EL OTRO DATO/ Retomar el rumbo de México

JUAN CHÁVEZ. Fui uno de los miles que atestamos el Zócalo en defensa de la democracia y contra el plan B de la reforma electoral de López Obrador que pretende destazar el Instituto Nacional Electoral (INE).

¿Cuántos miles?

La oficialidad del gobierno de la Ciudad de México asegura que fuimos 90 mil. Los organizadores señalan que fuimos más de medio millón.

Lo trascendente es que en más de 100 ciudades del país se registraron marchas y concentraciones de miles de mexicanos que pintaron al país de rosa y blanco. El Zócalo mexicano fue pintado de esos colores que se han transformado en el símbolo de los millones que abominamos el gobierno del oportunista de Palacio, empeñado en destruir las instituciones de México.

El paso definitivo por el cambio está perfilado. Al movimiento ciudadano, surgido en forma espontánea el 13 de noviembre y continuado este domingo 26 de febrero, se han unido los partidos de oposición.

El movimiento tuvo repercusiones en Francia, España y Suiza. Y la prensa internacional, exhibió las negras intenciones de López Obrador de “matar la democracia mexicana” para encaramarse en el poder como cacique supremo.

The Atlantic, El País, The New York Times y The New York Post, reventaron a López y a su cuatroté en sendos editoriales por su intento de debilitar el pilar clave (INE) de la democracia en México.

La concentración en la plaza principal del país, exigió a los ministros de la Corte que rechacen el plan B de AMLO. En una pancarta se leía: “El INE desaparece y la dictadura aparece”. ¡Yo defiendo al INE!

En Guadalajara, en la Plaza de la Liberación abarrotada se insistió: “El INE no se toca; la Corte tiene la palabra”.

Además, en una manta se cuestionó a los ministros:

“Serán más leales a AMLO que a la Constitución algunos ministros de la SCJN”.

En Guadalajara, el rector de la Universidad del Valle Atemajac, Francis Ramírez Yáñez dijo

Que le preocupa lo que ocurre en el país, donde las y los legisladores federales “han traicionado a México aprobando leyes anticonstitucionales”.

“Confío en que el manifestarnos de una manera pacífica y responsable, que despierte las conciencias de todas y todos puede lograr algo y no nos queda de otra. A las y los jóvenes hay que llamarles al civismo, para que nuestro país retome el rumbo, porque se perdió la legalidad, el Estado de Derecho con la complacencia y la actitud traidora del Presidente”, añadió.

Hoy, el oportunista de Palacio ya entendió que seis años son pocos y que un plazo indefinido es necesario para que un proyecto como el suyo cuaje: instalar, sin oposición, el bien según él lo concibe; hacer sólo y solo lo que le parece adecuado porque tener todos los días un micrófono al alcance, él cree, lo volvió omnisapiente, y a un sabio de semejante magnitud las reglas democráticas estorban, no para dirimir la siguiente elección, sino las por venir. Sí, despacha muy cómodo en el limbo en el que poco a poco nos metimos; pero él, López Obrador, nos encontró ahí, y ahora nos corresponde quitarle el candado antes de que lo ponga en la reja.

Aunque la caricatura de una sociedad metida en una jaula mientras el domador blande el látigo y sonríe socarrón podría ser eficaz para echar una pensada a la situación actual y darnos cuenta que marchas y concentraciones pacíficas, no son suficientes.

Nos hace falta un líder de alto calibre. Alguien que aglutine a la ciudadanía que ya no está como testigo de palo, viendo como México está siendo destrozado.

Ayer domingo sucedió la marcha-plantón que fue nacional porque en cada ciudad fue única; representó una de las flechas rojas que apuntan a la salida de emergencia del limbo, y aunque eso de que es “en defensa de la democracia” suena bien, es poco concreto: ayer estuvimos en las plazas para acercarnos al timón de lo que como ciudadanos nos concierne: la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia es el barco que elegimos para navegar hacia ellas. Con todo y lo que el INE representa –un símbolo social y político de primer orden–, lo que mostramos es un destello al que los días, los meses y los años siguientes tenemos que añadir otros.

La democracia ya permitió tres alternancias del poder ejecutivo federal, en el 2000, 2012 y 2018… y no se quiere que haya más. López Obrador pugna por mantenerse en el poder después de su sexenio y está acerando al país a una rebelión armada… Si la Corte no pone remedio… aunque en el Diario Oficial, este lunes se haya promulgado el plan B de las reformas secundarias electorales.

O es la Corte o es la ciudadanía que ayer domingo, en coro de 500 mil voces entonó el Himno Nacional en el Zócalo: “Mexicanos al grito de guerra…”, se escuchó bien fuerte.

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