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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS. Son tratados como fantasmas, sabemos que ahí están, son parte de un bloque de más de 30 millones de seres humanos y abarcan desde los 18 hasta los 29 años de edad.
Jóvenes mexicanos que borrosamente se asoman en las trincheras de batallas, más bien son un cuerpo que no provoca primaveras, ni revoluciones, ni cantos de libertad, distraídos de los grandes asuntos nacionales, pues siendo una fuerza importante, no adquieren la cartilla ciudadana de la participación activa, pero, ¿Es culpa de los chavos el que no se les note en la pista ? No del todo, pues sin deseos de matizarlos , se convirtieron en un ejército adoctrinado por un pésimo sistema educativo que desde temprana edad los domestico para no pensar, no discutir ,no participar ,no alegar, no inconformarse, cuando a los jóvenes se les debería alimentar de lo contrario , impulsando una sana rebeldía, que sin destruir sepan reacomodar. Desde niños, a muchos se les clonó en zombies, repetidores de los peores patrones educativos, no solo de los padres, sino de todo un sistema social que, en el caso mexicano, premia más la trampa y la corrupción que castigarla. Entonces no podemos esperar que el peral de manzanas, si lo que, como sociedad hemos hecho mal, el fruto es un sector de la juventud que no entiende esos mensajes de «hacer lo correcto» mientras en las noticias vemos como un narco y sus hijos son famosos e intocables o, cómo, una clase política se erige como la salvadora de los pobres mientras toda esa parentela dorada se lleva hasta las ligas con las que sujetan billetes.
Una mala lección que se ha aplicado en las aulas y los hogares es la estupidez de delimitar los debates, frases como «para no pelearnos, aquí no se habla ni de religión, ni de política «…este tipo de reglas le han generado un daño tremendo a la conciencia, misma que se cercena cada que necesitamos encontrar explicaciones de por qué, quienes nos gobiernan, del partido que sean, nos tratan como retrasados mentales. La respuesta, y más en los jóvenes, se esconde ahí…no estamos habituados a pensar y mucho menos a hacernos responsables del turno que nos toca como ciudadanos.
Ahora bien, ¿a qué sistema de gobierno y sus actores les interesa que los chavos sean agentes activos de un país?, en el caso de México, sabemos que para la 4T, los jóvenes no son más que una jugosa bolsa electoral, que con maicearlos con dinero y es suficiente, y si los ven aburridos les montan un par de conciertos en el zócalo y listo!
y para maquillar la «preocupación» sobre su futuro y la educación, les arrojaron a las barracas como la vacilada de las universidades del bienestar ( Benito Juárez)…mismas que no han producido a algún científico o técnico capaz de asombrar a la NASA.
Vaya futuro que les espera a las y los jóvenes del país, y no porque sean malos, por el contrario, se trata de la mayor fuerza productiva e intelectual de este país, pero dormida, inconexa, una que vive con grilletes en el mundo de las redes sociales, una que suspira con el estatus de los likes o de saberse aceptada por el engañoso número de seguidores. Ese es hoy el planeta de los chavos, uno incierto por ser falso… pero todo eso se acaba, y tocará que la dura mordida de la realidad haga su parte y que los que hoy, hipnotizados con la pantalla de su celular les toque levantar el rostro y ver de cerca el tren que se les viene encima… no exagero, obsérvelos, dígame si miento. ¿Pregúntele al chavo o chava de al lado qué opina del futuro de este país? Es más, pídale que suelte el celular una hora y tome un libro…me dará la razón cuando sienta su respuesta.
