pero también que en su intento por arriesgarlo todo, se niega a ceder y exige más apoyos de Occidente. Y no es gratuito que Joe Biden haya desestimado la acusación que lanzó contra Rusia del ataque a la central nuclear de Zaporiyia. Si hay alguien informado es precisamente el presiente norteamericano. Y la pregunta surge de manera natural: ¿hasta qué punto Zelensky es un héroe cuyo único interés es la defensa de su patria? O si ¿estamos ante el surgimiento de un megalómano que en sus ansias de poder sobrepasó los límites? El sabio tiempo nos dará la respuesta.

El respaldo europeo

Si bien el gasto militar de los países europeos considera el apoyo a Ucrania, no podemos soslayar que ha sido tanta la ayuda militar que los europeos pudieran correr el riesgo de debilitar su capacidad militar, puesto que por mucho que se active la industria armamentista, el hecho es que la guerra fue una contingencia a la que tuvieron que responder y podrían correr el riesgo de quedarse sin pertrechos, en tanto que el presidente ucraniano pide cada día más. La cuestión es que, si los países de la Unión Europea descuidan su capacidad defensiva en aras de apoyar a Ucrania, su vulnerabilidad no pasará inadvertida para Rusia y sus aliados. Y entonces, un frente más podría abrirse.

Estados Unidos

El presidente Joe Biden, si bien ha pedido aumentar el gasto militar, ha tomado cierta distancia del conflicto. En un principio sus pronunciamientos fueron contundentes en su apoyo a Ucrania, pero conforme ha ido evolucionando la guerra, su posición se ha ido suavizando, lo cual no se debe al ritmo que ha tomado la contienda, que se ha vuelto de desgaste, a ver quien aguanta más. El presidente norteamericano, aunque ha pedido el apoyo de los aliados, también se ha acercado a los países orientales, como China, en un intento no sólo de suavizar las relaciones en pos de una salida diplomática. Y tal vez ese cambio de política responda a la actitud  reticente de Zelensky ante una posible negociación. El invierno ha tocado la puerta de Europa y una crisis energética podría cambiar el escenario. Por otro lado, aunque aparentemente lejana, está Africa, con sus muchas necesidades y en las manos de China, que ha financiado el desarrollo de muchos países. El poder africano podría surgir y sería un fuerte aliado para el bloque oriental.

La estrategia juega un papel decisivo cuando convergen factores tan vitales como la economía, la seguridad, el poderío militar y la unión de fuerzas.

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