EL OTRO DATO/ Fabela, jóvenes y guapos (II/V)

JUAN CHÁVEZ. El PRI en el estado de México, convirtió la gubernatura en su botín preferido desde los tiempos de Venustiano Carranza.

Con los caciques, recién concluido el movimiento armado que la historia recoge como Revolución Mexicana y apunta un registro de más de un millón de muertos, ya los hermanos Gómez, Abundio y Filiberto, intentaron perpetuarse en el poder y crearon sus redes elitistas con vistas a crear su caciquismo.

Otro tanto hizo Carlos Riva Palacio, ocupando el poder en forma continua, erigiéndose como el dictadorcillo de la entidad.

En tales mandatos, los gomistas se enriquecieron y fueron frenados hasta 1942 en que arriba al Palacio de Gobierno Isidro Fabela, por decisión del presidente Manuel Ávila Camacho.

Fabela se encarga del interinato de 3 años construyendo su élite de poder con el mítico Grupo Atlacomulco y con jóvenes guapos en el que destacaron Adolfo López Mateos y Carlos Hank González y quienes más lo cortejaron.

A ALM, inclusive, lo lleva como senador suplente que finalmente queda como titular cuando Ávila Camacho determina enviarlo por seis años como juez del Tribunal Internacional de La Haya.

Se cuenta que su homosexualismo, con su sapiencia académica y un don político, sobre todo en cuestiones internacionales al lado primero de Venustiano Carranza y luego de los mandatarios que le siguieron, inició una carrera de enriquecimiento constituyendo empresas que obtenían contratos de muchos millones de pesos, directamente del gobierno del Estado o de las empresas del gobierno federal.

De esta suerte surge la flotilla de camiones pipa que trasladaban los combustóleos a las tierras lejanas de Sinaloa y Sonora, negocio que hereda a su consentido Hank González.

Isidro Fabela vivía para una meta: Que el gobierno de la entidad fuera ocupado siempre por un personaje nacido en Atlacomulco o uno identificado con el fantasmal grupo.

Muchas leyendas existen alrededor del mito fundacional de este grupo porque, como tal, no existe una formación oficial, pese a que se habla de éste desde los primeros años de la Revolución Mexicana, aparentemente en 1915 de la mano de Maximino Montiel Olmos.

Sin embargo, existe una leyenda en especial que alude a una profetiza que dio señales de cómo sería el funcionamiento del colectivo, incluso de cómo uno de ellos sería el titular del Ejecutivo Federal.

De acuerdo a lo que se conoce, corría el año 1940 –seis años antes de que naciera el PRI– cuando Francisca Castro Montiel, vidente del municipio de Atlacomulco, se reunió con los personajes notables de la localidad para adelantarles que serían seis los gobernadores del estado de México que saldrían de dichas tierras, de los cuales uno alcanzaría la Presidencia.

Sin embargo, no fueron seis lo mandatarios que nacerían políticamente de esa demarcación, en realidad, se trató de siete personajes influyentes del priismo en las diferentes décadas, desde la del 40 del siglo pasado hasta la actualidad: Isidro Fabela, Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, Salvador Sánchez Colín, Arturo Montiel Rojas, Enrique Peña Nieto y Alfredo del Mazo Maza, serían los personajes citados; siendo Peña Nieto el que se consagró como Presidente.

Fabela y su narcisismo, y sus inclinaciones homosexuales, están ligadas al grupo de los genios de aquellos tiempos y que Salvador Novo resalta en su literatura para no ocultar sus inclinaciones sexuales que “no esconde” en el clóset, dice, sino que muestra “en la vitrina de vidrio”. Fabela estuvo muy ligado a Novo.

Y Fabela quiso acceder a la Presidencia. Ya contaba con el poderoso Grupo Atlacomulco y la riqueza desprendida de la cadena de empresas que la corporación manejaba.

El Grupo Atlacomulco pertenece principalmente a dos estructuras de la sociedad, la estructura política que se expresa a través del PRI y de donde el Grupo constituye una unidad de la totalidad que conforman a ese partido.

Por otro lado, el Grupo pertenece a la estructura económica en tanto que el uso del poder político deriva en la acumulación de riqueza mediante la creación de empresas, favorecer compañías a cambio de prebendas o apoyar actividades delictivas con el objetivo de obtener fondos para sus propósitos políticos.

El Grupo Atlacomulco contaba con una imagen creada a modo en los medios de comunicación, principalmente radio y televisión, debido a los contratos de promoción entre Televisa y Peña Nieto. Sin embargo, sectores de los medios de comunicación críticos al Grupo, sobre todo de la izquierda donde por ejemplo se encuentra la revista Proceso, la periodista Carmen Aristegui y el politólogo Jenaro Villamil, lo han puesto como trapeador.

Durante la campaña presidencial y posterior a los deslices de Peña Nieto, la imagen del Grupo, sobre todo ante la juventud, se ha modificado drásticamente, hasta en este momento ser la viva imagen de la corrupción y podredumbre de la clase política empleada de la burguesía.

Su influencia se ha desvanecido. El fenómeno comenzó con la muerte de Carlos Hank González en el 2001.

En el 2023, el PRI navegará sin su influencia en el electorado. Sin el Grupo Atlacomulco, el tricolor de “Alito” correrá huérfano en el proceso electoral que se avecina y eso lo va a empinar hacia la derrota. (Mañana 3 de 5. Hank, diablo de la corrupción)

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