ENTRELAZANDO/ El Junior

GERARDO CONDE. La elección de Gobernador del Estado de México en el 2023 puede correr la fortuna política del 2017; es decir, quien gane la gubernatura, no ganará los comicios presidenciales del 2024, como fue el caso del PRI, en el 2018, al perder ante Morena; o darse el escenario electoral del 2011, donde el priismo se llevó carro completo: la gubernatura y la presidencia de la República.

Vayamos por partes.

En la elección del 2017, a pesar de darse una elección de Estado a favor de Alfredo del Mazo Maza, para garantizar su triunfo electoral frente a Delfina Gómez, candidata de Morena, tanto la candidata y Andrés Manuel López Obrador, dirigente de los morenistas, en ese entonces, sus impugnaciones se dirigieron a descalificar al INE, sin poner en riesgo la victoria de Del Mazo.

Pero, al triunfo del candidato priista hay que considerar, también, al margen de los apoyos oficiales, la aportación de votos que le dan: el Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, que formaron la coalición electoral con el PRI; sin embargo, otro factor que determinó el triunfo del priista fue la atomización del voto que se da favor de los candidatos del PRD y del PAN; en el caso, de Juan Zepeda, candidato del PRD, que se convirtió en un Rock Star electoral, al obtener el 17.8% de la votación; además, de los sufragios que obtuvo Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN, al registrar el 11.2% de la votación, le restaron votos a la candidata de Morena.

Este escenario electoral, no solamente, le permitió salir avante al candidato priista, sino atrincherarse el peñismo en la entidad, ante la avalancha que significaba la candidatura presidencial de López Obrador, en el 2018.

Ante ese vaticinio electoral, Peña Nieto y su grupo optaron por agazaparse en las fronteras de la entidad, y dejar el camino “libre” a López Obrador a cambio de no trastocar su “tranquilidad”.

Los hechos, hablan por sí solos.

El inquilino de Palacio ha mantenido una relación de respeto mutuo ante el gobierno de Alfredo del Mazo; además, ha imperado el trato institucional y un discurso de armonía, sin llegar a posturas extremas por ambas partes que pongan en duda la caballerosidad que mantienen ambos actores en temas comunes, por ser frontera, a pesar de representar distintos intereses políticos.

En el plano nacional, el inquilino de Palacio no toca ni con el pétalo de una rosa la integridad de Enrique Peña Nieto, ni de su gente, a pesar de los escándalos de corrupción que representó su gobierno. Por tanto, la catarsis política de López Obrador, la descarga en las mañaneras en Felipe Calderón para justificarse ante la opinión pública del combate a la corrupción de los gobiernos neoliberales.

Pero, las condiciones políticas y electorales, hoy, son diferentes para López Obrador y su partido, así como sus intereses.

Hoy, habitan el Palacio y gobiernan 20 entidades, y su propósito mayor: es la continuidad de seguir siendo gobierno en el 2024.

Ante esta perspectiva, la apuesta del inquilino de Palacio es ganar el Estado de México y tener la entidad de mayor peso electoral que influya en el resto del país, en particular, en la Ciudad de México, a favor de la 4t, y derrote moralmente a los priistas y a sus simpatizantes.

Por eso, el arranque de campaña electoral el pasado domingo 12 de junio, en el corazón del priismo mexiquense, en la plaza de Toluca, donde se congregaron la familia política morenista, además, de los aspirantes al gobierno estatal y a la candidatura presidencial, bajo el lema: “Unidad”, para mostrar músculo y cohesión, dando el mensaje al PRI y a sus aliados que van por todo: la gubernatura del Estado de México y la presidencia de la República en el 2024.

En ese contexto, López Obrador, está impulsando nuevamente a la maestra Delfina Gómez, como la abanderada de Morena por el Estado de México, ahora, con el respaldo del Verde y del PT.

Por su parte, el PRI, proyecta una contienda electoral de género femenino, ya que Coahuila y su gobernador, su apuesta, está en un candidato masculino.

En ese escenario electoral, Alfredo del Mazo, debe ponderar su mejor carta que genere expectativas y diferencias frente a la candidata de Morena, pero, sobre todo, qué doble al inquilino de Palacio en la contienda electoral.

Ya que se enfrentará a una elección de Estado, más la marca López Obrador y el respaldo electoral del Verde y del PT.

En esta elección, no habrá atomización del voto, la disputa estará en dos frentes: La Alianza por México, más la familia política priista mexiquense, frente, a la coalición electoral que integran: Morena, Verde y PT, más la marca López Obrador.

Quedando en este proceso electoral marginado Movimiento Ciudadano y su candidato estrella: Juan Zepeda, de convertirse nuevamente en el fenómeno electoral que fue en el 2017; en esta ocasión, lejos de que sea un candidato bisagra, en la votación de los candidatos de la Alianza y de la Coalición Electoral.

En suma, la elección de gobernador, mostrará no solamente tropelías legales, de ambos lados, sino, sobre todo, su capacidad de saber actuar bajo nota, que les dé ese valor agregado para persuadir y enamorar al electorado, en el momento adecuado, y le permita a la candidata: distinguirse y diferenciarse en la contienda electoral, que le dé la competencia necesaria a su favor, para ganar la elección.

En ese renglón, se verán los oficios políticos de los actores principales: de Alfredo del Mazo, en su herencia de junior, o presenta en esta elección, la estampa de un político con hechura y firmeza, como resultado de sus enseñanzas en las mesas familiares de Atlacomulco, para poder enfrentar a un político pragmático hecho en la trinchera, como es Andrés Manuel López Obrador, un político ya muy toreado.

Ya se verá.

[email protected]

Facebook: Trajes a la Medida, Costura Política.

www.entresemana.mx

Check Also

ENTRELAZANDO/ Tómala

GERARDO CONDE. El inquilino de Palacio se regodea de las denostaciones públicas que realiza en …