EL OTRO DATO/ “Mordidas” encarecen vida

JUAN CHÁVEZ. Aparte de que la canasta básica (que es imaginaria, jamás existente), se halla por las nubes, las “mordidas” aumentan los gastos de los mexicanos.

El “entre” en las oficinas burocráticas, por cualquier trámite, es lana que hay que poner a un lado del escritorio del empleado federal, estatal o municipal.

El “entre” a los policías es la más clásica de las “mordidas” y es tradición que no ha podido desterrar de la relación ciudadano autoridad ni la, según él, severa política anticorrupción del gobierno de López Obrador.

Y es que si el limón y el aguacate han generado espantosos incrementos en sus precios, esa alza afecta a todos, menos al inquilino de Palacio Nacional a quien la nación con los dineros del pueblo,

le pagan todo, bienes (alimentos) y servicios (cocineros, recamareros).

Tras la recesión económica, resultado de la pandemia de covid-19 y los altos niveles de inflación, esta cuesta de enero ha sido la más dura en los últimos 21 años.

Los precios de los 21 productos indispensables y de alto consumo para los mexicanos han sufrido el encarecimiento que hace que el adquirir la llamada canasta básica sea un fuerte gasto que pega al bolsillo de los mexicanos.

La dichosa canasta, también en el imaginario colectivo, consta de los siguientes productos que según la Coneval, se utilizan de referencia para considerar una alimentación adecuada para las familias mexicanas por un periodo de una semana:

Aceite, arroz en grano, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile serrano, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo blanco, jitomate, limón, manzana, melón, pan, pasta para sopa, pollo entero, tortilla de maíz y zanahoria.

Además de los productos de higiene como el jabón de tocador y el papel higiénico.

Según datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el precio de la canasta básica en la zona centro del país (Ciudad de México, Edomex, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala) es de $992.35 pesos en supermercados, mientras que en las centrales de abastos su precio es de $724.75, con precios al menudeo.

Pero tal precio, asignado por la Profeco, es un sueño. La realidad es otra, como el encarecimiento de las “mordidas” que vienen a constituir para los corruptos empleados de los gobiernos (policías principalmente) el “empareje” ante las tremebundas alzas de los comestibles.

Para 7 de cada 10 mexicanos, la corrupción creció en el país en los últimos 3 años.

Según el Barómetro Global de Corrupción, en los tres años del gobierno de la autodenominada cuarta transformación la ilícita acción de servidores públicos contra la sociedad ha crecido 31%.

La policía y los partidos políticos encabezan la lista de entes públicos más corruptos.

Legisladores, el sistema educativo, las organizaciones religiosas, el sector privado, el Ejército y hasta los medios de comunicación empeoran su imagen ante los mexicanos.

En la última consulta de Barómetro Global, 33% de los mexicanos admitió haber dado mordida o soborno en los últimos 12 meses en 8 servicios considerados en la encuesta: policía, sistema judicial, educación y atención médica, principalmente), indicador que por desgracia sigue al alza.

Para 52% de los mexicanos que admitieron pagar sobornos lo hicieron para acelerar un servicio y 34% porque era la única manera de obtenerlo. Un 5% dijo que era una forma de gratitud por lo obtenido. Una propina pues, en este último caso. De cualquier forma seguimos bien jodidos, ¿no?

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