BOTELLA AL MAR/ Julia (II)

MARTA CANSECO GONZÁLEZ

SemMéxico, Pachuca, Hidalgo. Hola queridas y queridos lectores, continúo platicando con ustedes de la serie de HBOMax “Julia” que lleva dos temporadas y está basada en la vida de Julia Child, la primera mujer norteamericana en tener su propio show en la televisión pública de ese país.

Hasta el momento son dos los capítulos que no sólo a mí me han parecido muy buenos, de hecho, uno de ellos ganó un premio, el que lleva por título “Foie gra” y el que a mí me parece sensacional se llama “Camarones con sémola de maíz”, hacer notar que cada capítulo de la serie lleva el nombre de algún platillo de cocina.

Voy a tener que espoliar para poder dar mí punto de vista, en el capítulo Foie gra, Julia va a recibir el premio Emmy por su programa de televisión, un programa que fue ideado por ella, que financió y cuyo director no creía que iba funcionar, de hecho, el reconocimiento les cae de sorpresa.

La misma Julia no sabe cómo ocurrió, pero está lista para asistir, es Paul, su marido quién le hace notar el logro que ha obtenido. Por alguna razón, el guionista Daniel Goldfarb, introdujo una escena en la que Child tiene como vecina de mesa a Betty Friedan, autora de la Mística de la feminidad.

Ahí la feminista le reclama a Julia la posición en la que pone a las mujeres, exclusivamente en el ámbito doméstico con su programa, eso la afecta mucho, regresa al hotel preocupada.

Yo, la verdad no veo la necesidad de esta escena ficticia, digo, su programa se transmitió a partir de 1963, en auge estaba toda esta corriente social y cultural para invitar a las norteamericanas a quedarse en sus casas, luego de que tuvieran que salir a trabajar al ámbito público, los hombres estaban peleando en Europa debido a la segunda guerra mundial.

Es sin duda, como una traición a la persona de Julia, una mujer que se abrió paso en el masculino ámbito de la televisión norteamericana en esos tiempos, de hecho, su programa fue emulado en otros países. Algunos años después aquí en México, la pionera de los programas gastronómicos fue Chepina Peralta.

En mí casa nos reuníamos en familia para verla a fin de apuntar todos los procesos e ingredientes, mi papá compró una pequeña televisión en blanco y negro que se colocó en la cocina para no perder detalle.

Ahora son ellos los amos de la televisión gastronómica, por eso hay que reconocerlas a ellas.

En comparación, el capítulo “Camarones con sémola de maíz”, es una oda a la sororidad. En cada escena y cada diálogo podemos ver las diversas maneras en las que las mujeres se apoyan unas a otras. Trata sobre la invitación que Julia y su equipo reciben de la Casa Blanca, para observar cómo se prepara una cena de estado.

Asomadas al balcón de su cuarto de hotel y desde donde se ve la Casa Blanca, Avis DeVoto la mejor amiga de Julia le dice, “Ojalá hubiéramos tenido hijas para poderles decir, ¡Miren hasta dónde llegaron sus madres! La escena me hizo pensar mucho en mi mamá quien no tuvo oportunidad de estudiar. Muy bien le habría podido decir ahora ¡Mira mamá, hasta dónde llegaron tus hijas!

Por cierto, que a Avis, finalmente no la dejan entrar a la residencia presidencial por haber participado en una marcha contra la guerra de Vietnam, cuando llega de sorpresa a su casa, se encuentra con que la pareja le ha puesto el cuerno. Lo corre y va a refugiarse con su amigo Paul, el esposo de Julia. Ahí frente a una copa de vino le confiesa: “Por supuesto quiero amor, pero prefiero lealtad y respeto”, vamos lo que ahora conocemos como responsabilidad afectiva.

No quiero espoliar más, pero valen mucho la pena las escenas de cómo termina la experiencia en la Casa Blanca, y sobre todo les sugiero mirar con detenimiento lo que ocurre con Judith, la editora de los libros de cocina de Julia y la subdirectora de la editorial Blanche Knopf.

Así podríamos cuidar y reconocer a todas las mujeres que han sido nuestras mentoras, en mí caso, en el periodismo, en el periodismo televisivo, en el periodismo con perspectiva de género, en el feminismo y en el activismo.

Otra escena en específico me recuerda algo que observo aún en la actualidad, ahí, Julia dice algo así como, “Algunas mujeres prefieren a los hombres”.

Pues bien fíjense que participo en tres plataformas exclusivas para mujeres donde se ofertan servicios, capacitaciones y productos, el fin es apoyarnos unas a otras, de hecho, tengo ya algunos años comprándole lo más posible a ellas, si puedo evitar las grandes cadenas de tiendas y almacenes, lo hago con gusto.

Bueno, tiro por viaje las administradoras tienen que recordarles a las participantes el objetivo de estas plataformas, es de nosotras para nosotras, porque no falta cada semana que alguna recomiende a su papá, su hermano, el novio o el marido.

¿Cuántos años más tardaremos en entender que vivimos en un mundo hecho por ellos y para ellos?, que es apenas una esquinita la que le podemos escamotear al sistema.

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