EL OTRO DATO/ ¡Aguas con el cólera!

JUAN CHÁVEZ. En agosto de 1991 las autoridades sanitarias de México detectaron  327 casos de cólera, epidemia que oficialmente había  provocado ya tres muertos en el país.

La enfermedad fue localizada en dos zonas distantes entre sí: por un lado, en una extensa área que afectó a los estados de México, Hidalgo y Puebla, en el interior del país, y, por otro, en Chiapas, junto a la frontera de Guatemala.

Al parecer, no hubo ningún extranjero entre las personas que padecieron la epidemia.

El subsecretario mexicano de Salud, Jesús Kumaate, en aquel tiempo, dijo que además de los casos detectados existió  un número indeterminado de personas que padecieron brotes diarreicos y a las que se controló para averiguar si estuvieron contagiados.

Hoy apareció la amenaza de que el cólera vuelva brotar en tierras mexicanas.

Después de más de tres años, Haití reportó la semana pasada un brote de cólera justo cuando el país estaba a punto de ser declarado libre de esa enfermedad.

Hasta el 9 de octubre, las autoridades haitianas  confirmaron 32 casos y 18 muertes, así como más de 260 casos sospechosos en los alrededores de la capital, Puerto Príncipe.

Es probable que los casos sean mucho más altos que las cifras reportadas, dado que la escalada de violencia callejera y la actividad criminal limitan el acceso y la movilidad en las zonas afectadas.

En 1991 México anunció como una de las causas del cólera el consumo de agua de los ríos. Los 50 casos detectados en el estado de Chiapas, en su mayoría jornaleros de explotaciones bananeras, tuvieron su origen en el río Suchiate, fronterizo entre México y Guatemala.

México externó entonces las medidas sanitarias en los campamentos de refugiados guatemaltecos asentados en el sureste del país y  convocó a una reunión de urgencia en Tapachula al más alto nivel sanitario entre representantes de los dos países fronterizos.

Pero además, el país previno a la población de no tomar agua directamente de los grifos y pidió a la población hervirla durante 15 minutos, para ser bebida o utilizada en los alimentos.

No obstante, aparecieron un gran número de contagiados y surgió, para bien de la salud de los habitantes, el agua embotellada… aunque ya se consumía la de la afamada marca Electropura.

Desde entonces, alrededor de la mitad del agua que se  consume tiene su origen en  pequeñas purificadoras que surgieron como las lecherías de los años 30 del siglo pasado: una purficadora en la esquina de las casas.

En la actualidad, existen más de 15 mil pequeñas purificadoras, además de unas 10 grandes empresas que la distribuyen en el país.

De cualquier forma, no se está a salvo de que el cólera regrese al país como epidemia. Hay que asumir medidas parecidas a las que la secretaría de Salud recomendó para “torear” al covid-19. Sobre todo, es necesario lavarse las manos con frecuencia y no beber agua si no está purificada.

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