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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ FARÍAS*. López Obrador recurrió al manual de «las buenas costumbres», no el de Carreño, sino el que ha regido en la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos de América. Al visitante de Washington en turno hay que darle una ofrenda. Ningún mandatario mexicano ha dejado está linda tradición, Miguel Alemán, en septiembre de 1947, conmemorando los cien años de invasión yanqui (atraco que nos arrancó más del 111% de nuestro territorio), Alemán, junto sus veracruzanas manos y al lado de Truman, el entonces líder de la casa blanca, pusieron una ofrenda en el hemiciclo a los niños héroes en Chapultepec. Truman sonrió y el otro trago sapos. Bonita manera de enterrar la invasión de Scott y la masacre de los cadetes del heroico colegio. Pero esto es otra ficha, vayamos a las que nos despierta el morbo. La inocente chairiza que ve en el tema de Ovidio Guzmán López a un presidente mexicano del tamaño del capitán América dándole piso a Thanos. Una farsa, pues ahora sí que a Andrés Manuel se le acabó eso de que «no es igual a los de antes «, es igual o peor, el mantra ocupado de los abrazos y no balazos se ha ido al retrete.
López Obrador hizo exactamente lo que Zedillo en su momento con Juan García Abrego. Bill Clinton le cobró el rescate económico del error de diciembre de 1994 y don Ernesto no tuvo más que enviárselo. Alfredo Beltrán Leyva, «el Mochomo» , también fue entregado, previo a la reunión entre Calderón y George W Bush en el 2008.
Benjamín Arellano Félix, fue extraditado por Calderón, pero ahora al mandatario de los Estados Unidos de Norteamérica de aquel entonces Barack Obama, y de fondo el marco de reuniones bilaterales. Dámaso López Núñez «el licenciado», Enrique Peña Nieto hacia las paces con Obama, tras brindar su apoyo a Donald Trump y ¡Zaz! Les va el «lic» en charola de plata. Y así con Juan José Quintero Payan, el número dos del señor de los cielos Amado Carrillo Fuentes.
Osiel Cárdenas Guillen, fundador del cartel del golfo, quien también duerme en una prisión gringa.
Pero ¿Por qué al actual presidente de México la situación se le pinta dramática? Sencillo, López Obrador llevo la relación con los Estados Unidos a los límites, tanto en las arenas migratorias cómo en la permisibilidad y trato preferencial al narco y por no mencionar los portazos a los inversionistas yanquis, acciones violatorias del TMEC. Tenemos a un mandatario que ha mostrado los dientes a nuestro principal socio comercial y para acabarla, nuestro vecino más poderoso.
Lo decíamos exactamente hace ocho días en este mismo espacio del picotazo, la visita de Biden a México no es ni por mucho una de cortesía, mencione que en la casa blanca se habla el lenguaje del pragmatismo, crudo y directo y que un frente a frente entre Biden y López Obrador podría entenderse como parte de los manotazos dados en Washington ante la extrañeza del comportamiento de su vecino del sur por el público entendimiento con el cartel de Sinaloa, ¿No fue Badiraguato, el municipio que mereció varias visitas presidenciales
Para Joe Biden, mostrar la cabeza de Ovidio es un punto que se anota en su país, mismo que vivió el año pasado una epidemia de muertes por sobredosis, principalmente de fentanilo, más de cien mil muertes y en dónde, precisamente, el cartel de Sinaloa es el proveedor del 60 por ciento de ese veneno.
Mientras aquí, el ambiente de llena de una pregunta: ¿Cuál será la reacción de los de Sinaloa ante lo que sienten como una traición?
No es regaño, es Picotazo Político
*Historiador. Director y conductor del programa radiofónico ‘Urbe de Hierro’, transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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