MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS. La semana pasada, en la alcaldía Iztacalco, se presentó una tragedia, de esas que solo en este bendito país ocurren, un registro, tapa de hierro, coladera, perteneciente al sistema de aguas de la Ciudad de México fue robada, el «hoyo», sin protección se «tragó» a dos jovencitas que se dirigían a un concierto de música, las hermanas no pudieron salir tras la caída libre de cinco metros, el pestilente sitio casi ahoga también al padre de estas criaturas. En unos segundos, la irresponsabilidad humana acabo con la vida de dos señoritas de veintitantos años. ¿Qué provoca el que una tapadera, responsabilidad del sistema de aguas sea robada? Primero, que es muy fácil hacerlo, llevarla a un depósito de compra y venta de «fierro viejo» y que el armatroste sea rematado por 300 pesos.
Una tapadera que a estos organismos o a la alcaldía le cuestan miles, pues es, insisto, de hierro fundido. Cualquier chamaco, drogadicto o raterillo simplemente ve la «oportunidad» de hacerlo y no ser castigado y lo hace, la arranca y ya, se vende, provocando que las calles, avenidas, banquetas sean trampas mortales para autos y peatones ¿Es culpa de este gobierno? En parte si, por ser ellos los que deberían, junto con la policía, vigilar que esto no suceda, pero es tanta la demanda de los «chatarreros» que se convierte en una tarea muy compleja, es como salir a matar mosquitos en la selva con una resortera…nunca acabas.
Esto sucedió en Iztacalco, pero todos los días se presenta un accidente, que mínimo revienta las llantas de un carro o nos «rompe una pata» ¿Qué se debe hacer? Una sola cosa, exterminar el mercado de la compra de estás tapaderas, ir e inspeccionar a los «chatarreros «, castigar firmemente a quien adquiera este fierro robado, si se requiere cambiar las leyes, ahí está el congreso de la Ciudad de México, que la fiscalía haga lo suyo, que se corte de tajo la comercialización de tapas y registros, que se termine la amenaza a la vida y a las propiedades que sufren los ciudadanos.
En esto, cómo en muchos casos, urge la «tolerancia cero», si «la rata» roba alcantarillas y las vende, tanto a quien los hace como quien lo compra, elevarlos en el castigo a «tentativa de homicidio», y no exagero, pues ahí están las muertas, ahí están los familiares de las mismas.
Existe una equivocada creencia de que «la policía está para eso», para vigilar que no se roben las tapas del drenaje cuando lo que debería suceder es que nadie se debería robar nada y eso solo se consigue con una real aplicación de las leyes, insisto, sin dejar pasar nada. Ojo, no propongo que las prisiones se llenen de ladrones famélicos y drogados sino de fierreros que promueven esa actividad. Punto.
Ahora bien, en este capítulo de la tragedia de las señoritas que pierden la vida en un registro de aguas, es vital que ninguna autoridad quede impune por su descuido, alguien no hizo su trabajo, alguien debió haber recibido un reporte de las tapas faltantes, alguien debió apurar la solución, alguien de protección civil del gobierno de la Ciudad de México debió haber tomado nota de ese punto de peligro, alguien en algún maldito lugar del universo debió haber hecho lo correcto….pero no sucedió y el resultado son dos muchachitas muertas y una familia destrozada. El triste cuadro lo podemos complementar con la visión de que, en este México, en esta ciudad volverá a ocurrir algo así, que es cuestión de tiempo, pero puede cambiar, solo y solo sí, a los que deben castigar se les aplica el duro castigo de las leyes, mientras ello no ocurra, más tapaderas seguirán tragándose a más seres humanos.
¡No hay duda de que en esta capital te mueres por todo!
No es regaño, es Picotazo Político
*Historiador. Director y conductor del programa radiofónico ‘Urbe de Hierro’, transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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