CARTAS DESDE CHICAGO/ Voto desde el extranjero en deuda

Se dice que el próximo 2 de junio serán las elecciones más concurridas en la historia de México. Y los mexicanos que radicamos en el extranjero que ya somos parte de los comicios, participaremos en una proporción ínfima

ROGELIO FAZ

Chicago, Illinois, EU. Hace 30 años, o sea, en 1994 surgió una ocurrencia entre un grupo de potosinos radicados en Chicago: realizar elecciones para “elegir” presidente de México. Una idea que de entrada parecía ilusoria. Sin embargo, fue el inicio de lo que hoy es un hecho.

El entusiasmo por reclamar un derecho no reconocido alimentaba el deseo de hacerlo realidad.

Han transcurrido muchos años y muchos han aportado su granito de arena. Durante todo ese tiempo se fueron explorando alternativas absurdas como acertadas.

Fue tomando fuerza y forma la ocurrencia de esas primeras elecciones “simbólicas”, así que, había retos por solventar. Y así sucedió, pero a medias, pues hasta hoy no se ha cumplido del todo el propósito más allá del discurso.

Sin embargo, aquella primera convocatoria despertó la consciencia ciudadana de muchos paisanos. Así que, los exiliados (por subsistencia) más politizados en Chicago se pusieron a trabajar.

La clase política

En Chicago, panistas, perredistas, priistas y los sin partido, por sus diferencias ideológicas en ocasiones se desviaban del propósito principal o cabildeaba cada quien a su entender, pero se avanzó.

Lo que cabe destacar fue el deseo sincero de organizar ‘elecciones limpias’. Pero había que enfrentar esos retos, así que, para las segundas elecciones “simbólicas” -que para otros fueron “paralelas”- en el 2000: había que incentivar la consciencia del mexicano en el extranjero, lo que se logró en gran medida gracias al activismo.

Quizás por ser una idea novedosa y legitima de la comunidad provoco interés de los paisanos, que a pesar de las limitaciones económicas y logísticas obtuvieron respuestas favorables.

Después vendrían los retos reales como ser tomados en cuenta por la clase política mexicana, algo que tomo tres sexenios y era buscar patrocinador político/partidos que sometieran la iniciativa en el Congreso.

Sentido de pertenencia

El desafío seguía siendo la falta de voluntad política en México. Hubo senadores que nos dijeron “ustedes ya se fueron, ya no pertenecen aquí”. Otros decían “ustedes no van a pagar las consecuencias”.

Con esas respuestas sin querer le daban cuerda al estímulo; que era el no perder el sentido de pertenencia a través de la participación política y seguir comprometidos con nuestra patria.

Pero entonces el tema se había vuelto políticamente ‘sexy’, aunque eso lo entorpeció por quienes quisieron colgarse la medalla del mérito, no obstante, se siguió avanzando.

Quedando en deuda

El relevo de activistas continuo para ayudar en el método, quienes, como, donde y costo. Había que dar garantías y certeza al proceso para ser aprobado en el Congreso mexicano y posteriormente por el entonces IFE ahora INE. Después vendría como ahora; su promoción, registro, integrar el padrón electoral, la credencialización, etc…

Sin embrago, todo ese burocratismo ya en manos del oficialismo enfrío la motivación original. Lo que falta a este proceso electoral de 2024.

En conclusión, han pasado 30 años y no a germinado del todo la idea original de la inclusión de los paisanos a través de la participación política que no sean solo remesas. Un sistema riguroso, inconsistente y burocrático supuestamente para garantizar un proceso confiable, dejo en deuda a los mexicanos en el extranjero debido a su costo, participación y entusiasmo.

El voto potosino

En adición, cabe destacar que en Chicago también se planteó por primera vez la participación en comicios a nivel estatal desde el extranjero, y San Luis Potosí con sus representantes en el Senado de la República, Cámara de Diputados, el presidente de Congreso estatal y del Instituto Electoral del Estado, se dieron cita en un foro en Chicago.

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