PULSO/ Alerta en Palacio

EDUARDO MERAZ

Si a pesar de todo el respaldo gubernamental, lícito e ilícito, y la intervención disfrazada del crimen organizado algunos integrantes de Morena piden el apoyo de Estados Unidos para mantenerse en el poder, es porque el día de campo esperado el 2 de junio, se puede convertir en un domingo de pesadilla.

La petición pública de la senadora Lucía Trasviña al embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, de apoyar al cuatroteísmo para “impedir” que la “ultraderecha” derrote al “humanismo mexicano”, debe interpretarse como una clara señal de alerta para el partido gobernante, para la bastonera Claudia Sheinbaum y para el habitante temporal de Palacio Nacional.

Lo explícito de la solicitud de intervención del gobierno estadounidense en el proceso electoral en curso no deja lugar a dudas: el desencanto y descontento social con la mal llamada cuarta transformación es evidente y creciente, pues amplios sectores de la población se sienten abandonados en sus necesidades fundamentales y desprotegidos ante la delincuencia.

A contrapelo de la creencia palaciega de que en México vamos bien, requete bien y estamos felices, felices, los mexicanos vemos un país bañado en sangre y con graves carencias en seguridad, salud, educación y demás servicios públicos, a cambio de un endeudamiento gigantesco con tal de cumplir los caprichos del ejecutivo sin palabra y sin nombre.

Los reclamos de la gente durante las giras presidenciales, también son expresión de desconfianza en la palabra presidencial, devaluada por tanta promesa incumplida y el desdén hacia las víctimas de sus fallidas políticas

Igualmente genera severas dudas la supuesta vocación democrática del mandatario innombrable, reflejada en sus recientes iniciativas de reforma, en las cuales plasma con claridad meridiana su interés de eliminar aquellas instituciones que salvaguardan los derechos y las libertades de los mexicanos, como son la Suprema Corte y los organismos autónomos.

La desabrida e incolora campaña -a lo largo de casi cinco años- de Claudia Sheinbaum, sin más mérito que ofrecer continuidad y obediencia ciega, más los recientes escándalos de corrupción y vínculos con el crimen organizado constituyen severos reveses para el oficialismo, lo cual hace entendible, aunque reprobable, rogar por el intervencionismo extranjero.

Con otro tono, el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, dijo: “Si somos el socio comercial número uno, pues obviamente ese es el trato que en todos los ámbitos debemos exigir y nos deben de dar”.

Estas demandas, de pena ajena, omiten señalar que hace unos años se le regateó al presidente Joe Biden el reconocimiento de su triunfo electoral y después se le dijo que México estaría no tan cerca de Estados Unidos, sin olvidar su falta de compromiso para combatir la venta de fentanilo, entre otros agravios.

Con diplomacia, Ken Salazar regresó con cajas destempladas las rogativas de la senadora Lucía Trasviña y del embajador Moctezuma Barragán, al asegurar que no se meterá en la política mexicana y pidió “no permitir que la política divida a EU y México”.

Pedir frías al principal socio comercial para intervenir en las elecciones mexicanas de este año, es síntoma inequívoco del proceso de debilitamiento del cuatroteísmo en el ánimo de los electores.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

Los acontecimientos recientes en Colombia y Ecuador son advertencias que los mexicanos no debemos soslayar, pues son tentaciones a las cuales puede recurrir el cuatroteísmo.

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