ENTRELAZANDO/ Primer Debate

GERARDO CONDE. La batalla maestra como se le ha denominado a la elección del Estado de México por ser la antesala del 2024;  mostró otro rostro de Delfina Gómez y Alejandra del Moral, candidatas a la gubernatura de la entidad, sin templete, ni animadores, ni pancartas, sino solamente con el perfil de Imagen y el guion que sus asesores les prepararon, para mostrar su personalidad ante un auditorio anónimo pero presto para calificar su desempeño en el primer debate convocado por el órgano electoral estatal.

Analicemos su actuación de cada una de ellas.

La maestra Delfina Gómez, como es su marca política, su ejercicio en el debate se basó en el “Manual de Carreño”, para proyectar su Imagen de candidata opositora, teniendo como objetivo, cuidar su compostura, es decir, ser muy propia en su conducción.

Sus asesores cuidaron desde su imagen física, su ritmo de voz, hasta sus contenidos.

En el terreno de la Imagen física, mostraron a una señora con un sello porfirista que con un perfil de maestra rural, su vestuario y su peinado tiene ese propósito, además, el color negro utilizado es darle una formalidad a su persona para proyectar confianza y credibilidad.

En el ritmo de voz, le dieron el timbre de una maestra frente a grupo escolar, presentando un vocabulario estudiado, sin matices que pusieran en riesgo el guion preparado.

En el campo de sus contenidos, no hubo sorpresas, hablo el mismo discurso de su jefe el inquilino de Palacio: corrupción y mafia del poder, sin morderse la lengua. Fuera del script, defendió a los pueblos originarios hasta el punto de las lágrimas.

Al final del debate, se le olvidó el Manual de Carreño, al no tener la cortesía de responder al saludo de mano que le ofrecía su oponente.

Para la maestra y sus asesores, el debate, fue un trámite electoral, en su visión no había que arriesgar lo ganado en la bolsa de las encuestas que la marcan como la favorita, por lo que apostaron a presentar una Imagen sin novedades ni estridencias, simplemente exhibir un perfil ya posicionado en el electorado.

A diferencia de Alejandra del Moral, que su actuación fue de una candidata más con un carácter de oposición que como una candidata  oficial, donde su propósito fue llamar la atención del auditorio, a través de proyectar una Imagen de guerrera.

Su Imagen corporal y su lenguaje tenían esa intención.

A diferencia de la maestra Delfina Gómez, que jugó a administrar su Imagen; Alejandra del Moral, apostó a provocar al electorado a que calificara la personalidad de las candidatas como método para emitir su voto.

Mientras la maestra se apoya en la marca morena y en la fotografía de su jefe para vestirse de candidata; Alejandra del Moral, se respalda en su capacidad de interlocución y en su propuesta de un gobierno de coalición para resolver los problemas de los mexiquenses.

El debate no solo mostró dos generaciones opuestas, también mostró dos personalidades, una atada a una camisa de fuerza impuesta por sus jefes texcocanos y una personalidad con raíces priistas de disciplina, pero, con un perfil propio para convocar a los electores.

Y como diría un conferencista, la contienda proyectará  además de lo ya visto, la opción de ver, quien sabe jugar con las frases que le decía su abuela para ganar una batalla cotidiana:

Soy Bonita. Soy inteligente y tengo un haz bajo el brazo para responder a cualquier circunstancia.

Quien de las candidatas tendrá esas habilidades para ganarse la simpatía y el voto de los mexiquenses.

Ya se verá.

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