MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS. Cierto, todavía muchos mexicanos apoyan a López Obrador, no tantos como el presidente sostiene, y para ser muy honestos, estos aplaudidores seguirán siendo la misma masa sufriente en lo económico e intelectual por los sexenios de los sexenios, amén. Y no se ha dado el verdadero debate, el del futuro del país, debido a que la inmediatez de una agenda de ocurrencias presidenciales secuestra cualquier intento por irnos asomando a lo que vendrá después del 24.
Con una inflación histórica, violencia manufacturada por los poderosos criminales, un podrido estado de derecho, la cínica e imparable corrupción política de un gobierno, una 4T enseñándole los dientes a sus socios comerciales y la danza de filtraciones realizada por el grupo Guacamayas, es que podemos calar lo profundo de las letrinas y toda una dantesca colección de tumores alimentados por el peor mandatario de la historia.
Ningún dato nos está dando una idea del rumbo que llevamos, es un camión sin frenos, sin chofer y las señales de la carretera nos advierten de curvas cerradas para este último tercio de gobierno, eso sí, en los monitores nos narran un cuento de corcholatas y de aerolíneas baratas, mientras en las bocinas se vuelve a escuchar el jefe de jefes y una lista de narcocorridos.
¿Por qué México no ha quebrado? No por la resistencia de las y los mexicanos, eso es romanticismo puro, se debe a qué las sondas que alimentan a un cuerpo enfermo no han dejado de ser alimentadas con dosis bajitas de placebos, apoyos sociales que generan el milagro de la subsistencia, pero no curan a fondo la ancestral pobreza de millones de familias.
Deberíamos debatir sobre el cómo sacar a esta nación adelante, y claro que existen personajes con un plan muy claro, con la preparación necesaria para meter las manos al fuego y apagar los cilindros de gas que están por explotar. Un Ricardo Monreal, una Adriana Dávila, un Marcelo Ebrard, una Ana Lilia Herrera, un Enrique de la Madrid, una Beatriz Paredes, un Silvano Aureoles y un puñado más de mexicanas y mexicanos que valdría la pena empujarlos para que debatan entre sí y podamos sacudir a una nación que vive asustada o lo peor, resignada ante su suerte, cómo bestias en ruta al matadero.
Los habitantes de este país no pueden, no podemos seguir observando la vida y sus tragedias nacionales con la boca abierta, babeantes ante las ollas de aceite hirviendo que habrá de cocinarnos de cuerpo entero.
Está comprobado, por la fuerza de la experiencia, que nuestras desgracias son cíclicas, que hasta los terremotos escogieron septiembre para su onomástico, pero ahora peor, pues lo que fueron una vez promesas de campaña de que ahora sí, «primero los pobres» ,y que ahora sí, «la corrupción acabaría», de que el sistema de salud sería como el de Dinamarca y que ahora sí, se terminarían las recesiones económicas y aplanarían a la inflación, de que ahora sí, ni niños ni mujeres habrían que tragar pócimas de dolor y de indiferencia….que ahora sí, ellos, los de morena no serían como los de antes.
Este sexenio habrá de terminar dentro de poco, pero el López Obradorismo busca su permanencia y con ello la continuidad de sus recetas, el juicio de la historia ya se escribe y no será nada benevolente.
Pero este México aún no se acaba, y este es el reto, preguntarnos el que queremos para lo que viene. ¿Qué demonios haremos para que el resistente México deje de ser esta playa de autocompasión, muerte y avance? ¿Qué vamos a hacer para abandonar está suerte de mediocridad ancestral?
¿Qué vamos a hacer? ¿Qué va a hacer usted?
No es regaño, es Picotazo Político
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico ‘Urbe de Hierro’, transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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