JUAN CHÁVEZ. La anunciada reforma electoral de López Obrador, constituye una auténtica puñalada a la Constitución y construir un Instituto Nacional Electoral y un Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, “a modo”.
Serían los pasos últimos que le quedan para consolidar su dictadura.
Que 60 consejeros y magistrados sean electos por el pueblo, con voto secreto y libre, sería la distorsión mortal de la democracia, que quedaría representada por un solo hombre que ha desafiado y expulsado de su proyecto a organismos autónomos.
Algo semejante a lo que Nicolás Maduro ha hecho en Venezuela para perpetuarse en el poder.
Algo como el presidente Vladimir Putin hizo en Rusia: una amplia reforma constitucional que le permita cumplir dos mandatos más presentándose a los “simulados” procesos electorales de 2024 y 2030.
La reforma putiniesca fue avalada en una “votación popular” tipo fast track el 22 de abril de 2021.
En un adelanto a la reforma que anunció presentar después de la consulta de revocación de mandato, AMLO dijo que consejeros del INE y magistrados del TEPJF serían electos por el pueblo de entre 60 candidatos propuestos por los tres poderes de la Unión: 20 del poder Ejecutivo, 20 del Legislativo y 20 del Judicial.
Atentar y desaparecer a las instituciones que mantenían una apropiada y pacífica gobernabilidad del México corrupto, violento, inseguro y rey de la impunidad equivaldría, toda proporción guardada, a una guerra intestina en la que el triunfador sería Morena, para instaurar la nueva “dictadura perfecta”.
Don Mañanero hizo notar que los que saquen más votos, serían presidentes del INE y del TEPJF.
Manipuleo desde Palacio Nacional. No hay de otra.
En la actualidad los consejeros del INE son electos por los votos de dos terceras partes de los diputados federales y los magistrados electorales son electos por dos terceras partes también de los senadores de la República.
Para María Marván, consejera electoral federal entre 2011 y 2019, la propuesta del presidente podría resultar costosa además de que haría aún más complejo el sistema electoral mexicano.
Opinó que “los funcionarios electorales y los magistrados electorales no tienen que asumir que representan a los ciudadanos, su función no es ni puede debe ser representar a la ciudadanía”.
“Su función es, de los consejeros electorales, organizar las elecciones y, de los magistrados electorales, resolver los problemas jurisdiccionales que se crean en el proceso electoral”.
Añadió que sería un “gravísimo error” pensar que avanza la democracia mexicana al llevar estos puestos a elección popular.
Otros piensan que tal propuesta presidencial es una más de sus “alocadas ocurrencias”.
Analizada con detenimiento la propuesta, generaría órganos electorales mucho más politizados y sesgados al gobierno.
Pretender que la autoridad electoral se determine exclusivamente sobre la base de la votación popular crea, peligrosamente, un esquema en el cual el partido mayoritario tenga todos los elementos para eternizarse en el poder.
Obviamente, para que la propuesta presidencial se convierta en realidad sería necesario modificar la Constitución y además que esto ocurriera en un plazo relativamente breve.
Lo que el presidente claramente desea es que Morena se quede con el control de ambos órganos, tanto del INE como del Tribunal.
Y de ser posible, que esto pueda ocurrir antes de las elecciones de 2024.
Obviamente, para que la propuesta presidencial se convierta en realidad sería necesario modificar la Constitución y además que esto ocurriera en un plazo relativamente breve.
Quizás por ello la urgencia de que la iniciativa sea presentada en este mismo periodo ordinario de sesiones.
Por la misma razón que pareciera que la reforma constitucional en materia eléctrica no tiene perspectivas de ser aprobada en los términos que hoy contiene, igualmente la reforma que se propone en materia electoral tampoco tiene ninguna posibilidad.
En este caso, me parece que ninguno de los partidos opositores, ni siquiera el PRI, estaría en disposición de construir un sistema electoral claramente favorable a Morena.
En ese sentido, si el presidente presenta la propuesta, tal y como la describió el martes, lo más probable es que se quede como aspiración.
Lo que se está mostrando con los cambios que hemos visto en la estrategia del gobierno revela un cierto grado de desesperación del presidente.
Pareciera transmitir que percibe que el tiempo se le está escapando y aún necesita construir las condiciones para la permanencia de su proyecto de gobierno.