MUJER Y PODER/ Carnaval de Ensenada

NATALIA VIDALES DE BITTERLIN*(SemMéxico, Sonora). Este jueves inicia el Carnaval de Ensenada, denominado en esta ocasión “Historia y Alegría”.

Con júbilo para un sector y descontento para otro -por el cierre de la avenida Ruiz-, se llevará a cabo esta fiesta que fue interrumpida por la pandemia pero que hoy se reanuda para ir retomando, de nuevo, la vida.

La democracia le permite a la ciudadanía manifestarse y pedir -incluso exigir- a las autoridades el rumbo que debe llevar para el logro de una mejor sociedad que por cierto cada día es más participativa sin que ello signifique -o deba significar- ni pleitos ni divisiones estado/ciudadanía. Simplemente las y los integrantes de una comunidad tienen derecho a expresar lo que consideran más conveniente para el bienestar y sus intereses -en este caso de las y los comerciantes que resultarán afectados con el cierre de la calle-, temerosas y temerosos del vandalismo que conllevan las manifestaciones -sean del tipo que sean- pero mucho más si en ellas se incluye el alcohol, como sucede en este tipo de celebraciones.

La voz fuerte de comerciantes se escuchó en los medios de comunicación, pero aún así -tal vez por ser demasiado tarde la propuesta-, la caravana de carros alegóricos se llevará a cabo como estaba prevista -por la avenida Ruiz y no por el Malecón como antaño- y lo que la ciudadanía espera ahora es un control escrupuloso para que todo surja en “santa paz”, sin que haya afectados ni en sus propiedades ni en su persona.

Las fiestas populares deben ser bienvenidas pero deben llevarse a cabo en orden para que todas y todos puedan disfrutar del esfuerzo que hace no solo el gobierno sino también las y los participantes. Se ha informado que habrá un programa cultural, de entretenimiento, con actividades recreativas, artísticas y, por supuesto, los tradicionales desfiles. Y, además de ello, se incluyó la participación de integrantes del Seminario de Historia de Baja California quienes compartirán sus conocimientos históricos sobre los inicios del Carnaval.

Consideramos que si todas y todos colaboran -gobierno y sociedad-, este Carnaval pudiera ser un éxito en todos sentidos: que en realidad sea una fiesta familiar donde todas y todos tengan cabida, grandes y chicos.  Sobre todo saliendo ya del confinamiento a que estuvimos obligados en pandemia, urgen actividades de entretenimiento.

El gobierno habla de “un concepto renovado, cultural, ordenado, limpio, de ambiente familiar y seguro para la comunidad local y foránea”. Y eso es entonces lo que se espera. El desenfreno, desorden y hasta depravación que se ve en otros Carnavales -del país y del extranjero-, no deben tener cabida en este bello puerto.

¡Que se haga la diferencia!

*Periodista sonorense con más de 30 años de ejercicio profesional. Activista social, fundadora y directora de la revista Mujer y Poder. Comentarios por WhatsApp 6621 441440.

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