EL OTRO DATO/ Sigue danza del fentanilo

JUAN CHÁVEZ. Las relaciones entre México y Estados Unidos están jugando a “las quebraditas”.

La cuestión de las drogas es el punto y más la sintética fentanilo que según la Casa Blanca, está matando a cientos de miles de estadounidenses cada año… ¡por sobredosis!

La culpa es de México que las produce con sus intocables cárteles y las “exporta” a la Unión Americana y es también de López Obrador por enviar una carta al mandamás de China para pedirle “chiche” y que frene los embarques de los precursores del fentanilo.

Pero hay algo sustantivo que ni el presidente Biden ni el presidente López tocan: Las drogas, y el fentanilo en especial, cruzan la frontera (eso no se discute), pero no se venden solas.

Allá, no se llaman cárteles ni sicarios. Son Los brokers, grandes, medianos y chicos, que las distribuyen y las comercian entre los consumidores.

¡Es el poco conocido mundo de los “narcos gringos”!

¿Cómo se imagina a un narcotraficante de Estados Unidos?

Para muchos, casi siempre la primera imagen es un personaje de piel morena, con camisa de seda, sombrero, botas vaqueras y joyas ostentosas.

Pero la apariencia de los traficantes estadounidenses es muy distinta.

En general se trata de personas de tez blanca, con ojos azules, vestidos con ropa casual o deportiva.

También hay madres de familia, a veces con hijos pequeños, y muchas veces negociantes o empresarios locales.

Son personas discretas, que no despiertan sospechas de la policía y muchas veces tampoco de sus vecinos o amigos.

El negocio incluye, además, a pandillas locales o delincuentes menores.

Esta es la realidad del narcotráfico en Estados Unidos que revela el libro del periodista Jesús Esquivel.

El documento muestra las redes que distribuyen drogas como marihuana, cocaína, anfetaminas (fentanilo) y heroína en casi todas las ciudades de ese país.

Y a diferencia de la percepción de la mayoría de los estadounidenses, reflejada en los medios de comunicación, el problema no son sólo los carteles mexicanos.

«Una vez que cruzan la frontera las drogas no se venden solas, no se reparten solas», dice el autor a BBC Mundo.

«No es tan fácil como bajar a la frontera, alguien tiene que repartirlas, empaquetarlas, transportarlas».

Y ese «alguien» suelen ser ciudadanos estadounidenses.

El libro de Esquivel describe cómo son aquellos que participan del circuito del narcotráfico en Estados Unidos.

Muchos en América Latina, y en México especialmente, están convencidos de que los verdaderos grandes capos de las drogas se encuentran en Estados Unidos.

Actualmente en el vecino del norte. no existen grandes carteles como los mexicanos o colombianos.

Tampoco, como sucede en Latinoamérica, los traficantes operan para una sola organización.

De hecho los distribuidores locales son independientes, y pueden trabajar con carteles distintos o con varios al mismo tiempo.

El vínculo con las grandes organizaciones de las drogas es comercial, sujeto incluso a las variaciones del mercado.

Sin embargo, las organizaciones mexicanas  son la base central de todas las operaciones del tráfico en Estados Unidos.

«Muchos ni siquiera saben para qué grupo mexicano están trabajando, pero sin los carteles de América Latina y los mexicanos para ser específicos, los narcos gringos no existirían», afirma Esquivel a BBC Mundo.

El verdadero problema radica en la demanda y solucionarla corresponde al gobierno gringo, no al mexicano.

Es claro que si no hay distribución de la “mercancía” por la extraordinaria demanda, ¿para qué producirla…?

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