EL OTRO DATO/ La debacle, inestabilidad y crimen (IV/V)

JUAN CHÁVEZ. Por primera vez en su historia el Partido Revolucionario Institucional, hasta entonces hegemónico, perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y comenzó así una nueva etapa de gobierno sin mayoría o “gobierno dividido”, en el que el titular del Poder Ejecutivo no dispondrá para gobernar de la mayoría parlamentaria de su mismo partido, por lo que toda nueva legislación tendrá que ser negociada por el mandatario o los diputados de su partido con los diputados de oposición y ya no será posible el acostumbrado “mayoriteo”.

Ante la ausencia de una mayoría parlamentaria que instaure la gobernabilidad de la Cámara, los grupos parlamentarios de los partidos de oposición hicieron un frente común para acordar con los del PRI nuevas reglas para manejar esta situación plural que por primera vez se registró en la Cámara de Diputados. Inclusive los diputados priistas amagaron con un golpe constitucional para que la Cámara no se integrara, no presentándose el grupo del PRI a la apertura de sesiones.

Finalmente, los grupos de oposición lograron que la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política se constituyera en el órgano de gobierno de la Cámara en sustitución de la Gran Comisión.

Fue así como Porfirio Muñoz Ledo fue elegido como presidente de la Cámara, respondió el III Informe de Gobierno del presidente Ernesto Zedillo y terminó su breve intervención recordándole al Presidente que el cambio democrático se sintetiza en la mutación “del súbdito en ciudadano», y evocar las palabras de la justicia mayor de Aragón ante el monarca: “Cada uno de nosotros somos tanto como vos, y todos juntos valemos más que vos».

Una de las primeras decisiones de la nueva legislatura fue la de instalar tableros electrónicos para agilizar y hacer públicas las votaciones nominales de los asuntos votados por el pleno. Se inició así una nueva etapa de pluralismo parlamentario.

En el Senado, el PRI perdió también la mayoría calificada necesaria para aprobar reformas a la Constitución: tuvo 77 de los 128 senadores (60%).

En cuanto a la elección para el cargo del gobierno de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) obtuvo el 48.11% de los votos; los otros candidatos, Alfredo del Mazo (PRI), el 25.59%; y Carlos Castillo Peraza (PAN), 15.53%.

Cuauhtémoc Cárdenas  se mantuvo en el cargo hasta 1999, en que se lanzó por segunda vez como candidato a la Presidencia.

Reconoció la victoria de Vicente Fox a los pocos minutos de que el IFE dio a conocer el conteo de votos en las elecciones del 2000.

Debacle del PRI inició en 1997

Por primera vez en su historia el Partido Revolucionario Institucional, hasta entonces hegemónico, perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y comenzó así una nueva etapa de gobierno sin mayoría o “gobierno dividido”, en el que el titular del Poder Ejecutivo no dispondrá para gobernar de la mayoría parlamentaria de su mismo partido, por lo que toda nueva legislación tendrá que ser negociada por el mandatario o los diputados de su partido con los diputados de oposición y ya no será posible el acostumbrado “mayoriteo”.

Ante la ausencia de una mayoría parlamentaria que instaure la gobernabilidad de la Cámara, los grupos parlamentarios de los partidos de oposición hicieron un frente común para acordar con los del PRI nuevas reglas para manejar esta situación plural que por primera vez se registró en la Cámara de Diputados. Inclusive los diputados priistas amagaron con un golpe constitucional para que la Cámara no se integrara, no presentándose el grupo del PRI a la apertura de sesiones.

Finalmente, los grupos de oposición lograron que la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política se constituyera en el órgano de gobierno de la Cámara en sustitución de la Gran Comisión.

Fue así como Porfirio Muñoz Ledo fue elegido como presidente de la Cámara, respondió el III Informe de Gobierno del presidente Ernesto Zedillo y terminó su breve intervención recordándole al Presidente que el cambio democrático se sintetiza en la mutación “del súbdito en ciudadano», y evocar las palabras de la justicia mayor de Aragón ante el monarca: “Cada uno de nosotros somos tanto como vos, y todos juntos valemos más que vos».

Una de las primeras decisiones de la nueva legislatura fue la de instalar tableros electrónicos para agilizar y hacer públicas las votaciones nominales de los asuntos votados por el pleno. Se inició así una nueva etapa de pluralismo parlamentario.

En el Senado, el PRI perdió también la mayoría calificada necesaria para aprobar reformas a la Constitución: tuvo 77 de los 128 senadores (60%).

En cuanto a la elección para el cargo del gobierno de la Ciudad de México, Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) obtuvo el 48.11% de los votos; los otros candidatos, Alfredo del Mazo (PRI), el 25.59%; y Carlos Castillo Peraza (PAN), 15.53%.

Cuauhtémoc Cárdenas  se mantuvo en el cargo hasta 1999, en que se lanzó por segunda vez como candidato a la Presidencia.

Reconoció la victoria de Vicente Fox a los pocos minutos de que el IFE dio a conocer el conteo de votos en las elecciones del 2000.

PRI, la inestabilidad y el crimen

En sus vivencias, cerca de los hombres del poder, El Cachuchas resume la funesta corrupción que desde la fundación misma del PRI como PNR en 1929, labró la catástrofe y la ruina del Partido Revolucionario Institucional en las elecciones de 1 de julio de 2018.

El PRI, 71 años dominando México, ha definido la historia contemporánea de México al mantenerse en el Gobierno desde su fundación en 1929 hasta el triunfo de Vicente Fox en el 2000. Lo que nació como un proyecto revolucionario que buscaba reestructurar la sociedad mexicana se convirtió en un sistema de partido hegemónico en el que la concentración del poder, las prácticas autoritarias y la corrupción dieron forma a un sistema popularmente conocido como la “dictadura perfecta”.

Oficialmente, México es considerado una de las democracias más longevas del mundo. A diferencia del resto de Latinoamérica —cuya historia reciente está marcada por los conflictos armados, las guerras civiles y las dictaduras militares—, desde 1930, todos los presidentes mexicanos han concluido sus mandatos tras los seis años correspondientes y sin posibilidad de reelección. Tampoco se ha dado desde entonces ningún golpe de Estado militar y, hasta la actualidad, la Constitución de 1917 se ha mantenido vigente otorgando al país una estabilidad institucional que destaca, sobre todo, al compararse con los demás países de la región.

Sin embargo, la realidad política mexicana a lo largo del siglo XX ha llevado al cuestionamiento generalizado de la calidad democrática del país. La permanencia en el Gobierno del Partido Revolucionario Institucional durante 71 años dio lugar a lo que el politólogo Giovanni Sartori llamaría un “sistema de partido hegemónico”, en el cual el pluralismo político y la participación se ven limitados por la monopolización del poder. En 1990, Mario Vargas Llosa calificaría al sistema mexicano como una “dictadura perfecta” caracterizada por “la permanencia; no de un hombre, pero sí de un partido que es inamovible”.

El Partido Revolucionario Institucional ocupó de forma ininterrumpida prácticamente todas las instituciones políticas de México entre los años 1930 y 2000, centralizando el poder en todos los niveles de gobierno. Las decisiones políticas del partido determinaron el curso de la economía y la sociedad del país a lo largo del siglo XX, por lo que hasta la actualidad siguen presentes en la sociedad mexicana vestigios importantes de esta “dictadura perfecta”.

La legitimidad del PRI ha variado a través del tiempo: lo que en un principio se percibía como un proyecto revolucionario que concentraba en su ideario los intereses de una gran parte de la población, evolucionó, dando lugar a un partido autoritario cuya integridad se deshacía tras cada episodio de represión, fraude electoral y corrupción.

Gracias al crecimiento de la desconfianza, desde 1980 el PRI comenzó a perder puestos de poder progresivamente, llegando, en el 2000, a su derrota en las elecciones presidenciales frente al candidato del Partido Acción Nacional, Vicente Fox. Desde entonces ha formado parte de la oposición, a excepción del sexenio entre 2012 y 2018, cuando el PRI volvió al Gobierno con Enrique Peña Nieto como Presidente.

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