LIBROS DE AYER Y HOY/ Rentas caras y los expulsados de la gran ciudad

TERESA GIL

De tres mil a cinco mil pesos tiene que pagar un presunto arrendatario para que se haga una investigación de su persona y bienes, y tener acceso a una vivienda en la Ciudad de México. Aparte pagar un depósito que puede ser de tres meses y una renta casi inalcanzable. Ante el abuso de algunos que no pagan, que cuesta trabajo sacarlos y dejan las casas destruidas, la ley se ha inclinado al respeto irrestricto a la propiedad privada, generando a su vez, los abusos del propietario. El alza de las rentas al parecer no está controlada y se dispara de acuerdo al propietario, en una ciudad, en la que la expulsión en buena parte es generada por ese fenómeno. Expulsión por otra parte, que se contrapone con la llegada de miles de migrantes que transforman barrios de la ciudad en viviendas transitorias, algunas de cartón. A esos problemas jurídicos y sociales se agrega una nueva modalidad que puede estar ejerciendo influencia en el problema: las casas de renta que tienen funciones de hoteles.

MILES DE CASAS EN PLAYAS Y CIUDAD DE MÉXICO, EN FUNCIÓN DE HOTEL

Rentar casas por piezas a turistas de corto tiempo, parece ser un negociazo. La Secretaría de Turismo ha informado sobre el desarrollo de ese sistema, que ha sido popular desde hace décadas en Europa y otros lugares del mundo. En México han existido también desde hace tiempo, pero no con el enfoque masivo que ahora se les quiere dar. Son especies de albergues para turistas medios y populares, aunque a veces se trata de residencias solas que cumplen esa función para gente de mayor efectivo. Por las zonas turísticas de México, entre las que se encuentra la Ciudad de México, se está expresando la ambición de la inversión extranjera directa. Loable por el dinero que entra a México, pero sensible por los problemas que puede enfrentar si no se resuelven a tiempo. La propia secretaría ya menciona que la inversión extranjera ha sido de 498 millones, 100 mil dólares, lo que habla del interés que genera esa inversión que representa el 98 por ciento de lo aportado.

NORMAS JURÍDICAS EXISTENTES Y EL NUEVO CONCEPTO HOTELERO

El sistema mencionado no solo generará escasez de vivienda y carestía, como se apuntó, sino contradicción con normas ya existentes como la de condominios (Editorial Trillas 2015), que tiene reglas fijas que quizá no está aplicando ese tipo de renta hotelera. Algunos que han convertido sus departamentos en pensiones, hoteles pequeños, lo hacen sin tomar en cuenta la norma, sin avisar a las administraciones internas, y por voluntad propia empiezan a rentar. Donde yo vivo, la torre uno tiene 18 departamentos y dos de ellos fueron convertidos a ese tipo, sorpresivamente. Llegan desconocidos a entornos que ya son familiares, casi siempre extranjeros y en este caso las fiestas y las pachangas de madrugada pasan sobre la presencia en otros departamentos de gente de la tercera edad, niños o enfermos, imponiendo intranquilidad en contra de la ley mencionada que propugna lo contrario. La ganancia que alega la secretaría contradice formas de vida que deberían de ser enfrentadas legalmente para que ambas cosas subsistan y no lastimen. Tener una casita tranquila, no empata con un negocio vecino que no está previsto en la ley y que por lo tanto no es controlado. Ahora quizá estaríamos con la nostalgia y el dolor, por aquella casita de la vieja canción de Víctor Cordero:

Mi casita de paja

¡Ay, mi casita de paja!

¡Ay,  mis naranjos en flor!

Árboles que lloran con el viento.

Quejas de un amor que no volvió.

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