JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ. Sede de las traiciones o de inconformidades irreconciliables, entre cuadros de los diferentes partidos políticos, el Senado se muestra como una fábrica de divisiones en el interior de las diferentes fuerzas políticas ahí representadas.
En esa soberanía hay hasta un grupo híbrido que se denominan independientes que no esconden su conservadurismo, aunque rechazan a la derecha por tibia.
Ahí, en el senador, el PRI parece desmoronarse, llega a las elecciones de 2023 en el peor momento de su historia. Con cada día menos militantes, una cúpula separada de las bases a punto de romper el partido y cuadros que huyen del marasmo por los intereses que privan en su interior, el tricolor borra su propia sombra.
El senado se convierte en el sitio donde surgen los enfrentamientos que terminan en divisiones y el PRI ya mostró su fragilidad al separarse el ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de la coordinación de su partido y del grupo priísta de senadores seguirá siendo priista pero votará contra las decisiones de su partido.
Asegura Chong que con él están los millones de militantes molestos con el líder nacional, Alejandro Cárdenas, quien le tendió un atrampa.
Pero difícil creer a los priistas, porque según el último censo de militantes el tricolor tenía 1,311,811 militantes, de los cuales se han salido día tras día varios cientos. De tal suerte que no hay millones contra Alito, tampoco a favor. En 2019 tenía 6.7 millones de militantes.
El desgaste de los cuadros del PRI enseña a ver su situación más allá de buenos y malos. No hay ni buenos ni malos en ninguno de los dos bandos. En ambos lados hay deshonestos y pareciera no encontrarse ahí un alma limpia.
Ejemplo de esto es que Manuel Añorve queda en lugar de Chong en la coordinación parlamentaria, señalado como uno de los 20 políticos más corruptos del país, por su presunta relación con La Barbie, y dejar la alcaldía de Acapulco con deuda exorbitante.
Alito no necesita presentación y Chong en la Secretaría de Gobernación hizo y deshizo a su antojo. El PRI se ahoga en sus olas mientras la alianza que conforma tiene sus propios problemas. El PAN con la pesada lápida a sus espaldas de Genaro García Luna y el PRD estrenando nueva división, encabezada por Cristian Campuzano presidente de la Dirección Ejecutiva Estatal, en el Edomex, quien se niega a que su partido se integre a la alianza porque tanto PRI como PAN se oponen a su historia, ideología y causas.
Los dos estados que renovarán candidatura están en manos del PRI. Ante su actual circunstancia debería concentrarse en el 2024 y empezar de cero para volver a ser competitivo y no sólo una sombra que se diluye entre la traición y corrupción.