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TERESA GIL
Tiene razón Ana Lilia Rivero presidenta del Senado, cuando hace un llamado a bajarle a los shows en esa cámara. Ya bastante caro nos cuestan algunos de esos mequetrefes como para estarlos tolerando en su lenguaje agresivo. Es verdad que cada quien demuestra su cultura de esa manera cuando carece de otras prendas, ¿Quién le va a pedir a las señoras Téllez y López Rabadán que guarden una compostura al menos normal, si en sus actitudes ya demuestran lo que son? Por desgracia las normas legislativas permiten la presencia de ese tipo de gente y todavía les dan fuero. Podría ser un poco divertido convertir discusiones a veces farragosas en sentido del humor, con pifias alegres, con una postura que critique, al contrario, pero con términos elegantes de profunda cultura, pero eso es pedirle peras al olmo. Imagínense a esas mujeres y a los que son iguales a ellas utilizando ese tipo de comportamiento. El odio ideológico tiene mayor peso cuando se expresa con inteligencia. Lo otro se convierte en algo sucio, corriente, rascuache, que es lo que advierte para eliminar, la senadora Rivero.
SENADORES VULNERAN LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN CON SUS DICHOS
La cámara de diputados podría ser un show en si misma en su lenguaje. No se le pide a un representante del pueblo que recite a Shakespeare cada ratito. Pero los que integran la llamada cámara alta, que se la dan de fifís, si son los que deberían de demostrar que tienen cierta cultura. Las palabras miserables, los términos ofensivos, las agresiones verbales no son parte de la libertad de expresión, por más que abusivamente los que la usan de ese modo, los integran en ese derecho. Los mexicanos no somos remilgados es verdad, ni tampoco pudibundos, por eso tenemos La Picardía Mexicana para ciertos lugares y una cultura señalada para otros. Los que son mochos no van a sus iglesias a decir leperadas; ya las dicen los propios curas que en mi época de fuente eclesial escuché a varios, Jerónimo Prigione el delegado apostólico entre ellos. Tampoco en los medios electrónicos se toleran palabrejas a menos que se trate de un tipo de bajo nivel como el historiador que puede insultar al presidente de un país que recibió más de 30 millones de votos del pueblo. Sus palabras fueron dirigidas a ese enorme conglomerado.
LA PICARDÍA MEXICANA LES DARÍA LECCIONES A ALGUNO SENADORES
El comportamiento de algunos senadores de la oposición que entre otras cosas boicotean la función legislativa, si merece una sanción, Hay un boicot permanente con el que expresan el propio desatino de un fracaso que está en camino y se expresa como los infantes remolones en el despecho de ese
fracaso. Nada más que su comportamiento lo está pagando el pueblo y eso no puede seguir. Son corrientes, Las expresiones populares manifestadas a través del albur, si bien exhiben una chispa obscena, tienen ingenio y destreza porque se hacen y expresan con inteligencia. A lo largo de muchos años el creador de Picardía Mexicana, Armando Jiménez, fue ensalzando su creación, de la que él decía se buscaba igual que El Quijote, La primera edición fue realizada en 1960 y en ella hicieron comentarios Alfonso Reyes y Alí Chumacero, entre otros. Fue un libro de época, de ingenio, burlón y candente. Su autor murió en 2010 cuando ya iban 143 ediciones del libro y en 2017 se celebró su centenario porque había nacido en 1917. El libro ya no tiene la salida que tuvo cuando lo editó RM S A. de C. V, pero se sigue leyendo. Ojalá lo leyeran los senadores prosaicos que ensucian la cámara, para ver si entre otras cosas cambian su postura, mientras se decide qué hacer con ellos.
