HISTORIAS EN EL METRO/ Las golondrinas

Ricardo Burgos Orozco

Ciudad de México, 10 de abril (entresemana.mx). Cuando anunciaron hace unos días el retiro de la Guardia Nacional de las estaciones del Metro, lo relacioné de manera inmediata en tono jocoso con la canción La Golondrina o Las Golondrinas. Es una melodía mexicana muy popular que relacionamos inmediatamente con “adiós”, “despedida”, “cierre” o “término”.

La Golondrina o Las Golondrinas es una canción melancólica cuyo autor es el mexicano Narciso Serradell, aunque se dice que éste fue únicamente el creador de la letra; fue dada a conocer en 1862. Al parecer Serradell la compuso para participar en un concurso, pero tiene su origen en un poema escrito en árabe en la Edad Media por un rey que versificó con nostalgia la despedida de su tierra al huir tras ser vencido. Le letra original tuvo tres versiones antes de caer en manos de Serradell, quien escribió el texto como ahora lo conocemos. Y que inicia con un tono por demás triste ¿Adónde ira veloz y fatigada la golondrina que de aquí se va? Ustedes conocen bien el resto de la canción.

En estos días le cantamos Las Golondrinas a los más de seis mil elementos que estuvieron en las instalaciones del Metro desde el pasado 12 de enero, supuestamente para fortalecer la seguridad después que se dijo que las fallas en distintas estaciones se debían a “sabotaje” o “situaciones atípicas extrañas”. Durante el tiempo que estuvo la Guardia Nacional y hasta ahora, no se ha comprobado esa acusación. Incluso alguna ocasión los vigilantes acusaron y detuvieron a una señora que cometió el pecado de dejar caer unas aspas de lavadora en las vías energizadas; la soltaron al comprobar que solamente fue un accidente.

Los hombres y mujeres de la Guardia Nacional que estuvieron presentes en las instalaciones del Metro seguro se aburrieron de lo lindo y no solamente eso, sino que estaban impotentes para   atender cualquier incidente porque su especialidad es otra, como el caso de una joven mamá, quien dio a luz a un bebé en la estación Pantitlán hace unos días. La señora fue atendida por personal capacitado para esas circunstancias.

Preparados para otros menesteres, a lo mejor para enfrentar al crimen organizado en territorios de alto riesgo, supervisar operativos contra la delincuencia o acudir al auxilio de poblaciones afectadas por fenómenos naturales, los elementos de la Guardia Nacional se enfrentaron desarmados a la muchedumbre de diario en el Metro, lo que, desde mi punto de vista, los hacia vulnerables a cualquier situación de riesgo. La policía auxiliar va a continuar vigilando el Metro.

El pasado 28 de marzo, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum anunció que la Guardia Nacional se iba a retirar paulatinamente de la vigilancia en las instalaciones del Metro. Lo curioso es que desde el día siguiente que se dio a conocer esa información ya no he visto a personal de esa corporación en ninguna de las estaciones. No fue paulatino el retiro.

A fuerza de ser sinceros, la Guardia Nacional pasó sin pena ni gloria por el Metro porque nunca hubo incidentes que lamentar en los cuales pudiera intervenir. Esperemos que las autoridades capitalinas se encarguen, ahora sí, de lo verdaderamente importante y real, que es el mantenimiento y constantes fallas en toda la red de las 12 líneas.

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