PULSO/ No es necesario

EDUARDO MERAZ. Los días de gloria del cuatroteísmo se extinguen de manera paulatina y el paraíso prometido quedará en el papel; los sueños de grandeza empiezan a volverse pesadillas. La falta de resultados tangibles para los bolsillos de los mexicanos es el resultado de un experimento sin pies ni cabeza.

Sin crecimiento económico, lo único a repartir es pobreza y desesperanza. De poco sirve el optimismo si las cuentas no salen: al concluir el presente año, tendremos una economía aún más pequeña de como inició el gobierno actual; tal vez se tenga el mismo número de población económicamente activa, pero con ingresos más bajos y alrededor de cuatro millones de pobres más.

La pandemia, mal atendida, puede servir de justificante ante los magros resultados. Pero si se le compara con los datos de los demás miembros de la OCDE, los alcanzados por México de 2019 a la fecha hablan de una gran y, quizá, deshonesta gestión de la crisis.

Haberse apartado de la ortodoxia económica no se tradujo en mejores condiciones para el funcionamiento de las actividades productivas y beneficios para la población; por el contrario, favoreció la polarización de los ingresos, con ricos cada día más ricos y el resto de la población en franco proceso de empobrecimiento.

Sin tener que hacer grandes inversiones, los grandes empresarios obtuvieron rendimientos que ni en los mejores años del neoliberalismo habían alcanzado. En contrapartida, la pobreza laboral se extiende a un mayor número de trabajadores, tanto por los bajos salarios como por la extensión de la jornada laboral.

Estos dos elementos, directamente asociados entre sí, deberían ser suficiente argumento para corregir, por parte de las autoridades, lo realizado hasta el momento y reconocer que muchas de las acciones, estrategias y obras emprendidas no eran ni son necesarias.

Lo mismo puede decirse de la política social -si así se le puede llamar al actuar atropellado y disperso- emprendida por el oficialismo. La cancelación de las guarderías infantiles y ahora la desaparición de las escuelas de tiempo completo son los casos más representativos de la miopía gubernamental, para no llamarle mala fe.

Las dádivas provenientes de las becas a estudiantes, elevadas a rango constitucional, no alcanzan a compensar el deterioro causado a millones de niños en educación inicial y básica, así como de sus familias.

Lo mismo puede decirse de la desaparición del seguro popular que, en la práctica ha representado que hoy los mexicanos tengan que destinar parte importante de sus ingresos para conservar la salud, a veces hasta el 45 por ciento de su salario, lo cual deja sin efecto la gratuidad de servicios y medicamentos, además de representar un tributo adicional o subsidio al gobierno.

En materia de seguridad y violencia, haber incrementado en 2.5 veces el personal de la Policía Judicial, para conformar la Guardia Nacional, ha tenido una incidencia mínima en la reducción de homicidios dolosos, cuando deberían haberse reducido, cuando menos, a la mitad.

Los más de 115 mil muertos por esta causal durante la presente administración, están lejos de ser interpretados como montajes o provocación. El fusilamiento de 17 personas en San José de Gracia, Michoacán, es el mejor indicador de que a mayor número de fuerzas del orden, mayor control de territorios por parte del crimen organizado.

Y la política estrella de erradicar la corrupción no sólo topó con pared. Cada vez con mayor frecuencia aparecen revelaciones sobre el comportamiento poco ético, pero perfectamente ilegal de los más cercanos colaboradores y familiares del presidente sin nombre y sin estatua.

Tres doritos después, vale la pena preguntarse: ¿Eran necesarios tantos cambios de forma en el ejercicio del poder? Los resultados nos dicen que no, que este gobierno no debió ser.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

En total coincidencia con otras instituciones financieras nacionales y extranjeras, el Banco de México recortó la expectativa de crecimiento en nuestro país para el presente año, por lo que prevé un crecimiento de 2.4 por ciento; anteriormente lo había calculado en 3.2 por ciento. Lejos muy lejos del 5 por ciento que estimó el titular del ejecutivo.

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