JUAN CHÁVEZ
(Día de la Bandera.- Oh santa Bandera/de heroicos carmines/ suben a la gloria/ de tus tafetanes… Canto con el que rendíamos homenaje a nuestro Pendón en la escuela primaria José María Pino Suárez (1943).
Se esperaba que en el gobierno de Claudia Sheinbaum, se metiera frenos en el avance de los militares en la administración pública federal.
Se está dando lo contrario. Es decir, el carácter empresarial que AMLO inyecto a los militares, sigue engrandeciéndose.
El avance del militarismo con la Presidenta, es silencio. No hace aspavientos, como lo hacía el habitante de La Chingada, en Palenque.
Parece que nos estamos rindiendo ante el militarismo, el cual sigue avanzando de manera contundente y silenciosa, sin mucha resistencia en los medios ni en la sociedad civil.
Sheinbaum anunció que la construcción del tren que conectará la CDMX con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) pasará a manos de los ingenieros militares debido a los retrasos del concesionario original.
La semana pasada salió a la luz la noticia que deja ver cómo, en el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, el militarismo sigue avanzando a un ritmo vertiginoso.
La Jornada publicó una entrevista con el general Javier Sandoval Dueñas, subjefe de Doctrina Militar del Estado Mayor Conjunto de la Defensa. El mando militar reconoció que la secretaría de la Defensa Nacional ha retomado la Ley de Seguridad Interior para diseñar una nueva legislación “que permita, ya con la Guardia Nacional integrada a la Defensa Nacional, presentar una propuesta de legislación acorde a las necesidades actuales”.
La Ley de Seguridad Interior original se aprobó en 2017 con impulso del entonces presidente Peña Nieto y con la incidencia del entonces secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos.
Morena, en ese entonces, se opuso fervientemente y la Suprema Corte tumbó la ley en 2018 por considerar que ampliaba de manera indebida las facultades y el margen de actuación de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, sin establecer límites claros.
Desconozco si el proyecto legislativo para revivir esa ley que, según La Jornada, “preparó” la Sedena es la iniciativa de Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que ya se está discutiendo en la Cámara de Diputados, o si se tratará de otra legislación aparte.
Sin embargo, destaco tres aspectos relevantes de esta noticia. Primero, antes, era poco común que funcionarios castrenses concedieran entrevistas a medios. La comunicación de las Fuerzas Armadas, en general, se gestionaba por medio de los secretarios de Marina y Defensa junto con las vocerías de ambas instituciones.
Hoy, llama la atención que un elemento militar de alto rango le conceda una entrevista a un medio y no a cualquiera, sino al periódico predilecto del oficialismo, lo cual muestra que la entrevista se gestionó con el visto buena de la Presidencia.
También pudo ser que los militares actuaron por cuenta propia sin visto bueno del Ejecutivo y aun así se sintieron empoderados para revelar al medio oficialista que ahora son legisladores.
Yo me inclino por la primera opción. Sin embargo, lo importante es destacar que el Ejército nunca dejó de operar políticamente e incidir legislativamente a favor de sus intereses, pero lo hacía de manera discreta.
Ahora, su participación política ha alcanzado un nuevo nivel, en el que las Fuerzas Armadas se sienten cómodas no sólo incidiendo en el Congreso, sino directamente diseñando una legislación y, por si fuera poco, presumiendo esa legislación en la esfera pública.
Además, llama la atención que el personaje que concedió la entrevista a La Jornada sea nada más y nada menos que uno de los encargados de diseñar y proteger la doctrina militar del Ejército mexicano. Es decir, un ideólogo de las Fuerzas Armadas está diseñando una ley que definirá el rumbo de la seguridad pública en México. A ese grado hemos llegado.