Elvira Gomezturja
Ciudad de México, 12 de junio (entresemana.mx). Una amiga me comentaba airadamente que estaba harta del seguimiento sobre el juicio entre Amber Heard y Johnny Depp, que se trataba solo de un asunto frívolo, chismoso y de lavadero; que no incumbía más que a los interesados en seis semanas de juicio.
Pues… ¡te equivocas!, le respondí, es un asunto que nos atañe a todos. ¿Por qué?… Más allá de que Johnny es una estrella de Hollywood, y Amber también, aunque la tachan de trepadora y oportunista, tiene su lugar en La Meca del Cine, y es un asunto común a millones de parejas en el mundo.
Finalmente Amber y John, no son más que un hombre y una mujer, que unieron sus vidas para vivir en pareja, supuestamente por amor. Que sean célebres y millonarios –aunque ella dice que es ‘pobre’ y está en la bancarrota– no los hace diferentes al resto de los mortales, son seres humanos con debilidades, virtudes y defectos.
El divorcio y la pelea por los bienes o las pensiones para los hijos, les sucede a parejas en todo el planeta. Después de un amor aparentemente a prueba de todo, al término de la relación se insultan, se acusan, se escupen y sacan cada uno lo peor de sí mismos. Me hizo, le hice. Me quitó, le quité… Se destrozan, acaban odiándose y salpicando de porquería a los que les rodean. Ahora hasta los mensajes en los celulares son un arma para atacar, hay que guardar lo que te escriban, para en caso necesario hacerlo público y exhibir al otro; es denigrante.
¿De verdad, es intrascendente?… Yo diría que es un reflejo de la sociedad corrompida que creamos y estamos viviendo.
No solo es importante lo que los hombres hacen a las mujeres, como en el caso del productor de cine Harvey Weinstein y tantos otros abusadores. Existen a la par, mujeres agresivas que proceden inmisericordemente en contra de sus hombres. Es correcto conocer el otro lado de la moneda. Tan equivocado es uno como el otro.
Es verdad, que todos pensamos en algún momento que Amber ganaría por el apoyo al movimiento #Me too. Lo contundente, es que no pudo probar sus acusaciones en contra de su exmarido. Depp perseguía limpiar su nombre, dinero, no necesita. Todo parece indicar que condonará la deuda a su exesposa.
No hemos comprendido que no se trata de estrellas inalcanzables, son solo un hombre y una mujer, se trata de seres humanos, de personas que independientemente del género, merecen respeto uno y otro.
Es imposible no identificarse con sus testimonios, con las declaraciones de los testigos, hasta con el veredicto final. Observar un reflejo de nosotros mismos en este o aquella.
Han pasado siglos y seguimos en las mismas, no cambiamos. Y mira que no hay hijos de por medio, si no, hubiese sido peor el camino.
Alejandra Collado investigadora del Centro de Investigaciones y estudios de género (CIEG) declaró a la Gaceta de la UNAM: “Durante el llamado juicio del año, se mostró vulnerado y eclipsado el derecho a denunciar, a nombrar la violencia o a levantar la voz ante la agresión vivida”. Collado considera que la sociedad no ha entendido las desventajas que hay para las mujeres que denuncian a las figuras de poder, y las ventajas estructurales, mediáticas y económicas que sí tienen los hombres como las que tuvo el actor; esto ocurre en todo el orbe.
La especialista asegura que el mensaje del fallo en favor del protagonista de Piratas del Caribe es: “Si vives o has vivido violencia por parte de tu pareja, olvídate de denunciar porque te vamos a juzgar, a culpabilizar, a ridiculizar y nadie te va a creer”.
Afirma que el fallo en favor de John significa desestimar el movimiento #MeToo y dice: “No es por culpa de Amber que ahora no vayan a creer en las mujeres que denuncian, nunca les creyeron ni tuvieron intenciones de hacerlo. La consecuencia y el castigo nunca es igual para un hombre, y mucho menos poderoso, que para una mujer”, dice contundente Collado”.
Para que digan que esto es puro chisme.
¿Qué nos espera en el futuro como parejas hetero u homosexuales, poliamorosos o bisexuales? Esta es la interrogante.
Deberíamos hacer un alto para reflexionar porque aquí los dos –como miles de parejas- perdieron: el amor que se tenían, el respeto –si es que existió alguna vez entre ambos-, tiempo malgastado en una relación sin futuro, dignidad, la privacidad al exhibir todas sus miserias, proyectos de trabajo, se perdieron el uno al otro, la promesa de un futuro juntos y de una vida en familia y armonía.
Tristemente la raza humana debe mejorar y replantearse las relaciones no solo de pareja, sino de amistad, de trabajo; cualquier tipo de relación que involucre seres supuestamente pensantes.
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