PICOTAZO POLÍTICO/ Las Barrios 

MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS

Se trata del clan, femeninamente un clan (es del gaélico clann hijos, descendencia masculina). Comienza con doña Alejandra Barrios, diríamos que la mayor autoridad en el mundo de los comerciantes populares, con el sello del tótem (otro termino masculino, fálico) de que por sus oficinas han pasado todos los políticos más importantes de esta capital. Llena de amigos y también de enemigos, al grado que no hace mucho fue detenida y puesta en prisión domiciliaria por una aberración legal, acusaciones falsas y ya sabe, esas fregaderas que se le inventan a las enemigas poderosas de un sistema. Pero ya está libre. Su hija Diana Barrios no se queda atrás, líder y una férrea promotora y defensora de los derechos de las comunidades lésbico gay y todas las demás preferencias (me disculpo, no logro retenerlas en memoria). Diana pasó por lo mismo, cárcel y una brutal experiencia humana que la reinventaron, hoy como uno de los rostros de la lucha social. Es una superviviente y de quienes en las líneas de la política ofrece uno de los futuros más interesantes. Y no menos importante decir que es una extraordinaria amiga.

Y en los cultivos de las Barrios ha crecido una de las personalidades más oxigenantes del servicio público, actual legisladora y a punto de ser reelecta, Silvia Sánchez Barrios.

Lo diré sin cortapisas: Silvia es por mucho, la mejor política que en la Cuauhtémoc haya crecido y se haya desarrollado.

Pero cosas de la vida, Silvia jamás pidió esto, su llegada a la diputación local cuando a su hermana, Diana, se le aplicó la aberrante privación de la libertad.

Silvia, entonces, tomó la estafeta y desde hace casi tres años ha ocupado una curul en el congreso de la ciudad de México.

Ella ahora busca repetir por parte del PRI -PAN- y PRD, va por el distrito 9 y frente a si no se le asoma competencia.

Es más, ofrezco disculpas por no recordar el nombre de quien compite ante ella, solo sé que es de morena, pero las encuestas no la dan por ganador o ganadora.

Silvia Sánchez, la del poderoso clan Barrios, ha podido construir una muy buena imagen, muy de la mano de Diana, su carnala, tal y como se dicen. La ventaja en Silvia es que no necesita del cargo, tal y como ocurre con candidatas de microondas o construidas desde las bacinicas de los influencers. Ella, más bien, es una mujer joven con espíritu viejo, de las que le gusta dar la mano, así sean cien o mil vecinos, de las que se ponen a bailar salsa, no para la foto ,sino porque les nace y le saben.

Es de las Barrios la más conectada con los vecinos, solidaria y muy generosa con eso de los recursos, pues no solo utiliza el presupuesto vecinal asignado, sino el que sale de su propia cartera. Regala pintura y ayuda a pintar, obsequia juguetes disfrazada de mujer maravilla, anda en motoneta, no es de poses, es de tenis y mezclilla.

Y algo que debe ser reconocido, recuperó el tiempo con los libros y su carrera profesional, se afina en derecho y toma cursos de todo aquello que le favorezca en su trayectoria.

¿Por qué le digo esto sobre alguien que está por jugarse la reelección? Porque llevo mucho tiempo conociendo a Silvia Sánchez, es una luchadora social y mujer de familia que ,para los que conocemos su biografía personal ,no deja de sorprendernos su enorme capacidad para salir de todo tipo de retos ,desde los que nos llevan a un hospital, los que quitan noches enteras por velar la salud de los hijos o por que el trabajo en esta ciudad llega a ser una dura cruz la cual es muy difícil renunciar.

En el mundo de la política existe gente nefasta, personajes sin escrúpulos, detestables…pero el suero de la salud para la Cuauhtémoc tiene etiqueta de mujer, Silvia Sánchez, una Barrios que sabe dónde ponerse a bailar o donde levantar la voz para que se haga justicia a favor de sus vecinos.

¿Silvia va a ganar? Si, totalmente, y con ello gana también la Cuauhtémoc. Ganan los vecinos.

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