JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ. Capitanear una oposición cuyos problemas son producto de sus errores, es una estridencia que anula cualquier inteligencia. A pesar de esto, surge con tanta espontaneidad como ingenuidad Santiago Creel, encandilado por la luz de la posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la República, no percibe el presente, desconoce los cambios de su tiempo y muestra su obsesiva tentación por el pasado.
Creel sabe que no va a ganar las elecciones en caso de ser candidato de la oposición, pero cualquier opositor sabe que el puesto político de mayor trascendencia dentro de sus posibilidades es ser candidato a la Presidencia de la República, y ese honor lo quiere para él Santiago Creel de ahí la estridencia, el paroxismo histriónico, la desvergüenza pública.
La composición de la alianza opositora está compuesta de escombros y ruinas, pero quiere encabezar un movimiento asentado en el desmoronamiento político de un grupo al que la sociedad le ha dado la espalda. PAN y PRI tuvieron la Presidencia en sus manos, es decir, eran partidos con la suficiente capacidad de convocatoria que solos ganaban elecciones de puestos importantes, ahora ni siquiera unidos con el agonizante PRD pueden llegar a algo más que participar.
CREEL EL CORRUPTO
Si no concursa para ganar entonces uno o tres partidos políticos ni son partidos ni son instancias que puedan respetarse, más aún tomando en cuenta su progresivo deterioro que no se detiene. Cada día sale por lo menos un militante de cada uno de esos tres partidos. Claro, sólo tienen espacios en los medios quienes tienen un cargo público pero su descomposición no se detiene ni con el discurso añejo de un Santiago Creel que consciente de esta debacle, opta por la estridencia que acusa desesperación.
El golpe mortal del PAN se llama Cártel Inmobiliario, tanta estridencia muestra no sólo desesperación sino miedo y serán capaces de ser más temerarios en sus declaraciones y en sus acciones, con un tono cada vez más alto, con rugidos de león acorralado como en la selva, pero lo cierto es que tanto Jorge Romero como Santiago Taboada, gente de una generación del PAN que pastoreó Creel, y donde se fundó el futuro del partido, serán sus enterradores.
Santiago Creel es socio de Ricardo Anaya en negocios sucios, la UIF, la FGR, y el SAT son investigados con el hijo de Creel por facturar operaciones sospechosas. La mayoría de las empresas tienen su sede en Zapopan, principal centro de operaciones del Cártel Jalisco Nueva generación
Creel carga con un delito grave al aprobar cientos de casinos el día que dejó la Secretaría de Gobernación, sin olvidar que el inicio de la carrera en la administración pública de Genaro García Luna fue durante la gestión de Creel en la Secretaría de Gobernación, encargado de la política interior del país, de tal manera que no puede negar que sabía para quién trabajaba en el Palacio de Covián.
Creel es el menos indicado para servir de bisagra en la unidad de la oposición, menos aún para representar la inconformidad social actual, pero sobre todo está incapacitado para encabezar cualquier movimiento social porque sólo acarrea líderes de tres partidos y no masas. Los intereses particulares en los políticos de la derecha explican la poca votación, por la escasa militancia, porque perdieron el reloj y la brújula en el tiempo y la orientación de un país que no se han dado cuenta que cambió.
Santiago Creel es de los menos respetables representantes de la oposición, claro, los hay peores. Así la oposición no está fuerte ni unida. A ver cuánto tiempo el dura la fuerza y la unidad, con egos tan desproporcionados como el de Creel, quien pasó de la retórica cínica al terror por verse en el anonimato superado por otros personajes de su alianza que bien pueden quitarle lo más preciado en la vida: su candidatura a la Presidencia.
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