JOSÉ GARCÍA SÁNCHEZ
La mejor manera de mostrar la trascendencia del actual gobierno, sus transformaciones, su liderazgo, su impulso a los cambios es crear una instancia política que preserve la Cuarta Transformación, más allá del sexenio, más allá del Presidente López Obrador.
Gobierne quien gobierne debe nombrarse una representación ciudadana que refleje y vigile la actualización permanente de la 4t, actualización no quiere decir un giro a la derecha como algunos quieren interpretar.
Lo sucedido en 2018 no puede pasar como una anécdota en la historia de México, si bien no requiere un museo para colocar sus hazañas en el pasado, tampoco puede pasar como si nada hubiera sucedido, porque en unos meses el sucesor de López Obrador tendrá que imponer un estilo personal de gobernar, aunque su consigna sea la de dar seguimiento al Movimiento que algunos de ellos fundaron.
Tampoco quiere decir que la 4T deba quedar en manos de un consejo de ancianos, ni de intelectuales improvisados, o catedráticos añejados en la catatonia de los libros de historia, pero sí de quienes, desde su fundación y desarrollo original, conocen origen destino y causas de su proyecto. No corregirán a los que se desvíen de su proyecto pero advertirán y con severidad, sobre su desvío, incluso extravío, que no deja de ser un peligro ya que sería un retroceso grave de la sociedad.
Porque no faltan aquellos ciudadanos que se van con la finta de seguir una imagen personal, desprovista de la ideología que debe resguardar. Algunos de ellos ya se convirtieron críticos dela 4T con tal de apoyar a su corcholata. No puede seguirse practicando el culto a la personalidad sino un proyecto de nación que debe mantenerse para que México camine, como lo hacen otros países como condición para el desarrollo.
Es costumbre en México cambiar de proyectos y hasta de nombres de dependencia y llegar al extremo de modificar el escudo nacional para darle una personalidad personal al gobierno en nombre del protagonismo y hegemonía política.
La 4T es una abstracción que no acabó de nacer a causa del sabotaje de la oposición basado en amparos, denuncias judiciales, fake news, el golpismo, movilizaciones fantasmas, martirologios artificiales, chantajes, actos histriónicos sin razón, etc.
Hay pendientes que no pudieron lograrse y que deben tener, además, un sustento teórico que no hubo tiempo de crear sobre la marcha y de ahí fortalecer las ideas y hacer surgir un proyecto que otorgue mayor solidez a la 4T.
La 4T exige una explicación detallada de hechos y proyectos concluidos y por concluir, asentada en el proceso político, ideológico y administrativo que requeriría un centro de estudios, más allá de una Escuela de Formación de Cuadros o de un partido político que camina siempre sobre el empedrado de las elecciones únicamente.
Una de las proyecciones de las universidades de este sexenio podría convertirse en Centro de estudios de la 4T, que obedezca a los lineamientos centrales del movimiento y de ahí robustecer las ideas y profundizar en las transformaciones. No es necesario que se le moleste al actual presidente si no quiere participar, pero sería ideal su participación.
Se hace necesario que haya una memoria de este sexenio que inspire nuevas hazañas políticas de los mexicanos y la realidad social del país deje de verse como un simple enfrentamiento entre pasado y futuro, olvidando en campo de batalla esencial que es el presente donde su impulsa el destino.
@Josangasa3