BOTELLLA AL MAR/ Candil de la calle

MARTHA CANSECO GONZÁLEZ

SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Queridas lectoras y lectores: les platico que he estado leyendo una vez más el libro de Patricia Karina Vergara Sánchez, Siwapajti. Medicina de mujer, memoria y teoría de mujeres.

Ahí explica muy claramente lo que es el patriarcado, la terrible relación con su hijo putativo el capitalismo neoliberal y la manera tan perniciosa en que ha impactado a las mujeres y las niñas. Señala que, sobre todo, ha significado una de las varias y convenientes formas de control sobre nosotras, lo que ha redundado que vivamos en un planeta en que millones de mujeres son explotadas en nombre del “progreso”; claro, ese que define el capitalismo.

Dice contundente Karina: “se nos oprime para evitar la resistencia, la confrontación, la rebelión, para imponer una indefensión aprendida. Se institucionaliza la opresión para poder explotar con impunidad a quien se oprime”.

Ahora, señala, hay una férrea oposición a concebir la tierra como una entidad viva, como la madre tierra, a pesar de que “la tierra no nos pertenece, pertenecemos a la tierra” y “desde esa visión las adultas mayores y las niñas tienen un lugar muy significativo, porque el sentido de vida es herencia de las ancestras que enseñan sobre ella y, a su vez, será herencia para las vidas futuras”.

Pero esto no le importa ni al patriarcado ni al capitalismo. Lo único que les interesa es que las personas produzcan y consuman. Así, entonces, hay seres humanos que son prescindibles, y entre ellas están las niñas.

Hace énfasis Karina: “Por eso la tolerancia social, política y legal que hay ante sus violaciones, asesinatos, desapariciones, porque pareciera que no hacen falta para el sistema devorador, hay muchas, podemos reponerlas en cualquier momento”.

El alcance de lo que teoriza Karina, se entiende muy bien ante dos hechos de los que tuvimos conocimiento la semana pasada. Por un lado, el de la niña migrante que fue rescatada, junto con su madre, por autoridades estadunidenses en la zona fronteriza con México. Esta niña de 8 años fue violada por 67 hombres en territorio mexicano. Eso valen las niñas en México: ¡nada!

Y por otro lado, la contundente afirmación de doña Irinea Buendía Cortez, reconocida activista por los derechos humanos de las mujeres, de que en los últimos cinco años el gobierno de la república ocultó 5 mil 668 feminicidios y registró como accidentes y suicidios otros miles de casos para esconder los crímenes contra las mujeres. Este ocultamiento no ha permitido identificar que ahora son 20 las mujeres asesinadas todos los días en nuestro país.

Por esta razón, doña Irinea presentará una iniciativa para castigar a las y los servidores públicos que no investiguen con visión de género los asesinatos de las mexicanas.

Aunque el presidente López Obrador asegure que tiene otros datos, en este momento no hay persona en México que tenga el verdadero pulso de lo que pasa en las procuradurías del país con respecto a la violencia contra mujeres, jóvenes y niñas que Irinea Buendía. Desde noviembre pasado, ella inició una gira por toda la nación para dar a conocer a las diferentes procuradurías de los estados la sentencia Mariana Lima Buendía que determinó la Suprema Corte de la Nación y que les obliga a investigar con perspectiva de género cualquier muerte violenta de mujeres.

En el colmo del cinismo, mientras AMLO no ha recibido a las madres buscadoras y ponen vallas en Palacio Nacional contra las que protestan por la violencia contra las mujeres, sí lo hizo, y con honores, a una de las fundadoras de las Abuelas Plaza de Mayo de Argentina, Estela de Carlotto. Y no es que doña Estela no lo merezca; es por qué a unas sí y a otras no.

Es muy sencillo: las activistas y buscadoras mexicanas son la evidencia viva de los pírricos resultados de la lucha de los gobiernos federal y estatales de Morena contra la violencia de género. La verdad es que a estos gobiernos de “izquierda” no les interesa contrarrestarla, porque son como cualquier otro gobierno de cualquier otro partido.

El problema no está en los partidos o en las personas que llegan al poder, el problema es y seguirá siendo la manera de gobernar. Mientras esta siga siendo vertical, machista y misógina, las mujeres, las jóvenes y las niñas seguiremos siendo prescindibles.

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