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*Monreal llama a la oposición a “pelear limpio”

*10 de junio: Jueves de Corpus

CÉSAR VELÁZQUEZ ROBLES (Sinaloa). La coalición Va por México, constituida por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, acordaron ayer lo que denominaron una “moratoria constitucional”, que consiste lisa y llanamente en no aprobar ninguna reforma a la Carta Magna impulsada desde el gobierno de la República y respaldada por el bloque de Morena y los partidos del Trabajo y Verde. Es una decisión legítima, asumida en el marco de su autonomía e independencia, y es una respuesta a una política excluyente, que no considera a sus adversarios interlocutores válidos para alcanzar acuerdos y compromisos que fortalezcan la institucionalidad democrática.

¿Es válida la moratoria constitucional? Si, por supuesto. Es un mecanismo de defensa y de supervivencia en un contexto en el que el régimen recurre a todo tipo de acciones para limitar el peso e influencia de las oposiciones e impedir su consolidación como fuerza competitiva y real alternativa de poder. Es un derecho de las oposiciones, porque precisamente ello, oponerse, es lo que les confiere identidad y su condición de alternativa. Ya sabemos que la tarea de la oposición es oponerse, y puede oponerse a todo planteamiento o política que provenga del poder, lo cual es legítimo aunque ello la haga estéril, y también puede apoyar en todo o casi todo, lo cual la vuelve inútil.

Encontrar ese equilibrio entre oponerse y apoyar es la clave de una política coherente y útil para la democracia, y ello es posible a través del diálogo que permite a fuerzas distintas acercar posiciones. Cuando el ambiente se polariza, cuando de la oposición se pretende hacer escarnio, cuando se convierte en burla del poder, es natural una reacción como la que las oposiciones acordaron ayer 9 de junio.

El dirigente de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, no ve prudencia en esta actitud de las oposiciones. Por el contrario, ve riesgo de que se paralicen reformas y cambios legislativos, lo que “perjudicaría el funcionamiento institucional del país”. Monreal, una de las pocas voces sensatas en los más altos círculos del poder político, ha hecho ayer mismo un llamado a la conciliación, a alcanzar compromisos que fortalezcan la institucionalidad democrática. Lo dijo en estos términos: “Pongámonos de acuerdo; vayamos por consenso y por acuerdo, a lograr actualizar el marco normativo que es indispensable para nuestro país. No se puede paralizar a un poder de la Unión, no es correcto, y por eso hago un llamado prudente, con honestidad, a que esto no se presente y no interrumpa el trabajo legislativo”.

Sin embargo, la política impulsada desde el poder ha operado en sentido contrario en nuestro país. Lejos del consenso, de acercar posiciones, de discutir y procesar acuerdos y compromisos que contribuyan a afianzar el orden democrático, se ha satanizado el disenso. Los prejuicios – que son eso: pre-juicios–, los insultos, las admoniciones, los reclamos, las descalificaciones, colonizan todos los espacios de la arena pública. Debe entenderse, entonces, como natural, la reacción de las oposiciones.

Además, ya se sabe: las oposiciones no apoyarán ninguna reforma electoral que implique cambios en el orden constitucional, y sobre todo, porque no hay ninguna voluntad política y explícita desde el poder para alcanzar acuerdos en un campo que define las reglas del juego en la competencia por el poder político. No está de más repetir lo que ya se ha dicho una y otra vez: puede haber disenso en todo, pero debe haber un consenso fundamental, el que se refiere a la definición de las reglas del juego.

¿Quiere el gobierno definir por consenso las reglas del juego? Hasta ahora no parece caminar en esa dirección.

10 de junio: Jueves de Corpus. El 10 de junio de 1971 –¡hace 51 años!, una manifestación estudiantil que buscaba recuperar la calle después de la brutal represión de 1968, que se saldó con la muerte de una cantidad indeterminada de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, marchaba por la calles de San Cosme, cuando fue asaltada por una agrupación paramilitar conocida en ese tiempo como “los halcones”. Ahí perdieron la vida otra cantidad no determinada de estudiantes que reclamaban la libertad de los presos políticos que poblaban las mazmorras del tristemente famoso palacio de Lecumberri, y que exigían también libertades políticas a un régimen profundamente represivo que negaba el ejercicio de los más elementales derechos ciudadanos en una sociedad democrática.

Esas movilizaciones estudiantiles formaron parte del empuje de una sociedad que despertaba del letargo autoritario y reclamaba espacio para el ejercicio de las libertades. La resistencia del viejo régimen a abrirse a la democracia –eran todavía los años dorados del sistema (semi)autoritario–, significó enormes sacrificios para una generación de jóvenes que con su lucha y entrega generosa a la causa libertaria, pavimentaron el camino hacia un sistema más abierto, de libertades democráticas. Quienes formaron parte de esta generación hicieron una importante contribución al cambio social en nuestro país. Recordar en esta fecha aquellos acontecimientos trágicos y dolorosos es un ejercicio de recuperación de memoria histórica. Por eso  he querido en esta fecha recordarlos. Las libertades que hoy tenemos, el pluralismo del que todavía disfrutamos, la tolerancia que hoy establecemos en nuestras relaciones, son el producto de aquellas luchas que costaron sangre, represión, dolor y muerte. Defender esos valores, que son los que dan identidad a la movilización de las fuerzas progresistas y democráticas en México y en el mundo entero debe ser un compromiso de todos, para seguir disfrutando de esas libertades que son y deben seguir siendo un patrimonio colectivo.

POLITEiA 81 ya está en circulación. La revista POLITEiA número 81 correspondiente al mes de junio, si, junio, ya está en circulación. Paso a paso el equipo que pide los textos, los revisa y corrige y que está pendiente de las distintas fases del proceso, va regularizando su publicación. Queremos que la revista salga con puntualidad, al inicio de cada mes, porque lo asumimos con un compromiso con nuestros lectores y patrocinadores. Es, como siempre, un número excelente que incluye varios textos sobre asuntos de interés de la vida pública: sobre el Plan Estatal de Desarrollo 2022-2027, la propuesta y crítica de la reforma electoral recientemente propuesta por el presidente López Obrador, comentarios sobre el recientemente publicado libro de Cuauhtémoc Cárdenas, “Por una democracia progresista. Discutir el presente para un futuro mejor”, y un interesante análisis sobre las recientes elecciones presidenciales en Francia.

La revista está a la venta en el puesto de revistas de Cayetano González, en Buelna y Rubí, en el centro de la ciudad, y si usted desea apoyar este proyecto editorial, puede adquirir cuatro ejemplares o más con el autor de esta columna. Todo es cuestión de que le envíe un “guasap”.ZP

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