EPISTOLARIO/ Victoria pírrica

ARMANDO ROJAS ARÉVALO. MOISÉS: Pirro fue rey de Epiro, Grecia, y se hizo célebre al derrotar -año 279 A.C- al ejército romano en la batalla de Asculo, pero a costa de sufrir numerosas bajas, tantas que, al contemplar el tendedero de muertos, dijo: «Otra victoria como esta y volveré solo a casa»

De ahí nace el calificativo de pírrico o pírrica. Dícese de un triunfo o de una victoria obtenidos con más daño del vencedor que del vencido. De poco valor o insuficiente, especialmente en proporción al esfuerzo realizado.

Una victoria pírrica es aquella que se consigue con muchas pérdidas en el bando aparentemente o tácticamente vencedor, de modo que incluso tal victoria puede terminar siendo desfavorable para dicho bando.​

También, Pírrico (en griego, Πύρριχος) es el nombre de una antigua ciudad griega de Laconia.

Es citada por Pausanias, que dice que era una de las ciudades de los eleuterolacones. Menciona que era una ciudad interior que se encontraba a cuarenta estadios del río Esciras. Comenta que había tradiciones que decían que el nombre de la ciudad se debía a Pirro, el hijo de Aquiles, o a uno de los Curetes, o a Sileno, a quien también llamaban Pírrico. Destaca el pozo que había en el ágora de la ciudad, que era su único medio de obtener agua, y los templos de Artemisa Astratea y de Apolo Amazonio.​

Volviendo al Rey Pirro, su ejército consiguió imponerse en el campo de batalla ante los romanos, pero sufrió miles de pérdidas. Por lo tanto, con el tiempo, comenzó a hablarse de victoria pírrica para referirse al triunfo que cuesta mucho o que, incluso, provoca más daños a quien resulta ganador que al derrotado. Las guerras se conocen como Guerras Pírricas.

Se puede hablar también, por ejemplo, de la victoria pírrica de un equipo de fútbol si el conjunto en cuestión gana un partido pero termina con dos jugadores expulsados y tres lesionados. El calificativo de pírrico en este caso, hace referencia a que dicho equipo tendrá que prescindir de cinco de sus jugadores en su próximo encuentro.

También se habla de algo pírrico cuando el objetivo conseguido no tiene mucho valor o parece insignificante si se tiene en cuenta el esfuerzo invertido.

En el circo alemán había un payaso muy famoso llamado Pírrico, por sus ocurrencias, malabares y chistes. La gente iba por ver al bufón, arlequín, mimo o caricato.

En política se dan igualmente las victorias pírricas. No es necesario abundar sobre este particular. El ejemplo lo tuvimos el domingo pasado, en la consulta por la revocación del mandato (la revolcaciòn del malgasto), donde, sin que hubiera necesidad porque nadie se lo ha exigido, se votó porque el presidente continúe como tal.

El presidente compitió contra él mismo y salió, por supuesto, triunfante.

Un gastazo innecesario y de mal gusto, porque hay en el país, en especial en el sector salud, problemas muy graves. Por ejemplo, que las farmacias de los hospitales públicos no tienen los medicamentos que recetan los doctores y hay que comprarlos afuera. Medicamentos para los niños con cáncer, ni se diga.

Victoria pírrica la del domingo. Se gastó más de lo que se logró, solo por dar gusto al patricio que quería sentirse firme. Incólume.

Dice que va a seguir como presidente porque el pueblo se lo pidió. Ojalá sea por lo que dure constitucionalmente su mandato y no se le vaya a ocurrir pensar o decir que el pueblo quiere que siga por más tiempo.

Chiapas y Tabasco fueron los que más votación obtuvieron, o mejor dicho, fueron donde la gente votó más. Claro, muertos que revivieron o viejitos que no pudieron caminar hasta las casillas, pero se hicieron presentes las copias de sus credenciales del INE.

Lógico, también porque son los estados amancebados por el Grupo Tabasco y tanto el secretario de Gobernación como su cuñado RUTILIO, el gobernador de Chiapas, tienen poderoso patente de corso.

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