BELLAS Y AIROSAS/ A 40 años de su creación: ¡Viva Polvo de Gallina Negra!

ELVIRA HERNÁNDEZ CARBALLIDO

(SemMėxico, Pachuca, Hidalgo). Gracias a una profesora del CCH Sur la revista Fem llegó a mis manos y de vez en vez la compraba ahí en los puestos de periódicos de Ciudad Universitaria. El número 33 de la publicación feminista llamó poderosamente mi atención, era el año de 1984. La portada anunciaba la temática del ejemplar: “La mujer en el arte”. Un tendedero dibujado e iluminado de amarillo provocaba, pero más la frase escrita a mano debajo de esa ropa colgada: “Llevo mi destino tendido al cuerpo (luego lo lavo)”. Por supuesto, la compré de inmediato y desde ese instante Mónica Mayer quedó tatuada en mi alma. La misma que junto con Maris Bustamante había fundado el grupo feminista “Polvo de gallina negra”, que justo este 21 de junio cumplen 40 años.
El surgimiento y aportaciones de cada una de ellas y de su perspectiva grupal dejó y sigue dejando una huella imborrable en las expresiones de las mujeres mexicanas. Por primera vez surgía en México un grupo mujeres artistas que, a través de sus obras, desde performance hasta dibujos, de manera creativa y provocativa daban a conocer el sentir feminista, desde la denuncia opresora del patriarcado hasta el orgullo y alegría del ser mujer.
En ese número de revista Fem, una página completa compartía una receta de ingredientes sensibles y fuertes, con las porciones necesarias para fortalecernos y cuidarnos, querernos y protegernos. Fue así como nos describieron la forma de “hacerle el mal de ojo a los violadores o el respeto al cuerpo ajeno es la paz”:

2 docenas de ojos y corazones de mujer que acepte como tal.
20 kilogramos de rayos y centellas de mujer que se enoja cuando la agreden.
1 tonelada de músculos de acero de mujer que exige respete su cuerpo.
3 lenguas de mujer que no se somete aun cuando fue violada.
1 sobre de grenetina de mujer, sabor espinaca, que comprende y apoya a una mujer que fue violada.
30 gramos de voces que desmitifiquen la violación.
7 gotas de hombres que apoyen la lucha contra la violación.
Una pizca de legisladores interesados en los cambios sociales que demandan las mujeres.
Unas cuantas cucharadas de familias y escuelas que no promuevan los roles tradicionales.
3 docenas de mensajes de comunicadores responsables que dejen de producir imágenes que promueven la violación.
3 pelos de súper feminista.
2 colmillos de militante de partido de oposición.
1/1 oreja de espontáneo y curioso.

¿Cómo no sentirse atraídas y cautivadas con este discurso? ¿Cómo no poner en práctica esta receta? “Polvo de Gallina Negra” se quedaba para siempre presente entre quienes empezábamos a conocerlas. Y como en aquella década de los ochenta Fem era nuestro espacio más cercano para las universitarias que deseábamos comprender el feminismo, resultaba inevitable leer el texto de quien firmaba esa receta y era una de sus fundadoras, Mónica Meyer. Así que en ese número 33 de la revista, la artista nos explicaba sus antecedentes y razones:

En México se habla de Arte Feminista desde 1977. Naturalmente, no abrimos el camino solas. En nuestro país tenemos la inmensa suerte de contar con precursoras artistas como Frida Kahlo, María Izquierdo, Olga Costa, Cordelia Urueta, Katy Orna, Lola Álvarez Bravo, Remedios Varo, Leonora Carrington, entre otras. Aunque ninguna de ellas se considera o consideró feminista, ya que el concepto ni siquiera existía, su lucha como mujeres y artistas ha sido ejemplo para muchas de nosotras…

Señaló que precisamente en 1977 fue cuando se llevó a cabo en México la primera exposición de arte feminista donde pudieron observarse sus elementos característicos entre los que destaca la importancia de hablar de su propia experiencia de ser mujer ya sea en situaciones cotidiana, pero también en momentos representativos de emociones, sentimientos, enfrentamiento con la violencia, decisiones sobre nuestros cuerpos, así como planteamientos de cambios y transformaciones. Además, destacó las particularidades de quienes también habían fundado este grupo y de quienes se iban sumando al proyecto:

Magali Lara. Utiliza recursos autobiográficos a través de la narrativa visual. Late su sentido del humor en sus expresiones, a veces con una sonrisa esperanzadora y otras con una ironía penetrante, sobre todo si se trata de temas sobre violencia.

Rowena Morales. Posee una visión inspiradora para abordar la sexualidad femenina y la pasión, pero desborda creatividad al recuperar la historia de las mujeres.

Maris Bustamante. Destacó por romper con las formas tradicionales del arte. Con gran sensibilidad expresó la importancia del trabajo doméstico, entre el drama y el humor metaforizó las tareas del hogar y el deber ser asignado a las mujeres. Esta obra, por cierto, la presentó en un famoso programa matutino de la época con el periodista Guillermo Ochoa, quien se puso mandil y cuidaba a un bebé, al mismo tiempo que intentaba cumplir con su trabajo periodístico, sintiendo de cerca la doble jornada de las mujeres.

Sencilla y sabia, Mónica Mayer en ese 1984 evocó su trabajo artístico “El Tendedero”, que hoy es simbólico para las denuncias de violencia en diferentes organizaciones.

Otro aspecto de mi obra aborda la problemática de las mujeres, como el “tendedero”, que presenté por primera vez en la exposición Nuevas Tendencias en el Museo de Arte Moderno en 1978, y en el cual las mujeres de distintas clases sociales, edades y ocupaciones escribieron lo que más detestaban de la ciudad. La mayoría de mujeres, que colgaban sus mensajes en papelitos que eran tendidos en un lazo y sostenidos por pinzas, coincidieron en deplorar la violencia sexual callejera.
En el citado artículo, Mayer enumeraba los puntos representativos del arte feminista:

La expresión personal de cada artista desde su experiencia íntima y la perspectiva feminista.

El apoyo a exposiciones colectivas donde mujeres artistas de ayer y hoy, sean o no feministas, que rescata a varias de ellas del olvido patriarcal y “a otras nos pone en contacto con modelos a seguir”.

Aunque a veces se les cuestione su calidad artística, principalmente a través de críticos hombres, expresar siempre sus manifestaciones feministas. Es muy significativo mostrarse como artistas comprometidas, “en la medida que sirve para la transformación de nuestra realidad visual y cuestiona planteamientos tradicionales del arte sin contenido ni uso, a la vez que propone un nuevo discurso político”.

El trabajo colectivo donde se suman como artistas, pero también integran a toda mujer que desee manifestar alguna emoción o postura. Ellas mismas se convirtieron en un ejemplo palpable de esta característica.

Ya han pasado cuarenta años, no han dejado de sentirse parte de este grupo, aunque ahora su trabajo individual brille más, sobre todo, las dos fundadoras de “Polvo de Gallina Negra, durante cuatro décadas han mantenido ese objetivo que delataron en esas páginas, ahora amarillentas, de revista Fem: “El principal objetivo es transformar la imagen de la mujer que difunden los medios masivos de comunicación y el arte en general y proponer imágenes alternativas”.
Cuarenta años, los cuales han pasado como remolinos de pinceladas al óleo, que caen como lluvia de miles de papeles que tendidos al sol no dejan de denunciar y de soltar nuestras voces por todos los paisajes de la vida.
Para celebrar estos 40 años, en el Museo Cabañas -Guadalajara, Jalisco-, está una exposición que celebra y recupera la historia de este primer grupo feminista en México de artistas. En el programa del evento, escribieron:

Nos parece de gran interés exponer el material de los archivos personales de las artistas -documentos, afiches, cartas, fotografías y videos- ya que dan cuenta de la historia de un grupo que es referente del arte feminista, no sólo de México sino de nuestro continente. Pronto a cumplirse cuarenta años de su fundación, nos reviste importancia repensar el lugar de Polvo de Gallina Negra en la historia del arte latinoamericano así como también de dar cuenta de una genealogía de artistas feministas de nuestro continente.

La exposición introduce y permite palpar tres escenarios maravillosos, que los organizadores dewscriben de manera precisa:

De aquellos polvos. Inicia con algunas piezas que hemos seleccionado de la carrera individual de Maris Bustamante y Mónica Mayer, las que anuncian sus posicionamientos críticos contra el patriarcado.

Polvo de Gallina Negra. Hemos realizado una selección documental, fotográfica y de videos que registran las acciones del grupo Polvo de Gallina Negra durante los años 1983 a 1991

Pospolvo. Reactivaciones. En este módulo nos proponemos dar cuenta cómo han continuado las carreras personales y colectivas de cada una de sus integrantes. Es relevante el hecho de que la temática de la maternidad, central en los trabajos de Polvo de Gallina Negra, ha continuado en piezas colectivas como Maternidades Secuestradas (2012), que surge a través del Taller de Arte y Activismo Feminista (TAAF) o Maternidades en Tensión (2019), realizada en Buenos Aires, reflejando los ecos latinoamericanos de las propuestas de Mónica Mayer

Celebremos estos 40 años de Polvo de Gallina Negra, que sigue haciendo magia en nuestras emociones y sentidos, inspirados a las nuevas generaciones. Ha sido un honor tenerlas de maestras y ejemplo. ¡Viva Polvo de Gallina Negra!

Gracias a ellas creo en la fuerza de las recetas, una de ellas ha circulado por estos días en las redes, es representativa porque ahí señalan la fecha de su creación, pero, sobre todo, el procedimiento que ellas describían proponía liberarnos de la violencia que los machos ejercen contra nosotras:

www.entresemana.mx

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