LA COSTUMBRE DEL PODER/ Restablecer Los Pinos como residencia oficial de la presidencia de la República 

GREGORIO ORTEGA MOLINA

*Imposible saber hoy cuál será el desenlace electoral, pero cualquiera de las candidatas que se levante con el triunfo, debe mostrar su voluntad de regresar al civilismo y motivar a los militares a cumplir con su función constitucional y su misión patriótica, y subrayarlo al devolver a Los Pinos el uso para el cual fue construido

La construcción de Los Pinos no fue un capricho sino una necesidad histórica, todavía es la tapa del ataúd del caudillismo, la separación definitiva de los militares del poder político, y fue necesario subrayarlo al dejar atrás la idea de vivir en el Castillo de Chapultepec o Palacio Nacional.

Leo, en una breve historia de la Asociación Leandro Valle: “Pese al poder con el que contaba en el partido, este se fortaleció más de 10 años después cuando el instituto pasó por su primera evolución y dejó atrás al PNR para convertirse en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), en donde se deja en claro que estaba formado por los sectores agrario, popular, obrero y militar.

Este reconocimiento como parte del partido no duraría mucho, puesto que seis años más tarde, en 1946, el partido vuelve a reformarse ya bajo el nombre del PRI; no obstante, el partido ya no cuenta con los militares como parte de sus sectores principales”.

Es la reafirmación material del civilismo hecha por Miguel Alemán Valdés, porque conocía la historia y porque supo de la carga anímica, ideológica y de fuerza política que significaría continuar con la residencia del presidente de la República en un castillo o en un palacio. Estuvo empeñado en que desapareciera, de manera definitiva, la huella del Imperio, pero sobre todo la más pesada desde el punto de vista histórico: la presencia del virreinato, el peso de la idea de Colonia en el proyecto de nación, amenazado por la Doctrina Monroe y la respuesta de las petroleras a la expropiación.

Los Pinos es la residencia del civilismo, es hacer permanente la convicción de que los caudillos estaban muertos y enterrados, y de que los militares tenían su responsabilidad y función constitucionalmente especificadas y acotadas. Manuel Andrés López Obrador deformó conceptualmente y con toda intención, la razón histórica por la cual Miguel Alemán mandó construir esa casa. No tuvo otra manera de justificar su necesidad de vivir como virrey y sentirse tal. Gusta del boato y lujo que nunca tuvo, pero siempre soñó.

Imposible saber hoy cuál será el desenlace electoral, pero cualquiera de las candidatas que se levante con el triunfo, debe mostrar su voluntad de regresar al civilismo y motivar a los militares a cumplir con su función constitucional y su misión patriótica, y subrayarlo al devolver a Los Pinos la función para la cual fue construido.

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Siempre escuché a mis abuelas y tías solteronas. Las recuerdo y me hago el propósito de observar los DIAS DE GUARDAR. Los dedicaré a la lectura y meditación en silencio. Nos reencontramos el lunes 1° de abril. Y para respetar la tradición completa, lo digo: si Dios me da licencia. FELIZ PASCUA.

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