GERARDO CONDE. El inquilino de Palacio se regodea de las denostaciones públicas que realiza en su monologo mañanero, para marcar distancia frente a sus contrarios y reiterar su frase trillada: “no somos iguales”.
Le basta en ocasiones con una expresión coloquial para que sus opositores políticos, se traguen sus palabras y regresen al redil.
Ergo, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, prefirió el pasado lunes 30 de enero del 2023, anteponer una frase hueca para justificar su distancia con el Colectivo Por México que cuidar su historial de líder moral de la izquierda, para que su compañero de viaje no se molestara con él y lo siga manteniendo en el pedestal de la historia contemporánea de México, con la insignia: “precursor del movimiento de la llamada cuarta transformación”.
A pesar de que el ingeniero Cárdenas está más allá del bien y del mal, no quiso romper la liga que lo une con López Obrador, y prefirió auto flagelarse ante la sociedad política, que mantener una Imagen de firmeza de encabezar una expresión de muchas voces que plantean una opción de país, diferente a la 4t.
Ante esta decisión intempestiva del hijo del General Cárdenas, la pregunta salta, conocer los motivos que orillaron a desmentir su propia injerencia en la construcción de este Colectivo “Ciudadano”.
Especulemos con dos hipótesis:
La primera, existió un pero, recordó que su hijo Lázaro, forma parte del gobierno de AMLO, y sería una contradicción golpear el pesebre que cobija a su vástago. Y,
La segunda, su “amigo” López Obrador le refrescó la memoria de que no todo en su vida pública es color blanco, que hay tonalidades que pueden desdibujar su Imagen intachable de ser el heredero del cardenismo. Lo exhorto, a no arriesgar, lo más, por lo menos.
La respuesta del ingeniero Cárdenas, fue obvia: cuidar su trayectoria de líder opositor.
El atarle las manos al ingeniero Cárdenas, no le es suficiente al inquilino de Palacio, para resolver sus preocupaciones de salir airoso frente al INE, de doblegarlo, con su famoso Plan “B”.
Al no generarle bonos de popularidad que lo vistan como un gladiador invencible frente al Poder Judicial.
Su estrategia del “miedo” que ocupa para imponer su ley, en esta ocasión, topa con pared, ante la verticalidad de la Ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte.
Que sin más escaramuzas, reitera, el principio de legalidad, como método de trabajo en el desahogo de las controversias constitucionales.
Su postura pública en el Teatro de la República, en el estado de Querétaro, ante la presencia de los representantes de los poderes Legislativo `y Ejecutivo, en el 106 aniversario de la promulgación de la Constitución, señaló: no poner por encima de la misma: “voluntarismos personales”, que pongan en riesgo el Estado de Derecho que debe imperar en la vida institucional del país.
La Ministra Piña, no tuvo ambages, para defender el nombre de la Corte, frente al titular del poder Ejecutivo, fue clara y precisa, de que no accederán a presiones ni a satisfacer rencores personales.
Esta posición de la Corte en voz de su presidenta, pone a la deriva el Plan “B” por aniquilar al INE, dejando al inquilino de Palacio, en una situación incómoda ante sus seguidores.
Para justificar su fracaso, reiterara, su máxima: “no me salgan con el cuento de que la ley, es la ley”, para victimizarse, ante el pueblo sabio.
Lo que dará lugar a que se manifieste nuevamente, el rostro del 2006, el rostro del rencor, con un discurso ya conocido: “al diablo las instituciones”, ante la impotencia de no lograr su objetivo, tener un órgano electoral a modo.
Poniéndolo cuesta arriba frente a los comicios del 2024.
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